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El 28 de mayo nos recuerda el fallecimiento del Maestro Emilio Cano

El 24 de mayo del pasado año enviaba dos artículos a esta revista, uno recordando a Manolo Portal y otro con algunas efemérides musicales. Cometí un error inexcusable omitiendo dos fechas relacionadas con mi propia familia. Mi padre había nacido en mayo y mi abuelo también murió ese mes.

D. Emilio Cano García-Antón, -mi abuelo-, nació el 24 de agosto de 1886, era nieto de D. Basilio García-Antón, quien allá por 1856-57 fundase la primera agrupación musical en nuestro pueblo. En esa fecha llegó a Membrilla desde Campo de Criptana como maestro de primera enseñanza y era natural de Illana (Guadalajara).

Emilio no pudo recibir las primeras nociones musicales de su abuelo porque este murió cuando apenas tenía cuatro años y todo hace suponer que lo formara su hermano mayor, Basilio1, ya que su padre, Andrés, no fue músico.

Los muros del desaparecido palacete de la casa de la obra -hacienda familiar de Dª Dolores Figueroa, esposa de Batisttini- fueron testigos de cómo los hermanos Basilio y Emilio Cano recibían clases de Sofía, pianista acompañante de Batisttini durante algunas temporadas. Andrés Cano y sus hijos eran los carpinteros de esta casa, y Sofía, sabedora de la vocación musical de los hermanos, de su participación en los grupos de la época y de las facultades del pequeño Emilio, propuso allá por 1899 o 1900 llevarlo a Roma para estudiar una carrera musical, pero la tradición familiar paterna aconsejaba continuar con su otra profesión. Así lo contaba muchas veces Francisco Blanco2 a su yerno Manuel Villalta3 mientras hacían cálculos sobre el futuro que hubiera deparado al maestro si con 13 o 14 años hubiera estudiado música nada menos que protegido por el gran barítono italiano.

Dadas las circunstancias Emilio sabía que su futuro como músico dependía de él mismo; por eso, y sin abandonar su profesión de carpintero, continuó estudiando por correspondencia y de manera autodidacta.

El primer Cano como director de la banda en Membrilla fue su hermano Basilio y a los dos años de la muerte de éste le sucedió Emilio en 1923. Durante diez años consolidó una magnífica banda y debido a su formación consiguió ingresar por primera vez en el recientemente creado Cuerpo Nacional de Directores de Bandas Civiles el 1 de junio de 1933. El sueño de Emilio se había hecho realidad, pero un despiste administrativo, un problema burocrático o tal vez político, hizo que la documentación que acreditaba ese nombramiento se extraviase.

Resignado, o no, continúa en Membrilla su labor musical que no solo consiste en formar músicos y dirigir la banda, también compone algunas obras y aconseja e instruye a los numerosos aficionados a la guitarra, que no saben solfeo, para que puedan tocar junto a trompetas, flautas o saxofones instrumentando muchas piezas bailables. Así consta en varios manuscritos en los que indica la correspondencia entre las notas que deben dar algunos instrumentos de viento respecto a las cuerdas de la guitarra, normas de afinación etc. No dejan de ser conocimientos teóricos bastante elementales para los músicos actuales, pero en aquellos años la única persona con formación en teoría y armonía era él. Esto servía para facilitar la integración de varias familias de instrumentos en algunas orquestinas durante los Desposorios, carnavales o incluso durante los zurras domingueros, donde amigos que eran músicos se reunían y les apetecía tocar para divertirse; gracias a él lograban entenderse los que sabían leer una partitura y los que tocaban “de oído”.

Los años pasaban y el maestro tenía ya 67 años. Su hijo Basilio le contó en una ocasión a D. Eduardo Villegas4 la situación de su padre y lo ocurrido en 1933; este hizo indagaciones y aconsejó los pasos a seguir para reclamar su condición como director de bandas civiles y así en el Boletín Oficial del Estado de 8 de febrero de 1954 y después del recurso de alzada interpuesto ante una orden de 23 de julio del año anterior, mi abuelo y otros 38 directores, reingresan en el Cuerpo de Directores de Bandas Civiles.

 

Membrilla no tenía entre sus funcionarios contemplada la plaza de director de la banda, por lo que el maestro no puede perder tiempo si quiere concursar en alguna localidad y ya cuenta con 68 años. Después de 32 al frente de su banda en su pueblo solicitó la plaza en El Viso del Marqués que estaba vacante. En enero de 1954, el ayuntamiento de esa localidad había solicitado la extinción de la misma y la banda prácticamente no existía, pero algo debió ocurrir porque la solicitud del ayuntamiento nunca llegó a su destino y la plaza no estaba extinguida.

Le fue adjudicada el 28 de diciembre de 1954, tomando posesión en enero de 1955 y dejando en su puesto como director en Membrilla a su sobrino D. Andrés Crespo Cano. Fijó allí su residencia junto a su esposa y las hijas solteras; tenía 69 años.

El escritor y cronista de aquella villa D. José Muñoz del Campo, y músico en aquellos años, escribía en su revista titulada No solo de pan vive el hombre el 23 de enero de 1961, un artículo dedicado a la cultura y dentro de el a la banda de música. Dice textualmente:

"…al ayuntamiento casi le coge por sorpresa, creían extinguida la plaza, pero se publicó como vacante en el boletín correspondiente. Cuando el maestro Cano se hace cargo de la dirección en 1955 y tras varios años sin banda, los instrumentos estaban llenos de telarañas y polvo en un camarote y los músicos no se acordaban ni de la posición del si bemol en su instrumento, pero el espíritu de lucha, el entusiasmo y la capacidad de aquel vejete simpático y cariñoso, hizo algo parecido a un milagro. En apenas medio año tuvimos banda de música; ya no éramos los 28 de los años 40, pero sí 18 perfectamente uniformados por el ayuntamiento y sujetos a una disciplina impuesta cariñosamente por el director, para el que conservamos un grato recuerdo tanto los músicos como el pueblo en general.

Muchas fueron las causas que acabaron con el estado de auge; la crisis y la emigración a otras ciudades se llevaron por delante a los mejores elementos que disponía la banda. De momento no se notaba mucho debido a la incorporación de nuevos educandos5, pero todo empezó a tambalearse cuando empeoró el delicado estado de salud del maestro unido a la lucha con las autoridades por el bien de su banda y por conseguir la pensión de jubilación. Y así, en junio de 1958, D. Emilio Cano renunciaba al cargo de director y el ayuntamiento firmaba la sentencia de muerte de la banda acordando anular -por segunda vez y ahora sí lo consiguió- la plaza de director de la misma."

De regreso a su Membrilla natal se dedicó a disfrutar de su música y sus músicos mientras la salud se iba deteriorando. Era invitado en varias ocasiones por su sobrino Andrés para dirigir la banda y supervisaba los ensayos con el consiguiente nerviosismo de todos los presentes. Pudo acabar su labor docente enseñando a sus nietos, hijos de sobrinos o amigos de sus hijos, pero su marcada y conocida exigencia hizo que no todos se prestasen a ello; su sobrino Andrés era más dinámico a la vez que más joven y era preferido por los educandos; yo si lo hice -no tenía alternativa- pero no me arrepiento y estoy orgulloso de haber sido su último alumno.

El Maestro Emilio murió el 28 de mayo de 1966 a los 80 años. La noticia fue publicada en el Boletín del Colegio Oficial de Directores de Bandas Civiles en su edición de julio. Le dieron su último adiós musical las bandas de Membrilla y Manzanares interpretando también por última vez la marcha fúnebre que compuso a su primera esposa6. Aunque la semilla había muerto el fruto quedaba patente en una larga estirpe de 45 músicos entre los que se encuentran hijos, nietos, biznietos, sobrinos y descendientes de ellos, siendo el último a fecha de hoy su tataranieto Gael7, fiel continuador de la quinta dinastía Cano y que a sus ocho años es una gran promesa con el trombón de varas.

 

NOTAS

1 Basilio Cano García-Antón, padre de Alonso el carpintero
2 Francisco Blanco Núñez era vecino de la “Casa de la obra” y trabajó en ella desde pequeño.
3 Manuel Villalta Roncero, “Manolo el del bar”. Su suegro le contaba las conversaciones con el Maestro Emilio cuando este realizaba tareas de carpintería en la vivienda de la citada casa.
4 D. Eduardo Villegas Herrera, abogado, primo de D. León Herrera Esteban. Vinculado a la Casa del Marqués de Navasequilla. Globalcaja se encuentra hoy en este edificio. Los Cano eran los carpinteros de la casa.
5 Educando: alumno, persona que se está educando. Así se conocían a los aprendices de músicos.
6 Mi abuelo enviudó de Carmen, su primera esposa. Compuso en su memoria la marcha “Hágase tu voluntad”. Después de ser tocada en el entierro de éste el 29 de mayo de 1966 no se han podido recuperar las partituras.
7 Gael es hijo de Rafael Cano, nieto de Paco Cano, biznieto de Rafael Cano y tataranieto del Maestro Emilio Cano


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