El 4 de octubre de 1975 moría el sacerdote que fue maestro de capilla de la Catedral de Ciudad Real y compositor de múltiples obras sacras D. Salomón Buitrago Gamero.
En varias ocasiones me habló de él nuestro querido D. Pedro Roncero, pues en la mayoría de nuestras conversaciones es inevitable terminar hablando de música. Me contaba que la primera misa que conoció en castellano la escribió D. Salomón en 1934, pues la mayoría de las misas como género musical estaban escritas en latín.
Por medio D. Luís Sevilla, otro de nuestros sacerdotes, el destino hizo que en 2017 llegase a mis manos uno de los pocos manuscritos de aquella primera en castellano bajo el título Misa Dominical de las Juventudes Católicas de la Diócesis Priorato de Ciudad Real para realizar una transcripción de la partitura de órgano y voces a instrumentos de viento.
Hace apenas unos días en conversación telefónica con D. Pedro me asombró que recordase el Yo Confieso que proseguía al Introito, incluso me cantó una estrofa, ¡asombroso! Las circunstancias personales sobrevenidas hicieron que yo no haya terminado la instrumentación, otra tarea pendiente.
Eso no impidió que me interesara con más detalle por las obras de este sacerdote que celebró su primera misa el 24 de septiembre de 1912 en Malagón. Entre ellas, además de composiciones religiosas, destacan tratados con carácter docente y diversas investigaciones sobre el folclore manchego.
En el libro de Vicente Castellanos Gómez: La Literatura Musical de Salomón Buitrago, he encontrado las más hermosas reflexiones sobre la música a nivel social, educativo y humano, haciendo comparaciones con lo innato del cuerpo humano o los cimientos de una casa y la naturaleza y desarrollo de una obra musical, así como lo necesaria para el ser humano ”porque la música habla a cada hombre, a cada mujer, a cada niño ya sea humilde, rico, pobre, feliz o desdichado, la música es poesía expresada por notas en lugar de palabras”.
D. Pedro lo recuerda como su profesor de música en el seminario y gran organista, también dirigió el Orfeón Manchego entre 1929 y1936.
Sin duda el legado histórico de D. Salomón es digno de ser estudiado por cualquier amante de la música en sus diversos géneros.
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También el mes de octubre nos recuerda que hace dos años nos visitaba por última vez el desaparecido General D. Francisco Grau Vegara. Muchos recordarán que fue durante el concierto que ofreció la Asociación Musical Maestro Emilio Cano con motivo del día de la Hispanidad, durante el cual se estrenó la marcha Al Comisario Sánchez, siendo nuestro pueblo testigo por cuarta vez de lo bien que se adaptaban los músicos bajo su batuta.
No será fácil encontrar un reconocimiento que englobe la trayectoria musical de esta persona que tuvo sobrada inteligencia, conocimiento y empeño para situar a la música en el puesto que le correspondía dentro del ámbito militar.
En alguna ocasión, su amigo y también General Menchén ha dicho que sus conciertos “nos sabían a poco, se quedaban cortos” y es cierto, decía el Maestro que con música sencilla, popular, un pasodoble o una marcha militar “elevadas a la categoría de sinfónicas”, es fácil llegar al corazón del público.
El pasado día 3, Gloria, su viuda, su “Dama Manchega”, me enviaba un abrazo para Membrilla y en especial para todo el colectivo musical.
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También destacamos entre otras efemérides de octubre, que el día 10 de 1813 nacía Giuseppe Verdi; el 12 de 1935 lo hacía Luciano Pavarotti; el mismo día, pero en 1956 fallecía Lorenzo Perossi, cuya misa Te Deum Laudamos, tantas veces interpretó nuestro coro parroquial en los años 50; el 20 de 1821 nació Emilio Arrieta, compositor español autor entre otras obras de Marina; el 22 de 1811 nacía Franz List, el más notable pianista que ha dado la música; el 25 de 1960 falleció José Padilla, autor de el Relicario y la Violetera y el 29 de 1932 moría Reveriano Soutullo, coautor con Juan Vert, de obras tan conocidas como la Leyenda del Beso y la del Soto del Parral.