En los programas de mano que se reparten durante los conciertos de las orquestas sinfónicas, es costumbre incluir la plantilla de sus componentes ordenados por cuerdas.
En junio de 1983, María Jesús y yo nos encontrábamos en Granada para asistir al XXXII Festival Internacional de Música y Danza, el programa era prácticamente un libro con 285 páginas que anunciaba los 17 intensos días en los que podías encontrar conferencias, conciertos de cámara, sinfónicos, ballet, recitales de órgano etc. así como el nombre de todos los artistas que participaban, incluida alguna biografía.
Me detuve leyendo la composición de la Orquesta Filarmónica de Londres, de Holanda, Virtuosos de Moscú y, como no, de la Orquesta Nacional de España. Empecé al revés porque conocía a varios profesores y que, dicho sea de paso, gracias a uno de ellos, D. Daniel González Mellado, estábamos allí; primero la percusión, tuba, trombones, trompas, trompetas, y así hasta llegar a los violines donde solo conocía al concertino D. Víctor Martín. Continué leyendo y me llamó la atención un violín segundo, Santiago Crespo Antón, y como le ocurriría a cualquier membrillato, su nombre y primer apellido me recordó al de varias personas de mi pueblo; coincidencias, pensé. Solo fue un “flash” que ni siquiera comenté con María Jesús, pero el destino hizo que pronto supiera algo más de este músico.
Pasados cuatro años Santiago se jubiló, y durante las palabras de despedida a sus compañeros, reveló que sus raíces eran manchegas, concretamente de Membrilla, aunque pasado escasamente un año la familia se trasladó a Madrid. Así me lo contaba Daniel, natural de Manzanares, en uno de los últimos conciertos que la ONE ofreció en el Teatro Real antes de ser restaurado en 1988.
Cuando llegué a casa lo comenté con mi familia, y Joaquina, mi suegra, que tenía una memoria impresionante, dijo: “ese hombre debe ser nieto de Dña. Jacoba la maestra, hijo de su hija Purita que se casó con el hijo de Santiago “el apañao”. Esto se lo había oído contar a “la tía Tomasa” que fue alumna suya desde 1907.
A partir de aquel día sentí una gran curiosidad por conocer a Santiago, pero una vez jubilado de la ONE no era fácil. Daniel me contaba que ganó la oposición en la orquesta con una edad avanzada, aunque estuvo contratado en varias temporadas, así como su virtuosismo con el saxo tenor, instrumento con el que se ganó la vida cuando no había trabajo con el violín.
El pequeño grupo que acudíamos los domingos al Real, continuamos haciéndolo al recién estrenado Auditorio Nacional. Una mañana, en la cafetería, Daniel me dijo: “el último que hay en la barra por la izquierda es Santiago Crespo, sigue viniendo a escucharnos todas las semanas, ahora te lo presento”. En ese momento sonaron los avisos por megafonía, nos despedimos de Daniel que debía acudir al escenario y cuando volví la cabeza Santiago ya había pasado a ocupar su localidad, lo perdí de vista y no volví a coincidir con él.
Han pasado muchos años durante los cuales he tratado de obtener más datos de Santiago a través de sus lejanos parientes en Membrilla. Los más jóvenes recuerdan decir a sus abuelos que tenían un primo músico en Madrid, pero poco más.
Una de las muchas tareas pendientes que tenía llegada mi jubilación era investigar sobre este músico.
Nació el 1 de abril de 1914, probablemente en el nº 9 de la calle del Toril, ahora Cervantes, donde vivían los abuelos; hijo de Juan Crespo y Purificación Antón, casados en Membrilla en 1909. Purita, como se conocía a su madre, era hija de Dña. Jacoba, maestra de “primera enseñanza”. Debido a la destrucción en 1936 de los archivos del Juzgado y de la Parroquia, no existe inscripción del nacimiento de Santiago o posiblemente fue inscrito nuevamente en Madrid donde se había trasladado su familia, pues así consta en su certificado de defunción.
A los diez años era un niño prodigio del violín, así lo afirmaba la revista Blanco y Negro en 1924, pero debido a las pocas plazas ofertadas en las escasas orquestas sinfónicas españolas, dedicó gran parte de su vida a tocar el saxofón en diferentes salas de baile y en circos importantes con algunas de las orquestas más afamadas del momento, entre ellas las de Raúl Abril y Martín de la Rosa.
También destacó en el ámbito de la composición; sus obras eran interpretadas por muchas orquestas haciéndose muy popular “Ébano Swing” y en la SGAE aparecen registradas diez de sus canciones.
Debió ser un músico reconocido en el ámbito sinfónico ya que aparece como contratado en la ONE antes de obtener la plaza ofertada en el BOE de 18 de septiembre de 1975.
Murió a las seis horas del veintisiete de julio de 1995 en un hospital de Madrid.
Tratando de conocer más datos, he contactado por teléfono con muchas personas llamadas Juan o Santiago Crespo de toda España buscando hijos o nietos, y he de confesar que con poca fortuna.
Ojalá y este artículo llegue a manos de algún familiar cercano y se ponga en contacto conmigo o con la revista digital www.membrilla.com, así podremos ahondar más en la vida artística de este “membrillato desconocido”.
Fuentes consultadas:
*Revista Blanco y Negro
*Boletín Oficial Del Estado
*Hemeroteca Nacional, Biblioteca Digital Hispánica
*Archivo de la Sociedad de Conciertos de Alicante
*Índice Parroquial
*Registro Civil de Madrid
*Archivo personal