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ACTOS RELIGIOSOS CON MOTIVO DE LOS DESPOSORIOS
Los Desposorios de la Virgen disfrutan del mismo rango que las mayores festividades de Cristo, gozando de octavas solemnes desde las ordinationes sactorum et sactarum de 1247 concediéndoles a las fiestas de la Virgen el rito doble. Los momentos de culto primigenio fueron dos, la bajada de la Virgen en procesión y la celebración de los Desposorios el primer domingo de mayo. Pronto se le agregará el novenario y en siglo XVII se incorporarán las vísperas solemnes y el Ofrecimiento por parte de la Congregación. Más tarde la subida pasará a hacerse el lunes. Tras de la función solemne del lunes se hará la Puja. Empezaremos por los cumplidores uno de los elementos fundamentales de los Desposorios.
Cumplidores
Los cumplidores son los padrinos de los Desposorios, acompañan a la Virgen y a San José desde su salida del santuario de Nuestra Señora del Espino el Jueves de la Bajada, que daba comienzo el Novenario, hasta su regreso a la ermita una vez finalizada la función solemne del Lunes de Desposorios.
En el siglo XVII ya existía el cumplidor de los Desposorios con funciones similares a las que tiene hoy; siendo un mayordomo, que era como entonces se denominaba a los que cumplían en cualquier festividad, el que asumía los gastos por tal motivo “... por cuanto las fiestas del Corpus Christi y de los Desposorios de Nuestra Señora de este año no hay persona particular que las cumpla... y siempre por falta de servirla mayordomos particulares acostumbra a hacerlo y continuándolo acordaron se cumplan dichas fiestas por este dicho concejo”(20) Conviene señalar como los años que no había cumplidor era el concejo, como patrono, quien se ocupaba de la celebración de los Desposorios de la Virgen; esta preocupación será una constante a lo largo del tiempo. En la actualidad es la Cofradía de Nuestra Señora del Espino la que desempeña dicha responsabilidad. Cuando el cumplidor era el concejo, entendemos, que presidían los actos, siguiendo las disposiciones que el concejo establecía en otros actos públicos; el bastón y la bandera serian repartidos entre los alcaldes, regidores y demás oficiales miembros del concejo, en orden a su autoridad y antigüedad ocupando los lugares preferentes.
En el siglo XVII el mayordomo será sustituido por los oficiales de la Congregación para la celebración de los Desposorios en esta función de cumplidor, que no en la de administrador. Al igual que otras congregaciones instituidas en forma de soldadescas las gastos de los Desposorios eran costeados de las limosnas de los ofrecimientos de los hermanos y de las cantidades que pagaban los oficiales; siendo éstos lo que presidían los actos religiosos que se celebraban en estos días, como antes lo fue el mayordomo. Esta situación permaneció durante el resto del siglo XVII, el XVIII y la mayor parte del siglo XIX.
En 1856 en un intento del ayuntamiento por sanear la economía de la ermita de la Virgen acordó que las cuentas debían de ser presentadas al ayuntamiento, al cura párroco, al procurador síndico y “el capitán y el alférez que anualmente cumplen con María Santísima en sus Desposorios”(21) satisfaciendo ambos oficiales las cantidades que por cumplir tenían que ofrecer.
Los patronos de la ermita distribuían y delimitaban los gastos de Desposorios de la forma más conveniente. En 1860 a causa de ser pocos los fondos que la Virgen del Espino recaudaba por vía de limosnas, en especial en el Ofrecimiento, por lo que estructuraron los gastos de la siguiente forma: (22) “...que el capitán y alférez, que cumplen en cada un año, satisfagan de por mitad al que toca el tambor en la función, treinta reales por su trabajo: Que el fondo de la Virgen contribuya según costumbre con sesenta reales para la pólbora: Ochenta reales para el predicador; y los derechos parroquiales; No pagando cosa alguna para la música creada recientemente en esta villa; porque estos gastos, mayor fiesta de pólbora y predicador, si al capitán y alférez les acomodase aumentarlas se le han de ejecutar de sus bolsillos; cuyos funcionarios han de ofrecer en el que se practica por la tarde de los Desposorios, ciento veinte reales el capitán y sesenta el alférez”.
Ya finalizando el siglo XIX cumplían los Desposorios los capitanes como reza en la inscripción que se conserva en el camarín de la ermita: “En recuerdo de la función de 1895. Oficio de pontifical el Excmo. El Ilmo. Sr. D. Pedro Carrascosa Obispo de Zoara. Predicó el elocuente orador D: Gregorio Benítez Peláez y cantó el eminente barítono de fama universal D. Mattia Battistini. Se organizó por el celoso Sr. Cura D. Francisco Lorente y los Capitanes Dª Josefa Menchén y su hijo D. Pedro Bellón”.
Es en los inicios del siglo XX, sin poder determinar una fecha concreta, cuando el mayordomo pasa a ser un particular o persona particular sin otro calificativo que el de cumplidor.
Los primeros cumplidores que hubo tras la contienda civil debían de presentar un fiador en el momento de su nombramiento, pues quedaban bajo su custodia los dineros de la Virgen; el cumplidor saliente liquidaba cuentas con la Junta de la Virgen y si había superávit, éste era entregado al cumplidor entrante que lo administraba durante su año de cumplimiento. Las cuentas presentadas por el cumplidor comprendían los gastos e ingresos con motivo de las fiestas. Esta costumbre se ha perdido en la actualidad.
Año tras año se rememora en Membrilla la promesa o voto que hicieran nuestros antepasados y los Cumplidores comunicando jubilosos al pueblo los Desposorios de la Virgen. Hasta el año 1936 existía la tradición de que un tamborista recorría las calles del pueblo anunciando e invitando a los Desposorios de la Virgen. Así nos lo recuerda D. José Jiménez con motivo de los Desposorios de 1901 en los que cumplieron D. Mattias Battistini y Dª Dolores Figueroa que iban por las calles de Membrilla anunciando “¡Están ustedes convidados a los Desposorios de la Virgen!” acompañados del redoble de un tambor.
A consecuencia de las dificultades para cumplir con la Virgen por “el sacrificio económico que el cumplimiento supone por la elevación del precio de los componentes del agasajo y el aumento progresivo de gratificaciones que, no siendo reglamentarias, la costumbre hizo obligatorias debido a los precedentes sentados por la generosidad de uso y las exigencias de otros, hasta el punto de resultar hoy insoportable para la mayoría de los vecinos” la iglesia junto con el ayuntamiento publicaron en 1927 un bando con una serie de medidas tendentes hacer más asequible el cumplir con la Virgen:
“La Cofradía abonará anualmente al Cumplidor doscientas cincuenta pesetas. El Ayuntamiento le donará por su parte otras doscientas cincuenta. Además de le descarga de la limosna del sermón y de las gratificaciones a la Música y el tambor, toda vez que la Música dependerá en lo sucesivo del ayuntamiento exclusivamente, sin gravamen de género alguno para la Cofradía y el Cumplidor. Todo esto supone unas seiscientas pesetas”(23).
Este mismo bando recogía las obligaciones del cumplidor: “Las obligaciones del Mayordomo Cumplidor quedan limitadas a las avellanas, el bizcocho, el refresco, los cohetes y la limosna acostumbrada en el acto del Ofertorio. Con esta subvención y la prudencia y moderación que todo Cumplidor debe poner en no ampliar el agasajo para no sentar precedentes que luego resultan perjudiciales a los sucesores, creemos pueda resolverse satisfactoriamente el problema, puesto que si todavía quedan para el Cumplidor algunos gastos y molestias, debe tenerse en consideración que el cumplimiento con la Virgen tiene un fondo cristiano, a base de voto o promesa, que lleva inherente el sacrificio”.
Hasta estas fechas ha llegado, como vemos la denominación de mayordomo cumplidor. Hoy se les conoce como cumplidores, manifestando un carácter plural, ya no es una persona la que cumple, si no que es una familia o en ocasiones un colectivo, pero ya no en singular, siempre el plural, cumplidores. Surge esta pluralidad por ser más idóneo al concepto de padrinos y por ser una ofrenda que una familia o un grupo realizan a causa de un favor que solicitan a la Virgen o por el cumplimiento de una promesa o por una gracia que se les ha concedido.
Los cumplidores, los padrinos en los Desposorios de María y José, son hoy, como lo han sido desde tiempo inmemorial, fruto del voto que se hiciera en el siglo XIII.