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Día del Corpus Christi. Apertura de la temporada de conciertos en el kiosco del Espino

Así comenzaba el verano para los músicos de Membrilla hasta 1970, y es difícil saber desde cuándo.

En el contrato anual que el Director suscribía con el Ayuntamiento, algunas de las actuaciones especificadas eran:

* PROCESIÓN DEL CORPUS CHRISTI

* CONCIERTOS DESDE EL CORPUS, Y TODOS LOS DOMINGOS Y FESTIVOS HASTA EL LUNES DE DESPOSORIOS.

A partir de 1970 y hasta 1974 fueron eliminados algunos conciertos.

Estos se celebraban (como muchos recordarán) durante la tarde-noche en el antiguo templete del Espino, conocido popularmente como el kiosco de la música. Horas antes, y con bastante calor, se bajaban las sillas y los atriles que se guardaban en  casa de la santera de la ermita; la barandilla era cubierta con la “bambalina”, que era una larga tela con los colores de la bandera de España; todo ello a cargo de los músicos más jóvenes y “los chicos de las sillas”. Había una excepción, el 18 de julio, que se hacía por la mañana en el salón pequeño de la Sociedad Cultural La Protectora. Además, el 25 de julio, día de Santiago, y el 15 de agosto, día de San Roque, se hacía “doblete”, ya que después de cenar el público regresaba al Espino y se daba otro.

Estos conciertos servían para amenizar el ambiente durante los paseos por nuestro parque y las visitas a la ermita, pero no contaban con un público acomodado en sillas como estamos acostumbrados ahora. Tanto es así, que no hay ninguna fotografía de estos conciertos. También es justo apuntar que cuando en 1971 se redujeron a 6 o 7, el público los echaba de menos.

Los más aficionados o los familiares y novias de los músicos ocupaban las “poyatas” más cercanas al kiosco esperando el descanso, tomar un refresco, y volver a escuchar la segunda parte.

Mi primer año como músico fue 1967. El Corpus fue el 25 de mayo. Desde este día y hasta el lunes de Desposorios que fue el 11 de septiembre se dieron 22 conciertos.

Los músicos actuales se preguntarán: ¿Cómo? Sí, 22 conciertos solo durante el verano.

Actualmente, y según nos tienen acostumbradas nuestras bandas, serían necesarias más de100 obras, pero entonces no era posible y lo que se hacía era preparar 30 o 40 y se iban mezclando cada domingo y cada año.

Era tradicional comenzar y acabar con un pasodoble y como obras centrales se tocaban valses, selecciones o fragmentos de zarzuelas, poemas sinfónicos, mazurcas, etc.

Eran frecuentes los pasodobles Camino de Rosas, Ayamonte, Por la Puerta Grande, Gloria al Trabajo, Con el Alma, Fiel, La Gracia de Dios, Puentearéas, Pepita Greus, Churrumbelerías, Rodríguez Miguel, Filigrana, Sangre de Artista, El Ultimo Brindis, Fiesta en la Caleta, Torre del Oro, El Soberano y Sánchez Asensio. También eran típicos los valses Carmen Silva, Olas del Danubio y Sobre las Olas.

Los fragmentos de zarzuelas pertenecían a La del Soto del Parral y a La Leyenda del Beso, y como obras principales La Rosa del Azafrán, Los Gavilanes, Una Noche en Calatayud, En un Mercado Persa, La Gran Vía, El Barberillo de Lavapiés, La del Manojo de Rosas, Katiuska, El Sitio de Zaragoza y Caballería Ligera.

No olvido la procesión del Corpus Christi que se hacía en jueves por la mañana y que era considerada como acto oficial. Durante el recorrido solo se tocaban dos o tres marchas, entre ellas Triunfal y Sacris, ambas inspiradas en motivos Eucarísticos o del Tantun Ergo.

Demasiado trabajo para un director y 24 o 26 músicos con una limitada formación y una escasa remuneración, pero con una enorme ilusión y la responsabilidad suficiente para comprender que la presencia de la banda era parte indispensable en la vida cotidiana de aquella sociedad.


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