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Desposorios de la Virgen
El Desposorio, en hebreo llamado “Erusín”, es una promesa mutua de matrimonio, o palabra de casamiento con valor de contrato, estás legalmente casado con tu consorte pero no habitas con él. Es tan vinculante, que legalmente no puedes romper el compromiso si no es mediante el divorcio o repudio. Era el contrato de esponsales final, un pacto hablado.
Era costumbre en los pueblos orientales, en concreto en el pueblo judío del siglo I, antes de Cristo, que los padres de dos jóvenes concertaran su matrimonio; si bien no era necesario que ambos se conocieran. Los padres del joven ponían en conocimiento de la familia de la joven el interés de contraer matrimonio. Trataban de alcanzar el entendimiento entre las dos partes, que buscaban lo mejor para el futuro sus hijos. Llegado a un acuerdo de compromiso (quiddushin) los padres del desposado hacían entrega a la desposada de la dote (mohar). La ceremonia se celebraba en la casa de la novia y asistían, además de las familias de los contrayentes, amigos y vecinos que servían de testigos. El novio entregaba a la novia unas monedas, que simbolizaban las arras, en manos de la novia diciendo “ con esto quedas solemnemente prometida”. Ella respondía “Así es, te quedo solemnemente comprometida” después se celebraba un banquete en el que los desposados intercambiaban obsequios. El joven daba a la joven un anillo de oro o algún otro artículo de valor, a la vez que decía: “Veis por este anillo (o señal) que tú estás reservada para mí, de acuerdo con la ley de Moisés y de Israel”.
Esta promesa tenía valor, según la ley mosaica de verdadero matrimonio, a partir de este día se les llamaba “marido” y “mujer” pues eran esposos de pleno derecho hasta el día de la boda, que solía tener lugar aproximadamente un año después. Si uno de los dos contrayentes moría el otro quedaba viudo o viuda. La única diferencia era que durante este año no podían tener hijos; en algunas zonas de Israel si se permitía; aunque en la región de Galilea era costumbre mantener la pureza hasta el enlace matrimonial.
El templo parroquial repleto los cumplidores portando la bandera y el bastón presidiendo el acto, son los padrinos, los alabarderos y todos los fieles presentes siguiendo atentamente la ceremonia religiosa hasta el himno a Nuestra Señora del Espino entonada por todos los asistentes que corona el acto.