La Semana Santa es la celebración cristiana de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, vinculada a los orígenes mismos del inicio del cristianismo en España. Se celebra desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, aunque suele ser también fecha significativa el Viernes de Dolores. Los primeros cristianos celebraron esta Pascua de Resurrección en fechas distintas. Fue en el año 525 cuando Dionisio el Exiguo convenció a los romanos para unificar la fecha de Semana Santa según el cálculo alejandrino: El Viernes Santo siempre será el primer viernes después de la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera del 21 de marzo.
Membrilla vive su Semana Santa con una intensidad admirable. La celebración cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús se convierte en uno de los episodios religiosos y festivos más importantes de la población en una mezcla singular de tradición, devoción y sentimiento.
Tres elementos imprescindibles se aúnan estos días, dándole a nuestra Semana Santa su particular singularidad: la devoción cristiana que celebra la Pasión en el recogimiento íntimo de los templos, la masiva manifestación popular de la penitencia en las procesiones y la entrañable manifestación de los usos y costumbres no religiosos en determinadas celebraciones profanas o en la gastronomía.
Durante la Edad Media las formas de celebración son muy heterodoxas, siendo en los siglos XIV y XV cuando surge un verdadero movimiento asociativo en forma de hermandades y cofradías dedicadas a la penitencia para la salvación y a la piedad. De los siglos XV y XVI serán la mayoría de las imágenes religiosas de la Semana Santa de Membrilla. Pero el movimiento, en términos generales, sufrió demasiadas desviaciones y exageraciones en las disciplinas de flagelantes y representaciones de la Pasión, por lo que la Semana Santa va a ser regulada por la propia Iglesia a partir del Concilio de Trento. Se instauraron normas en lo relativo al decoro de imágenes y cultos con la finalidad de fomentar modelos organizativos y doctrinales más adecuados. Pero las normas siguieron rompiéndose a lo largo del S. XVII, sobre todo en las manifestaciones populares en la calle. Las procesiones se convierten en verdaderos autos sacramentales.
Ya en este siglo aparece datada una Cofradía de Jesús en Membrilla.
El ilustrado S. XVIII traerá un conjunto de leyes estatales para regular el decoro público, eliminando entre otros elementos los antifaces y disciplinantes. El Jueves Santo en Membrilla se celebraba el Sermón de Disciplina y la procesión del mismo nombre. La iglesia permanecía abierta toda la noche para velar el Monumento del Sagrario, acto datado ya en el siglo XVII. El viernes Santo por la tarde se celebraba el sermón de la Soledad y la procesión del Entierro. La Cofradía de la Veracruz daba a sus hermanos un refrigerio tras la procesión, quizá debido al agotamiento físico de los disciplinantes y probable origen de la tradición de “agasajar” al cofrade tras la procesión con una bebida tipo limoná y un dulce o frutos secos. El Sábado Santo las campanas volteaban anunciando la Resurrección y el Domingo se celebraba una función solemne seguida de la procesión del Resucitado.
Un decreto general de extinción a finales de siglo obliga a las cofradías a redactar nuevos reglamentos visados por el estado. Con ello, las hermandades sufrirán un proceso casi abocado a su desaparición durante la primera mitad de siglo XIX al unirse ataques de gobiernos liberales, desamortizaciones y expolios de sus bienes, ocupación francesa... Pero a mediados de siglo renacen debido al apoyo estatal, sobre todo tras la Restauración, y al eclesiástico, que reforzó cultos y devociones explicitando la dependencia y subordinación de las cofradías al poder eclesiástico.
SIGLO XX
A principios de siglo XX, encontramos en Membrilla una Semana Santa caracterizada por la riqueza de su imaginería religiosa y la pobreza de sus procesiones. Sacaban las tallas de Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores, de impresionante belleza y valor incalculable. Y también San Juan, la Verónica, la Virgen de las Estrellas, el Cristo atado a la Columna (antes sin judíos), el Cristo de las Enagüillas... Todas desaparecieron durante la guerra de 1936.
Las procesiones adolecían de una desorganización catastrófica. Las cofradías eran independientes. Unas llevaban túnicas, otras no. Hubo incluso alguna persona que salió en procesión llevando encima unas enaguas. La Cofradía de Jesús Nazareno, en 1919, gratificaba con 25 céntimos a los hermanos que participasen con túnica.
A finales de los 50, el párroco D. Joaquín Moreno y el coadjutor D. Pedro Roncero impulsaron la renovación espiritual y artística de la Semana Santa. También quisieron acabar con la costumbre de que los patronos llevasen a sus obreros a confesar, dándoles después una comida, ya que debía ser voluntario. D. Joaquín Moreno también organizó el Viacrucis, que antes no existía, pero solo dejó participar a los hombres. Las mujeres no podían salir a la calle y sólo podían verlo por la ventana. Esta discriminación duró dos años.
Las dos primeras imágenes que se compraron tras la guerra fueron la de Jesús Nazareno y la Virgen de la Soledad. En Cuaresma se tapaban los retablos e imágenes con telas moradas.
EI primer pregón de Semana Santa lo realizó Don Bartolomé Menchén. El Sermón del Encuentro es una tradición de tiempo inmemorial. Se celebraba en la Plazoleta de las Monjas y rememora el encuentro de Jesús con su madre y discípulos en el camino al Calvario. Fue muy polémica la Semana Santa de 1993 en la que el Sermón no se celebró: las autoridades religiosas decidieron acabar con la tradición del sermón en la calle, dando a elegir entre celebrarlo a la salida de la procesión en la Parroquia o dentro del Convento cuando la procesión llegase a la Plaza de las Monjas, con la consecuente oposición de hermandades y vecinos. A finales de siglo se cambia su ubicación por San Miguel. Y a continuación, la Procesión del Encuentro. Tras la Guerra Civil no existían carrozas y los pasos se llevaban en andas. El Viernes Santo después de comer los jóvenes iban al Espino a deshacer el potaje.
El Sábado de Gloria por la mañana, los jóvenes, desde las capillas de la bóveda de la iglesia, echaban caramelos y aleluyas a los niños que estaban en el atrio. Después giraban la rueda de campanillas que había junto al órgano.
El Domingo de Resurrección procesionaba un Resucitado del siglo XVII y la Virgen de la Candelaria, a la que quitaban el Niño para la ocasión. Este Domingo manteaban a los Judas y rompían el botijo.
SIGLO XXI
Membrilla vive su Semana Santa con una intensidad admirable. La celebración cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús se convierte en uno de los episodios religiosos y festivos más importantes de la población en una mezcla singular de tradición, devoción y sentimiento.
Tres elementos imprescindibles se aúnan estos días, dándole a nuestra Semana Santa su particular singularidad: la devoción cristiana que celebra la Pasión en el recogimiento íntimo de los templos, la masiva manifestación popular de la penitencia en las procesiones y la entrañable manifestación de los usos y costumbres no religiosos en determinadas celebraciones profanas o en la gastronomía.
La Semana Santa de Membrilla comienza el Domingo de Ramos y acaba el Domingo de Resurrección, pero tiene su preámbulo en el llamado Viernes de Dolores (en razón a que antes de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II en dicha jornada la Iglesia celebraba la festividad de los Dolores de la Virgen, conmemoración ahora fijada el 15 de septiembre). Durante la Semana Santa procesionan seis cofradías acompañadas tradicionalmente por la Banda de Cornetas y Tambores de la localidad (tradición que se rompió el año 2008), y por las dos bandas de música locales. Dos hermandades, Verónica y San Juan, cuentan con sus propias bandas de cornetas y tambores. La imaginería data de la segunda mitad del siglo XX porque todas las antiguas tallas desaparecieron en la Guerra Civil.
VIERNES DE DOLORES
El Viernes anterior al Domingo de Ramos, Membrilla vive la reflexión cristiana sobre el sufrimiento de María la Madre de Jesús durante la crucifixión. Esta tradición, heredada de siglos atrás, todavía mantiene la Procesión de la Virgen de los Dolores, llamada popularmente la “procesión de las mujeres”. Tras la celebración del Sermón de la Soledad en la Parroquia de Santiago el Mayor se lleva a cabo la procesión de la imagen de la Virgen de los Dolores acompañada a ambos lados por mujeres portando velas.
Pasos: Nuestra Señora de los Dolores.
Recorrido procesional: Salida de la Parroquia, Calles Iglesia, Castillo, San Miguel, Calatrava, San Roque, Avda. de la Constitución, Pza. del Azafranal, Cervantes y entrada en Parroquia.
DOMINGO DE RAMOS.
Los actos religiosos se inician con la bendición de las palmas en el Convento de las Concepcionistas Franciscanas. De este convento parte la llamada PROCESIÓN DE LAS PALMAS, cortejo compuesto por una representación de Jesús y los apóstoles (encarnados por vecinos de Membrilla) en su entrada a Jerusalén y acompañados por numerosos vecinos portando palmas. La presencia de la mujer en esta procesión es muy reciente. Tras la solemne eucaristía en la Parroquia, tiene lugar el Pregón de Semana Santa, celebrado en la Casa de Cultura.
Itinerario: Convento, Calle Monjas, Alabarderos, García Lorca, Pza. del Azafranal, Cervantes e Iglesia.
MIERCOLES SANTO.
Por la noche se celebra al multitudinario Vía crucis que recorre las calles de la localidad en un itinerario que varía cada año. Acompaña este Vía Crucis la imagen de Jesús Crucificado portado en andas por los cofrades de la Hermandad de la Verónica y Cristo Crucificado. Miles de vecinos acompañan la imagen. Las catorce estaciones se distribuyen por todo el recorrido, ubicándose en casas particulares que adornan un balcón o ventana con un manto y un crucifijo.
JUEVES SANTO.
Destacan este día la Celebración de la Misa Vespertina de la Cena del Señor, conocida popularmente como “los Oficios”, celebrada en el Convento y en la Parroquia.
Por la noche se celebra la procesión del Jueves Santo en la que participan tres cofradías de la localidad: Hermandad de la Veracruz con el paso de Jesús atado a la Columna, Hermandad de San Juan con los pasos de San Juan y la Oración de Jesús en el Huerto y la Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad y Stma. Virgen de la Esperanza con la imagen de la Virgen de la Esperanza bajo palio.
Itinerario: Parroquia de Santiago el Mayor, Calles Iglesia, Castillo, San Miguel, Calatrava, San Roque, Avda. de la Constitución, Pza del Azafranal, Cervantes e Iglesia.
La Parroquia permanece abierta durante toda la noche del Jueves al Viernes para la adoración ante el Monumento del Sagrario.
VIERNES SANTO
La madrugada del Viernes Santo se impregna del sentimiento de la Procesión del Encuentro. Participan cuatro cofradías: Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con la imagen de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas y el paso de María Magdalena llevado en andas por mujeres; Hermandad de la Verónica y Cristo Crucificado con el paso de la Verónica llevado en andas por costaleras; la Hermandad de San Juan, con el paso de San Juan y la Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad y Stma. Virgen de la Esperanza con el paso de la Virgen de la Soledad.
Llegados a San Miguel se realiza el Auto Sacramental de la Pasión del Señor, conocido popularmente como Sermón del Encuentro: un auto sacramental en el que se representa, con las imágenes, el encuentro de Jesús con María, la Verónica y San Juan en su camino al Calvario. El origen de este auto no está datado y fueron célebres los sermones pronunciados por D. Pedro Roncero en la Plazoleta de las Monjas, antigua ubicación del acto antes de su reforma urbanística. En aquellos pregones se hacía una vinculación doctrinal entre las imágenes y elementos de la pasión con vivencias o hechos relacionado con la vida diaria de los vecinos. En la actualidad se repite todos los años la lectura del mismo pregón originario del propio D. Pedro. La procesión se reanuda tras el Encuentro.
Itinerario: Salida de Parroquia, Calles Iglesia, Castillo, San Miguel, Mayor, Plazoleta de San Miguel, Cristo del Valle, Santiago, San León, Santa Catalina, Valdelomar, Pza. del Azafranal, Cervantes, Iglesia y entrada en Parroquia.
Es tradicional que la mayoría de las Cofradías (salvo la Veracruz) ofrezcan tras esta procesión un agasajo a sus hermanos compuesto de limoná, dulces y frutos secos por lo que las calles de Membrillas se llenan de cofrades que visitan las diferentes “sedes” habilitadas por las Cofradías para tal fin.
Por la tarde tienen lugar los Santos Oficios, Celebración de la Pasión del Señor, en el Convento y en la Parroquia.
Por la noche tiene lugar la Procesión del Santo Entierro en la que participan todas las cofradías de Semana Santa de la localidad formando un multitudinario cortejo de miles de penitentes acompañando las imágenes de la pasión. Procesionan, por este orden, la Hermandad de Jesús Nazareno con los pasos de María Magdalena, llevada en andas por hermanos varones de la cofradía, y del Cristo de la Agonía; la Hermandad de la Verónica y Cristo Crucificado con el paso del Cristo Crucificado sobre trono llevado en andas por hermanos varones de la cofradía; Hermandad de San Juan con la imagen de San Juan y el paso de la Piedad; la Hermandad de la Veracruz con el paso de la Veracruz; la Hermandad de Cristo Yacente y Virgen de los Dolores con el paso del Cristo Yacente precedido por las llamadas “manolas” y escoltado por soldados romanos; la Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad y Virgen de la Esperanza con la imagen de la Virgen de la Soledad.
Itinerario: Salida Parroquia, Calles Iglesia, Castillo, San Miguel, Santiago, San León, Avda. de la Constitución, Pza. del Azafranal, Cervantes, Iglesia y Parroquia.
SABADO SANTO
A las once de la noche se celebra la Vigilia Pascual en la Parroquia de Santiago el Mayor.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Por la mañana, tras la Misa de Resurrección en la Parroquia, tiene lugar la Procesión del Resucitado, en la que los penitentes desfilan a cara descubierta. Procesiona la Hermandad de la Veracruz con el paso del Resucitado y la Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad y Virgen de la Esperanza con la imagen bajo palio de la Virgen de la Esperanza. En la Plaza del Azafranal tiene lugar el multitudinario encuentro del Resucitado con la Virgen de la Esperanza.
Itinerario: Parroquia, Calle Iglesia, Castillo, García Lorca, Encuentro en la Plaza del Azafranal, Marmaria, San Roque, Avda. de la Constitución, Plaza del Azafranal, Cervantes, Iglesia y Parroquia.
Tras la comida, los vecinos de Membrilla mantienen la tradición de mantear al judas y de romper el botijo.- Fdez. Megías.