Curioso baile de “ceros y doses” que nos recuerda aquel 24 de diciembre de 1818 en que fue interpretada por primera vez la canción de Navidad más famosa del mundo, “Noche de Paz”, el villancico más popular de todos los tiempos.
Su propio nombre nos indica que el villancico es una canción de villa, de pueblos, que servía para registrar de algún modo la vida cotidiana de los mismos. Todo apunta a que surgió por el siglo XIII difundiéndose en España en el XV y XVI y más tarde en Latinoamérica en el XVII.
Después de muchas transformaciones, en el siglo XIX se consolidó como canción de Navidad ya que el tema principal de la letra era la Virgen María, el niño Jesús, San José, el portal de Belén, los pastores, la estrella y los Reyes Magos.
Curiosamente no se conoce a los autores de los villancicos más populares en los países de habla hispana, como “Campana sobre campana”, la “Marimorena” o “Los peces en el río”. Otros, como "Blanca Navidad " compuesto por Irving Berlín en 1940, mi “Burrito sabanero”, de Hugo Blanco en 1975 o “El pequeño tamborilero” se han convertido en record de ventas por sus numerosas versiones.
Pero si hay un villancico por excelencia es “Noche de Paz”. Cuenta la historia que allá por 1818 en Oberndorf, un pueblecito cerca de Salzburgo, un grupo de actores tenían que representar con música incluida algunos pasajes Navideños; había un gran inconveniente, el órgano de la iglesia no funcionaba debido a los daños causados por ciertos roedores.
Sabiendo que el problema tenía difícil solución, el joven sacerdote Joseph Mohr, se dirigía cabizbajo hacia su domicilio en medio de una noche fría y silenciosa. Mientras caminaba ideó un hermoso poema con seis estrofas inspirado en las penurias de años pasados mezclado con la paz y la tranquilidad de aquella noche. Se lo mostró al maestro de escuela y organista Franz Gruber que, conociendo la avería del órgano, compuso una melodía para ser interpretada con guitarra y coro.
Así se hizo la primera vez el 24 de diciembre de 1818. Nunca imaginaron sus autores que esa sencilla melodía en compás de 6/8 se iba a convertir en la canción más famosa del planeta traducida a más de 300 idiomas y dialectos. Los vendedores ambulantes del Tirol fueron los encargados de difundirla por ferias y fiestas.
Las estrofas de Mohr no solo hablaban del nacimiento del hijo de Dios, sino de la concordia, el consuelo, la necesidad de la unión entre pueblos, el amor y la paz, sin duda debido al ambiente de guerra y miseria en el que este sencillo cura vivió. Tina Breckwoldt, autora del libro “Una canción con historia”, piensa que el autor tocó un nervio muy sensible en la Europa de entonces, todos deseaban la paz.
Quizá por eso, el 24 de diciembre de 1914, durante la Primera Guerra Mundial, cientos de miles de soldados entonaron esa canción desde las trincheras sin importar el idioma ni la ideología. Esas horas de tregua fueron conocidas como “Milagro de Hermandad”. Cuentan que más tarde en 1941 durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas nazis quisieron entonarla cambiando la letra para transmitir un mensaje totalmente distinto al que pretendía su autor.
En la actualidad es más frecuente interpretar solo tres estrofas relacionadas directamente con la Navidad, pero no ha impedido que “Noche de Paz” sea Patrimonio de la Humanidad, himno universal de la paz, bien cultural y legado musical.
Conocemos infinidad de versiones, muchas en compás de 3/4, otras con distintas y preciosas armonías, pero siempre en torno a esta entrañable melodía que lejos de preparar el espíritu para la fiesta y la diversión lo hace para la reflexión más profunda.