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Novenario
El novenario es un acto devocional realizado durante nueve días seguidos. Muchos de estos actos de la piedad cristiana solían tener indulgencias. El Novenario está indulgenciado por el Obispo de Tanes, D. Fr. Lucas Ramírez, que sin duda sería el auxiliar de Toledo en aquellas postrimerías del siglo XVIII. También los que rezaran una salve o Ave María por su intención o la guardase, tenían 100 días de indulgencias concedidas por el eminentísimo señor Cardenal de Córdoba.
El novenario formaba parte del culto religioso que se le dedicaba a la Virgen del Espino con motivo de los Desposorios en el siglo XVII, más difícil es encontrar la fecha exacta en la que se incluyera este oficio religioso entre los actos religiosos de los Desposorios.
El origen de este culto hemos de buscarlo en la necesidad y padecimientos ante las calamidades que afligen al pueblo, que por entonces no eran pocas: Sequía, inundación, hielo, plaga de langosta, plaga de pájaros, pedrisco... para paliarlo se decían misas y hacían procesiones con la imagen de la patrona, que tenía fama de ser muy milagrosa.
A principios del mes de abril de 1617 se dijeron misas a Nuestra Señora rogando a Dios por el temporal y la falta de él “...rogando a Dios, que use de su misericordia, enviando lluvia con que la tierra fructifique. (24)
A principios de mayo se vuelven a hacer rogativas, por idéntico motivo, diciendo misas a Nuestra Señora suplicándole intercediera con Jesucristo ante la presente necesidad. Posteriormente se acordó, al no remitir la sequía, se dijeran “nueve misas cantadas”. Quedando dos cosas bien claras: la urgente necesidad que padecía Membrilla de agua y la celebración del novenario a principios del mes de mayo. El 25 de abril de 1620 a causa de la plaga de langosta el ayuntamiento acuerda se digan misas suplicando a Nuestro Señor consumirlas y acabarlas y para ello “se han de decir en nueve días continuos, comenzando desde mañana día 26” que también fue por mayo. Ya casi mediado el siglo por la falta de agua se sacó la imagen de la Virgen, se hizo procesión general y se acordó “comience desde mañana nueve misas cantadas” (25) que igualmente sucedió en mayo. Se aprovechaba que la Virgen del Espino estaba en la parroquia para la celebración de los Desposorios y así decir un novenario a su patrona por las necesidades que padecía el pueblo.
De esta forma sencilla se fue consolidando una tradición hoy centenaria. Así a finales del siglo XVII la encontramos de forma más explícita : “por quanto en esta uilla se ze/lebra festibidad a los Desposorios de/ Nuestra Señora y Joseph que el primer/ domingo de Mayo de cada un año (...)y atento parece que los campos tienen nezesidad de agua/ si asta el domingo que biene no ubiere/ caydo se agan rogatibas por un nobe/nario a nuestra Señora del Espino para lo qual/ se traiga a su Dibina Magestad a la parrochial/ de esta uilla y estando en esta celebre la/ dicha festividad” (26)
El paso de los siglos no hace sino asentar y arraigar esta tradición en los hijos e hijas de Membrilla y deja constancia de la necesidad de esta oración anual: “...hacerla solemnes rogativas y que anualmente se ejecute lo mismo para obtener por su mediación del todo poderoso el que livere a esta villa de las desgracias que acaba de experimentar... “ (27)
Ya establecido el novenario como parte del culto a María se escribió una novena que ha llegado hasta nosotros gracias al ilustre canónigo, hijo de Membrilla, D. José Jiménez Manzanares que mando imprimirla el 25 de agosto de 1932. Dice D. José Jiménez que esta novena era copia de otra anterior que había sido publicada por el cura-propio de la parroquia de Membrilla D. Juan Pablo Muñoz por los años 1770-75. Este novenario es una magnifico canto de los hijos de Membrilla a su querida Madre que siempre la tienen presente.