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Historia de la Devoción a Nuestra Señora del Espino
El Santuario de Nuestra Señora del Espino se halla enclavado en una motilla prehistórica perteneciente al periodo calcolítico (Edad del Bronce). Junto a ella se han encontrado restos de la época romana. Sobre esta motilla los árabes construyeron en la Edad Media el castillo del Tocón, que tras la batalla de las Navas de Tolosa pasó a manos cristianas convirtiéndose en firme baluarte de la defensa de los territorios de la Orden de Santiago y uno de los más importantes del Campo de Montiel.
Según nos cuenta una bonita tradición del siglo XVII la festividad de los Desposorios de la Virgen, se remonta a los tiempos de la invasión sarracena. Los cristianos devotos de la Virgen que habitaban esta zona decidieron ocultar la imagen de María en un terraplén y así salvarla de la destrucción agarena. Escondida permaneció 491 años; mientras los árabes erigieron un castillo en sus proximidades ajenos al tesoro que se ocultaba a unos pasos.
Tomado el castillo del Tocón el 31 de junio de 1212, tras un asedio que duró dos días las tropas al mando de los maestres de Santiago y Calatrava prosiguieron su marcha hasta reunirse con el grueso del ejército. En el castillo quedó una pequeña guarnición al mando del capitán Meléndez Arias, natural de Talavera de la Reina. Algunas familias que acompañaban a la tropa junto con las familias supervivientes, buscaron cobijo y protección en la fortaleza. Unos de los moros, que los soldados castellanos hicieron cautivo, llamado Jarique, ofreció a cambio de salvar su vida desvelarles donde se encontraba escondida la imagen de la Virgen. Aceptada la propuesta les indicó que la hallarían en el terraplén del castillo, bajo un espino. Y así fue rescatada la imagen que colocada en una dependencia del castillo habilitada como capilla.
Reparados los escasos daños ocasionados en la toma del castillo, emprendieron la labor de reedificar sus viviendas, rehabilitar sus propiedades y organizar sus vidas. Poco duró la tranquilidad de sus moradores y de la guarnición que los custodiaba, pues pronto vieron como era rodeado el castillo. Reagrupados los moros, que fueron dispersados durante la toma del castillo del Tocón y auxiliados por los de Alhambra y Montiel se dispusieron a tomarla de nuevo.
Rápidamente se organizó la defensa y trataron de almacenar la mayor cantidad de alimentos posibles. Hecho un recuento inicial vieron que disponían de escasos víveres dado el poco tiempo de que habían dispuesto.
En ese mismo día se produjeron las primeras escaramuzas, unos para completar el cerco y otros para que no se consumara, pues los atacantes eran sabedores de los escasos víveres de que disponía el castillo y que el asedio era la forma más rápida y segura para tomarlo. Dada la superioridad de las tropas agarenas, el cerco se hizo efectivo antes de que llegara la noche a pesar de la aguerrida defensa que hicieron los valerosos castellanos.
Pasadas las dos primeras semanas y mediada la tercera los moradores del castillo estaban ya a punto de la extenuación y la defensa parecía imposible ante el infatigable guerrear que mostraban los moros. El capitán Meléndez Arias mandó hacer recuento de víveres y únicamente hallaron un poco grano y una ternera, ya que el resto del ganado y caballerías ya habían sido sacrificados para alimentar al numeroso grupo de personas que allí se albergaba. Meléndez reunido con sus oficiales y los demás ocupantes del castillo les expuso lo difícil de la situación y lo cerca que estaban de perder sus vidas a manos de los sitiadores.
La Virgen les inspiró una estratagema que en la desesperación y aunque pareciera descabellada fue su salvación. En unos instantes resuelven ponerla en práctica. Decidieron darle al ternero el grano que les restaba para que se lo comiera y luego lanzarlo al enemigo para que creyeran que les sobraban alimentos y así desistirían de sus intenciones.
El ternero llevaba varios días sin comer y devora con avidez el alimento que le ofrecen. Con las primeras luces del sol, varios caballeros cristianos cogen al ternero y lo arrojan por encima de las murallas ante las miradas atónitas de los moros que no saben que se traman.
Soldados musulmanes de la vanguardia, a riesgo de que fuera un ardid para cazarlos, se aproximaron tomando mil cuidados, cogieron la ternera y la trasladaron hasta su campamento. Al abrir el animal para limpiarlo de las entrañas vieron su estómago bien repleto de grano, lo cual les sorprendió pues pensaban que lo tenían escaso; esto les hizo sospechar que aún tenían en el castillo abundantes víveres y que podían aguantar muchos días más su asedio y por otro lado tomar la fortaleza por la fuerza se había visto imposible decidiendo desistir del sitio y retirarse.
Era poco más de mediodía cuando los cristianos asomados entre las almenas vieron como los agarenos empiezan a recoger sus tiendas y a levantar el campamento. El júbilo y la alegría recorrió desde las almenas hasta el último rincón del castillo, unos a otros se daban abrazos y felicitaciones pues la estratagema había surtido efecto.
Llegado el monarca a Membrilla triunfador de la batalla de las Navas y enterado de los felices acontecimientos nombró al capitán Meléndez Arias alcaide perpetuo del castillo del Tocón. El pueblo de Membrilla en ese mismo día hizo voto de celebrar todos los años, el primer domingo de mayo, los Santos Desposorios de Nuestra Señora, como se hacía en la ilustre tierra de Talavera cuna del capitán Meléndez. (1)
El voto es una promesa comunitaria, que realiza un pueblo movido por una profunda fe cristiana, por una gracia o don que ha recibido. En la mentalidad de la época, medieval sobre todo, las desgracias que acaecían a los pueblos se debían a las propias culpas por pecados cometidos; por lo que buscaban la intercesión de Jesús, María o los Santos para que la justicia de Dios fuera benevolente y les fuera concedido el perdón que imploraban así como el fin de los males que les aquejaban.
Desde la toma del Castillo del Tocón se edificó dentro de la fortaleza una capilla bajo la advocación de Nuestra Señora, culto que se ha mantenido hasta nuestros días, celebrando los Castos Desposorios de María y José el primer domingo de mayo como los membrillatos habían prometido. El primer documento que los menciona es del año 1468, las anotaciones de Diego de Mota, donde menciona la existencia de “:.. la hermita de Nuestra Señora en el Castillo del Tocón que hace fiesta el primer domingo de Mayo...” Venerada María bajo la advocación de Santa María del Castillo como se recoge en la visita efectuada a la encomienda en 1498 “...que se dice de Santa María del Castillo...”(2), cariñoso y señorial apelativo con la que se conocería en los sucesivos documentos. La imagen de la Virgen del Castillo era de bulto (estatua) y dorada, María en actitud sedente y con el niño Jesús en brazos: “ ...su ejecución relativamente fina y correcta y por sus actitudes más libres, humanas y movidas de la madre (sostiene al niño con su brazo derecho) y el niño ... tendiendo los brazos hacia un objeto”(3). El administrador de la ermita había sido el alcaide de la fortaleza, ahora al haberse marchado este al pueblo la administra un mayordomo. La devoción hacía la virgen del Castillo era muy grande como lo prueba sus numerosos caudales. A instancias del Vicario del partido se requisaron a la ermita 51.260,5 maravedís para la construcción de una nueva capilla en la iglesia parroquial(4).
En las visitas que la Orden de Santiago realiza al castillo del Tocón se nos va mostrando como bajaban la Virgen del Castillo, para lo que reparan el adarve (5) y levantan una pared para facilitar el acceso a la procesión y a los que llevan a la Virgen en las andas (6). Contaba ya con vivienda para el santero.
Casi medio siglo después hay constancia escrita del motivo de la festividad, que no es otro que los Desposorios: “...en la dicha villa (la Membrilla del Tocón) y trasmuros della hay una ermita de Nuestra Señora que está en el castillo que dicen del Tocón de mucha devoción en esta villa y su comarca y en cada un año el primer domingo de mayo sacan en procesión la imagen de Nuestra Señora y la lleban a una iglesia que está cerca della que se dice de Santiago el Viejo y allí se celebran los desposorios de Nuestra Señora, tiene una Bula del Papa que ganan muchas perdonanzas las personas que ofrecen...”(7).
Se hace notar que es una imagen muy milagrosa y que es mucha la devoción que le tiene Membrilla y las villas de su comarca. La ermita la atiende un capellán vitalicio que tenía el cargo de decir dos misas por semana.
En las relaciones de Felipe II, 1575 aparecen algunas de las propiedades de la ermita: “Tiene dicha ermita ciertos quiñones y una huerta y una tienda en la plaza” (8). Vivían por entonces en Membrilla 200 familias moriscas consecuencia de la dispersión morisca ordenada por Felipe II en 1570 como consecuencia de la sublevación de las Alpujarras.
Las suizas eran habituales en esta época, solían salir con motivo de la festividad de Nuestra Señora. Las suizas eran desfiles a imitación de los militares que realizaban los moriscos para entretener y divertir durante las fiestas. A principios del siglo XVII, año 1600, se organizó una suiza en Membrilla (9) con motivo de las fiestas de Nuestra Señora de Agosto (Santa María de Agosto) a la que asistieron moriscos de Manzanares (Pedro Carrillo). Desfilaban ordenadamente tras de una bandera, al ritmo marcado por un tambor que tocaba Francisco Marín, morisco vecino de Membrilla, encargado de tocar el tambor en los desfiles y fiestas. Marchaban armados de espadas, dagas, alabardas, arcabuces y alguna escopeta. Iban vestidos con sayas moras la yubba (vestido de amplias mangas, de seda, y colores vistosos y tocados con sombrero recorrían las calles y plazas ante la alegría, el jolgorio y el regocijo del vecindario. De vez en cuando como manifestación de regocijo daban gritos de alegría, hacían pitos, relinchos, alzaban los brazos, realizaban ciertos movimientos y voceaban “lilili”(10). El 17 de julio de 1610 fueron expulsados los moriscos de la Mancha, concretamente de Membrilla, salieron 80 familias de las que 72 (361 personas) se concentraron en el puerto de Cartagena para marchar a África.
En acuerdo del concejo de 1617 se hace referencia a la fundación de la ermita indicando que: “no se sabe ni ay noticia cier/ta de quién ni como la hiciesen y por tradición con/fusa se entiende se fundó de limosnas de la villa/ es el concejo patrón ella”(11).
Ello nos permite saber como el concejo en unión del cura-propio de la parroquia eran los encargados de la administración de la ermita, elegían los capellanes que decían las misas. Era el concejo el encargado de la celebración de los Desposorios cuando no había mayordomo que cumpliera.
Mediado el siglo XVII y en consonancia con el gusto barroco dominante que impera tanto en el aspecto religioso como en el social y cultural se sustituye la imagen de Nuestra Señora del Castillo por otra más ligera y apropiada para sacar en procesión, a la vez que permite mayor riqueza en su alhajas y vestiduras. A esta nueva imagen se la venera con la advocación de Nuestra Señora del Espino como recoge el concejo el sesión de 1646: “... y la mucha devoción que esta villa tiene a Nuestra Señora del Espino que se a de traer a la parroquial”(12).
Podemos situar en estas fechas el origen de los actuales Alabarderos. Se crean con el fin de custodiar a la Patrona, Nuestra Señora del Espino, a la vez que dar una mayor riqueza y colorido a las procesiones y actos públicos. Membrilla estaba incluida desde la reconquista en la Orden de Santiago, siendo habituales los alardes, desfiles de caballeros, cuantiosos y soldados, que realizaban en determinados días festivos (Santiago y San Miguel). Además en los pueblos había mercenarios, soldados retirados, de forma que quien más y quien menos tenía armas en su casa. Membrilla encuentra el suelo abonado y propicio para el surgimiento de las soldadescas a imitación de las suizas moriscas. Las soldadescas empiezan a desfilar organizados de forma marcial, tras la bandera y al ritmo de un tambor con las alabardas en ristre. Participan en procesiones y rogativas emulando también a las guardias suizas, que eran las fuerzas de élite de los ejércitos constituidos en guardias personales de reyes y papas durante los siglos XVI al XVIII. Al igual que éstas, como arma llevaban una alabarda (13) y probablemente fueran uniformados. Eran acompañados en los desfiles de un tambor, hecho éste que ha permanecido como parte de los Desposorios hasta el siglo XX; siendo el tambor el encargado de anunciar los Desposorios.
La tradición del voto ya se encontraba firmemente arraigada en nuestros antepasados como lo demuestra la siguiente cita de 1677: “... Dijeron que por quanto de tiempo in/memorial a esta parte se celebra en esta uilla por boto la/ festibidad de los desposorios de Nuestra Señora y San Joseph/ por el primer domingo de Mayo de cada un año/ en que tiene la deuoción que es notoria ...”(14)
A la ermita levantada de una sola planta se le han ido anexionando diferentes estancias, en función de las necesidades. En este siglo, XVII, se le añade el camarín en la fachada este y capilla de Santiago en la fachada norte. Posteriormente se construirá el corredor en la fachada norte de la casa del santero.
Mediado el siglo XVIII la Congregación constituida para la celebración de los Desposorios de la Virgen seguía impulsado la devoción a María: (15) “Otra Congregación en iguales términos y circunstancias que la antecedente (Congregación para la festividad del Santísimo Christo) para cumplir la festividad de los Desposorios no manifiesta los gastos que tiene”
En el siglo XVIII los fines de estas cofradías se habían desvirtuado y muchas de estas cofradías desaparecen, pues en muchos casos más que realizar obras de piedad se considera que profanan el culto religioso. Fue prohibida la fiesta por la fiesta. Toda actividad festiva fue controlada por el estado. Estamos en el siglo de las Luces, en el siglo de la razón. La cofradía de las Ánimas de Membrilla, constituida en forma de soldadesca, debido a sus múltiples escándalos desapareció, la del Santo Cristo al desmembrarse San Carlos del Valle perdió su razón de ser. Perviviendo únicamente en Membrilla la Congregación para la celebración de los Desposorios.
En Membrilla para la celebración de los Desposorios se toman voluntariamente dos personas, el uno ejerce el oficio de capitán y el otro de alférez, que son los encargados de costear los Desposorios de la Virgen con el ofrecimiento de una cantidad fija, tal como sucedía en el siglo XVIII en Malagón. En este ofrecimiento, que hacen los oficiales el domingo de Desposorios, también participan todos los hermanos y devotos; pero estos ofrecen la limosna que consideran conveniente, por lo que a veces no se cubren ni los gastos. En algunas localidades los oficiales dan cantidades iguales, en la Virgen del Espino como en otras localidades, da diferente cantidad el capitán que el alférez.
Por lo general los gastos se dividían en gastos religiosos (misas hermanos, vísperas, función, etc.) y gastos de colaciones (invitaciones a hermanos e incluso comida a familiares) y pólvora. Lo normal es que parte de estos gastos se cubrieran con los fondos de la Cofradía, que en la mayoría de las ocasiones se dedicaban a los actos religiosos; por ejemplo en Valenzuela de Calatrava los gastos de iglesia lo pagaban los oficiales y los festejos la cofradía. Sin embargo en otros pueblos como Pozuelo era al revés, los oficiales pagaban los festejos; en este caso se encuentra la Congregación de Membrilla. Si algunos años los cumplidores querían aumentar los festejos, era por su cuenta. Celebradas las fiestas en caso de faltar dinero se acudía al mayordomo de la Virgen; del mismo modo si sobraba el dinero, pasaba al caudal de la Virgen.
La estructura de la Congregación se mantenía en la segunda mitad del siglo XIX. En cierto modo también persiste la misma necesidad de amparo y auxilio de los vecino de Membrilla, como podemos deducir por lo acontecido en 1852 ante otra calamidad que azotó al pueblo de Membrilla el 4 de mayo. El consistorio acordó se hicieran rogativas:
“el domingo próximo, nueve del corriente, se traslade a la aparroquia desde su hermita de N. S. del Espino patrona de esta villa con el objeto de hacerla solemnes rogativas” (16)
Los cumplidores son oficiales de la Congregación de Alabarderos, que constituyen una parte esencial de los actos que celebramos en honor de Nuestra Señora la Virgen del Espino custodiando y escoltado a su querida madre.
El ayuntamiento junto con el párroco, el procurador sindico del ayuntamiento el capitán y el alférez “que anualmente cumplan con María Santísima en sus Desposorios se les dará conocimiento por el mayordomo de lo que se recauda y lo gastado para depurar la berdadera existencia” (17) a fin de controlar los ingresos y los gastos para sanear la economía, por entonces muy deteriorada. Esto sucedía en el año 1856 y por estas fechas fue, también, cuando cambiaron los Desposorios de mayo a septiembre. Así como se constata la utilización de la pólvora en los festejos. Era habitual en estas fiestas, como en otras que se celebran en la localidad, el gasto de pólvora, pues en el año 1860 los fondos de la Virgen gastaron sesenta reales en pólvora. (18) Si querían gastar más pólvora debía ser a costa de los bolsillos de los cumplidores.
Pasados tres años el ayuntamiento en unión del cura ecónomo de la iglesia parroquial, el presbítero D. Francisco Arias, designaron mayordomo (19), como patronos que eran, por defunción del anterior, don José Santiago Bellón, a D. Pablo Muñoz. El mayordomo en el siglo XIX, al igual que lo fue en el siglo XV, se encargaba de administrar los bienes de la Virgen del Espino.
Es en la segunda mitad del siglo XIX cuando se funda Cofradía Sacramental de Nuestra Señora del Espino, seguramente en base al Concordato de 1851 y sobre todo del acta adicional del mismo de fecha de 1860, pues al perder el concejo el patronazgo que había mantenido hasta entonces, quedando como único patrono la iglesia, pasan a la Cofradía las funciones del mayordomo. Lo que dará un nuevo impulso a la veneración de la Virgen del Espino. Se fabricará un templete gótico de plata meneses donado por Dª Cecilia Maseres, D. Eugenio Maestre y Dª Teresa Cabellos. Y años más tarde, 1895, se construirá una carroza para no tener que llevar la imagen de la Virgen y el templete en andas. También se delimitarán las propiedades de la ermita.
Esta labor se continuará en el siglo XX, donde quedarán fijadas sus propiedades y se estimulará la sección de alabarderos impulsando la incorporación de nuevos hermanos. Todo ello se fue consiguiendo gracias a la labor del párroco D. Avelino Ortiz y Carrasco.
La guerra civil acabó con la ermita, las imágenes, la carroza... por lo que desde entonces hasta la actualidad han sido unos años de un lento proceso de reconstrucción: ermita (1940) imagen de la Virgen (1940 ) nueva imagen (1945) nueva carroza por D. Luis Ortega y Bru (1971) nueva restauración a principios del siglo XXI recuperando su antigua arquitectura. A la par se ha ido engrandeciendo la Cofradía y su sección de Alabarderos.
ACTOS RELIGIOSOS CON MOTIVO DE LOS DESPOSORIOS
Los Desposorios de la Virgen disfrutan del mismo rango que las mayores festividades de Cristo, gozando de octavas solemnes desde las ordinationes sactorum et sactarum de 1247 concediéndoles a las fiestas de la Virgen el rito doble. Los momentos de culto primigenio fueron dos, la bajada de la Virgen en procesión y la celebración de los Desposorios el primer domingo de mayo. Pronto se le agregará el novenario y en siglo XVII se incorporarán las vísperas solemnes y el Ofrecimiento por parte de la Congregación. Más tarde la subida pasará a hacerse el lunes. Tras de la función solemne del lunes se hará la Puja. Empezaremos por los cumplidores uno de los elementos fundamentales de los Desposorios.
Cumplidores
Los cumplidores son los padrinos de los Desposorios, acompañan a la Virgen y a San José desde su salida del santuario de Nuestra Señora del Espino el Jueves de la Bajada, que daba comienzo el Novenario, hasta su regreso a la ermita una vez finalizada la función solemne del Lunes de Desposorios.
En el siglo XVII ya existía el cumplidor de los Desposorios con funciones similares a las que tiene hoy; siendo un mayordomo, que era como entonces se denominaba a los que cumplían en cualquier festividad, el que asumía los gastos por tal motivo “... por cuanto las fiestas del Corpus Christi y de los Desposorios de Nuestra Señora de este año no hay persona particular que las cumpla... y siempre por falta de servirla mayordomos particulares acostumbra a hacerlo y continuándolo acordaron se cumplan dichas fiestas por este dicho concejo”(20) Conviene señalar como los años que no había cumplidor era el concejo, como patrono, quien se ocupaba de la celebración de los Desposorios de la Virgen; esta preocupación será una constante a lo largo del tiempo. En la actualidad es la Cofradía de Nuestra Señora del Espino la que desempeña dicha responsabilidad. Cuando el cumplidor era el concejo, entendemos, que presidían los actos, siguiendo las disposiciones que el concejo establecía en otros actos públicos; el bastón y la bandera serian repartidos entre los alcaldes, regidores y demás oficiales miembros del concejo, en orden a su autoridad y antigüedad ocupando los lugares preferentes.
En el siglo XVII el mayordomo será sustituido por los oficiales de la Congregación para la celebración de los Desposorios en esta función de cumplidor, que no en la de administrador. Al igual que otras congregaciones instituidas en forma de soldadescas las gastos de los Desposorios eran costeados de las limosnas de los ofrecimientos de los hermanos y de las cantidades que pagaban los oficiales; siendo éstos lo que presidían los actos religiosos que se celebraban en estos días, como antes lo fue el mayordomo. Esta situación permaneció durante el resto del siglo XVII, el XVIII y la mayor parte del siglo XIX.
En 1856 en un intento del ayuntamiento por sanear la economía de la ermita de la Virgen acordó que las cuentas debían de ser presentadas al ayuntamiento, al cura párroco, al procurador síndico y “el capitán y el alférez que anualmente cumplen con María Santísima en sus Desposorios”(21) satisfaciendo ambos oficiales las cantidades que por cumplir tenían que ofrecer.
Los patronos de la ermita distribuían y delimitaban los gastos de Desposorios de la forma más conveniente. En 1860 a causa de ser pocos los fondos que la Virgen del Espino recaudaba por vía de limosnas, en especial en el Ofrecimiento, por lo que estructuraron los gastos de la siguiente forma: (22) “...que el capitán y alférez, que cumplen en cada un año, satisfagan de por mitad al que toca el tambor en la función, treinta reales por su trabajo: Que el fondo de la Virgen contribuya según costumbre con sesenta reales para la pólbora: Ochenta reales para el predicador; y los derechos parroquiales; No pagando cosa alguna para la música creada recientemente en esta villa; porque estos gastos, mayor fiesta de pólbora y predicador, si al capitán y alférez les acomodase aumentarlas se le han de ejecutar de sus bolsillos; cuyos funcionarios han de ofrecer en el que se practica por la tarde de los Desposorios, ciento veinte reales el capitán y sesenta el alférez”.
Ya finalizando el siglo XIX cumplían los Desposorios los capitanes como reza en la inscripción que se conserva en el camarín de la ermita: “En recuerdo de la función de 1895. Oficio de pontifical el Excmo. El Ilmo. Sr. D. Pedro Carrascosa Obispo de Zoara. Predicó el elocuente orador D: Gregorio Benítez Peláez y cantó el eminente barítono de fama universal D. Mattia Battistini. Se organizó por el celoso Sr. Cura D. Francisco Lorente y los Capitanes Dª Josefa Menchén y su hijo D. Pedro Bellón”.
Es en los inicios del siglo XX, sin poder determinar una fecha concreta, cuando el mayordomo pasa a ser un particular o persona particular sin otro calificativo que el de cumplidor.
Los primeros cumplidores que hubo tras la contienda civil debían de presentar un fiador en el momento de su nombramiento, pues quedaban bajo su custodia los dineros de la Virgen; el cumplidor saliente liquidaba cuentas con la Junta de la Virgen y si había superávit, éste era entregado al cumplidor entrante que lo administraba durante su año de cumplimiento. Las cuentas presentadas por el cumplidor comprendían los gastos e ingresos con motivo de las fiestas. Esta costumbre se ha perdido en la actualidad.
Año tras año se rememora en Membrilla la promesa o voto que hicieran nuestros antepasados y los Cumplidores comunicando jubilosos al pueblo los Desposorios de la Virgen. Hasta el año 1936 existía la tradición de que un tamborista recorría las calles del pueblo anunciando e invitando a los Desposorios de la Virgen. Así nos lo recuerda D. José Jiménez con motivo de los Desposorios de 1901 en los que cumplieron D. Mattias Battistini y Dª Dolores Figueroa que iban por las calles de Membrilla anunciando “¡Están ustedes convidados a los Desposorios de la Virgen!” acompañados del redoble de un tambor.
A consecuencia de las dificultades para cumplir con la Virgen por “el sacrificio económico que el cumplimiento supone por la elevación del precio de los componentes del agasajo y el aumento progresivo de gratificaciones que, no siendo reglamentarias, la costumbre hizo obligatorias debido a los precedentes sentados por la generosidad de uso y las exigencias de otros, hasta el punto de resultar hoy insoportable para la mayoría de los vecinos” la iglesia junto con el ayuntamiento publicaron en 1927 un bando con una serie de medidas tendentes hacer más asequible el cumplir con la Virgen:
“La Cofradía abonará anualmente al Cumplidor doscientas cincuenta pesetas. El Ayuntamiento le donará por su parte otras doscientas cincuenta. Además de le descarga de la limosna del sermón y de las gratificaciones a la Música y el tambor, toda vez que la Música dependerá en lo sucesivo del ayuntamiento exclusivamente, sin gravamen de género alguno para la Cofradía y el Cumplidor. Todo esto supone unas seiscientas pesetas”(23).
Este mismo bando recogía las obligaciones del cumplidor: “Las obligaciones del Mayordomo Cumplidor quedan limitadas a las avellanas, el bizcocho, el refresco, los cohetes y la limosna acostumbrada en el acto del Ofertorio. Con esta subvención y la prudencia y moderación que todo Cumplidor debe poner en no ampliar el agasajo para no sentar precedentes que luego resultan perjudiciales a los sucesores, creemos pueda resolverse satisfactoriamente el problema, puesto que si todavía quedan para el Cumplidor algunos gastos y molestias, debe tenerse en consideración que el cumplimiento con la Virgen tiene un fondo cristiano, a base de voto o promesa, que lleva inherente el sacrificio”.
Hasta estas fechas ha llegado, como vemos la denominación de mayordomo cumplidor. Hoy se les conoce como cumplidores, manifestando un carácter plural, ya no es una persona la que cumple, si no que es una familia o en ocasiones un colectivo, pero ya no en singular, siempre el plural, cumplidores. Surge esta pluralidad por ser más idóneo al concepto de padrinos y por ser una ofrenda que una familia o un grupo realizan a causa de un favor que solicitan a la Virgen o por el cumplimiento de una promesa o por una gracia que se les ha concedido.
Los cumplidores, los padrinos en los Desposorios de María y José, son hoy, como lo han sido desde tiempo inmemorial, fruto del voto que se hiciera en el siglo XIII.
Bajada de la Virgen
“La Bajada” es el momento en que la Virgen es traída desde su ermita a la iglesia parroquial para celebrar los santos Desposorios de María y José. Con “La Bajada” se inician los actos en honor de Nuestra Patrona. Ya en el siglo XVI tenemos constancia de que este acto devocional se hacia en procesión “el primer domingo de mayo sacan en procesión la imagen de Nuestra Señora”, unos diez días antes de los Desposorios, coincidiendo con el jueves de la semana anterior.
Sacan a la imagen de la Virgen de su Camarín del Espino y la colocan en la capilla de Santiago, donde la camarera procederá a engalanar a la novia con sus mejores ropas. Esta bonita ceremonia de vestir a la Virgen tiene sus origen en el siglo XVII con el cambio de imagen. Es la Camarera la que goza del privilegio de cuidar el vestuario de la Virgen y es la encargada de cambiarle la ropa así como de tenerla adecuadamente vestida según requiera cada momento. Previamente la camarera con sus ayudantes ha ido extendiendo por los bancos de la ermita todo el ajuar de la Virgen del Espino, limpio, planchado y bien dispuesto: camisa, refajo, chambra, enaguas (diez de diferentes tamaños) encajes y bordados, faldellín, capita, manto y toquilla, que se completa por delante con un mandilillo bordado en oro, como también están bordados en oro los manguitos.
Dª Carmen Amuategui y Pérez Cabellos, prima hermana de D. Joaquín Pérez Cabellos, era la Camarera de la Virgen a finales del siglo XIX. Ya en el siglo XX fue Camarera Alfonsa Cano, sucediendo en el puesto a la anterior. Seguidamente recibió el honor de Camarera Isabel Cano García, que lo transmitió a su hija Carmen Crespo Cano Dª Isabel Cano García que lo heredó de su tía Dª Carmen Crespo Cano y actualmente ostenta el oficio de Camarera Francisca López-Villalta Crespo, sobrina de su antecesora.
Así puesta con sus mejores galas espera “impaciente” María la llegada de su prometido.
El jueves, a la caída de la tarde, la imagen de San José acompañada de cumplidores, clérigos, Cofradía con la guardia de Alabarderos que le hacen escolta y todo el pueblo, a los acordes de la banda de música van a la ermita para trasladar a María hasta la iglesia parroquial de Santiago “El Mayor”, donde se oficiarán los Desposorios una vez concluido el novenario. Esta costumbre de ir San José a recoger a la Virgen se había perdido tras la guerra civil, ha sido felizmente recuperada en el año 1989.
En procesión llega a la iglesia parroquial ante el alborozo de todos los amantes y devotos de la Virgen. Allí son colocadas las imágenes junto al altar, al lado izquierdo San José y al lado derecho la Virgen.
Novenario
El novenario es un acto devocional realizado durante nueve días seguidos. Muchos de estos actos de la piedad cristiana solían tener indulgencias. El Novenario está indulgenciado por el Obispo de Tanes, D. Fr. Lucas Ramírez, que sin duda sería el auxiliar de Toledo en aquellas postrimerías del siglo XVIII. También los que rezaran una salve o Ave María por su intención o la guardase, tenían 100 días de indulgencias concedidas por el eminentísimo señor Cardenal de Córdoba.
El novenario formaba parte del culto religioso que se le dedicaba a la Virgen del Espino con motivo de los Desposorios en el siglo XVII, más difícil es encontrar la fecha exacta en la que se incluyera este oficio religioso entre los actos religiosos de los Desposorios.
El origen de este culto hemos de buscarlo en la necesidad y padecimientos ante las calamidades que afligen al pueblo, que por entonces no eran pocas: Sequía, inundación, hielo, plaga de langosta, plaga de pájaros, pedrisco... para paliarlo se decían misas y hacían procesiones con la imagen de la patrona, que tenía fama de ser muy milagrosa.
A principios del mes de abril de 1617 se dijeron misas a Nuestra Señora rogando a Dios por el temporal y la falta de él “...rogando a Dios, que use de su misericordia, enviando lluvia con que la tierra fructifique. (24)
A principios de mayo se vuelven a hacer rogativas, por idéntico motivo, diciendo misas a Nuestra Señora suplicándole intercediera con Jesucristo ante la presente necesidad. Posteriormente se acordó, al no remitir la sequía, se dijeran “nueve misas cantadas”. Quedando dos cosas bien claras: la urgente necesidad que padecía Membrilla de agua y la celebración del novenario a principios del mes de mayo. El 25 de abril de 1620 a causa de la plaga de langosta el ayuntamiento acuerda se digan misas suplicando a Nuestro Señor consumirlas y acabarlas y para ello “se han de decir en nueve días continuos, comenzando desde mañana día 26” que también fue por mayo. Ya casi mediado el siglo por la falta de agua se sacó la imagen de la Virgen, se hizo procesión general y se acordó “comience desde mañana nueve misas cantadas” (25) que igualmente sucedió en mayo. Se aprovechaba que la Virgen del Espino estaba en la parroquia para la celebración de los Desposorios y así decir un novenario a su patrona por las necesidades que padecía el pueblo.
De esta forma sencilla se fue consolidando una tradición hoy centenaria. Así a finales del siglo XVII la encontramos de forma más explícita : “por quanto en esta uilla se ze/lebra festibidad a los Desposorios de/ Nuestra Señora y Joseph que el primer/ domingo de Mayo de cada un año (...)y atento parece que los campos tienen nezesidad de agua/ si asta el domingo que biene no ubiere/ caydo se agan rogatibas por un nobe/nario a nuestra Señora del Espino para lo qual/ se traiga a su Dibina Magestad a la parrochial/ de esta uilla y estando en esta celebre la/ dicha festividad” (26)
El paso de los siglos no hace sino asentar y arraigar esta tradición en los hijos e hijas de Membrilla y deja constancia de la necesidad de esta oración anual: “...hacerla solemnes rogativas y que anualmente se ejecute lo mismo para obtener por su mediación del todo poderoso el que livere a esta villa de las desgracias que acaba de experimentar... “ (27)
Ya establecido el novenario como parte del culto a María se escribió una novena que ha llegado hasta nosotros gracias al ilustre canónigo, hijo de Membrilla, D. José Jiménez Manzanares que mando imprimirla el 25 de agosto de 1932. Dice D. José Jiménez que esta novena era copia de otra anterior que había sido publicada por el cura-propio de la parroquia de Membrilla D. Juan Pablo Muñoz por los años 1770-75. Este novenario es una magnifico canto de los hijos de Membrilla a su querida Madre que siempre la tienen presente.
Víspera
La Víspera es el oficio divino que se celebra al atardecer, cuando ya declina el día y antes de completas (última hora de los oficios divinos), según las horas de liturgia. Es una acción de gracias, una oración en la que María se prepara para desposarse (del latín sponsare) con José, para instituir la Sagrada Familia, en el misterio de la Encarnación de Jesús por obra del Espíritu Santo. María y José se desposarán como personas bajo la voluntad de Dios y acabarán haciendo la voluntad de Dios. Este oficio del día anterior de los Desposorios consistía en tres o cuatro salmos o cánticos de alabanza a Dios y una lectura, que concluía con un canto bíblico. Constaba de cinco salmos con sus antífonas, de una lectura bíblica y de un cántico a María o Magnificat. Son el comienzo de los Desposorios de María y José.
La incorporación de este oficio religioso a los actos de culto que se celebran en los Desposorios debió de acontecer durante el siglo XVII, pues era muy del gusto barroco el enriquecer todo lo que tuviera que ver con las manifestaciones religiosas. Se oficia el sábado una vez acabado el novenario.
Cuando ya la tarde empieza a declinar los Alabarderos, la Cofradía, el clero y las autoridades civiles, acompañados de un numeroso grupo de vecinos y al ritmo que marca la banda de música se dirigen a la casa de los cumplidores para conducirles hasta la iglesia donde se oficiara el culto de la víspera con misa solemne y predicación
Desposorios de la Virgen
El Desposorio, en hebreo llamado “Erusín”, es una promesa mutua de matrimonio, o palabra de casamiento con valor de contrato, estás legalmente casado con tu consorte pero no habitas con él. Es tan vinculante, que legalmente no puedes romper el compromiso si no es mediante el divorcio o repudio. Era el contrato de esponsales final, un pacto hablado.
Era costumbre en los pueblos orientales, en concreto en el pueblo judío del siglo I, antes de Cristo, que los padres de dos jóvenes concertaran su matrimonio; si bien no era necesario que ambos se conocieran. Los padres del joven ponían en conocimiento de la familia de la joven el interés de contraer matrimonio. Trataban de alcanzar el entendimiento entre las dos partes, que buscaban lo mejor para el futuro sus hijos. Llegado a un acuerdo de compromiso (quiddushin) los padres del desposado hacían entrega a la desposada de la dote (mohar). La ceremonia se celebraba en la casa de la novia y asistían, además de las familias de los contrayentes, amigos y vecinos que servían de testigos. El novio entregaba a la novia unas monedas, que simbolizaban las arras, en manos de la novia diciendo “ con esto quedas solemnemente prometida”. Ella respondía “Así es, te quedo solemnemente comprometida” después se celebraba un banquete en el que los desposados intercambiaban obsequios. El joven daba a la joven un anillo de oro o algún otro artículo de valor, a la vez que decía: “Veis por este anillo (o señal) que tú estás reservada para mí, de acuerdo con la ley de Moisés y de Israel”.
Esta promesa tenía valor, según la ley mosaica de verdadero matrimonio, a partir de este día se les llamaba “marido” y “mujer” pues eran esposos de pleno derecho hasta el día de la boda, que solía tener lugar aproximadamente un año después. Si uno de los dos contrayentes moría el otro quedaba viudo o viuda. La única diferencia era que durante este año no podían tener hijos; en algunas zonas de Israel si se permitía; aunque en la región de Galilea era costumbre mantener la pureza hasta el enlace matrimonial.
El templo parroquial repleto los cumplidores portando la bandera y el bastón presidiendo el acto, son los padrinos, los alabarderos y todos los fieles presentes siguiendo atentamente la ceremonia religiosa hasta el himno a Nuestra Señora del Espino entonada por todos los asistentes que corona el acto.
Procesión
Con motivo de los actos religiosos en honor de los Desposorios de María se realizan tres procesiones, la primera con ocasión de la Bajada de la Virgen, la segunda el domingo de los Desposorios y la tercera para subir la Virgen a su ermita.
El domingo de Desposorios, por la tarde, la Virgen y San José salen gozosos a ofrecer a sus hijos amor y protección. Recorren las principales calles de la localidad en la procesión más grande y sublime de las que se celebran en Membrilla. El entusiasmo es desbordante, numerosos enfermos y ancianos pueden ver a su Madre Celestial, alegres, a la vez que brotan lagrimas de sus corazones. Los felices novios perciben el calor y el cariño de miles de personas.
La procesión transita, tras salir de la iglesia por las calles: Iglesia, Castillo, Santiago, San león, Constitución, Plaza del Azafranal, Cervantes y Plaza Mayor.
Ofrecimiento
El ofrecimiento u ofertorio es la ofrenda voluntaria que de sus propios bienes hacen los fieles y devotos a su patrona en señal de afecto o como deuda contraída por favores recibidos. El ofrecimiento se realiza el Domingo, después de la procesión, al atardecer.
Remonta sus orígenes al surgimiento de la Congregación de Alabarderos allá por el siglo XVII, que acostumbraban a hacer una colecta para sufragar los gastos que tenían los Desposorios con la finalidad del mantenimiento y engrandecimiento de la ermita y en segundo lugar sostener el culto que en ella se realizaba y realiza. Eran los albarderos quienes mayor desembolso tenían que hacer y en especial los oficiales – más concretamente el capitán y el alférez- de la Congregación. En caso de que los gastos fueran superiores a lo recogido se suplía con los caudales de la Virgen.
Mediado el siglo XIX sabemos que el ofrecimiento se hacía por la tarde y en el participaban el vecindario, los devotos de la Virgen y San José, y los oficiales que cumplían; los cuales tenían que hacer el ofrecimiento de los ciento veinte reales el capitán y sesenta el alférez (28) que estipulaban los patronos de la ermita de la Virgen.
En el siglo XIX el ayuntamiento, como patrón que era de la ermita de la Virgen del Espino, quedaba al cargo de los fondos de la Virgen lo que nos ha permitido conocer la recaudación en el Ofrecimiento del año 1870 (29) en pleno Sexenio Revolucionario:
En metálico 865,50.
Una toca para la Virgen
Una cordera.
Tres mortajas pequeñas y una grande.
Un pañuelo de lana del cuello.
Una mano de cera y dos pies.
Treinta velas.
Cinco años después las cantidades recaudadas son similares, pero algo inferiores tanto en metálico como en especie:(30)
817,50 ptas. en metálico.
Un borrego.
26 velas.
3 mortajas.
Una mano de cera y una cabeza de cera.
El documento está firmado por el alcalde, el cura párroco y el escribano.
En los años 1923 a 1926 se dio el caso de no existir ofrecimiento alguno, con lo que el cumplimiento con la Virgen suponía un sacrificio mayor. Por ello se dispusieron una serie de normas que se debían de cumplir en lo sucesivo: “En su virtud, la Cofradía abonará anualmente al Cumplidor doscientas cincuenta pesetas. El Ayuntamiento le donará por su parte otras doscientas cincuenta. Además de le descarga de la limosna del sermón y de las gratificaciones a la Música y el tambor, toda vez que la Música dependerá en lo sucesivo del ayuntamiento exclusivamente, sin gravamen de género alguno para la Cofradía y el Cumplidor. Todo esto supone unas seiscientas pesetas.
Las obligaciones del Mayordomo Cumplidor quedan limitadas a las avellanas, el bizcocho, el refresco, los cohetes y la limosna acostumbrada en el acto del Ofertorio. Con esta subvención y la prudencia y moderación que todo Cumplidor debe poner en no ampliar el agasajo para no sentar precedentes que luego resultan perjudiciales a los sucesores...”(31)
Acabada la procesión las imágenes de San José y de la Virgen son colocadas en la plaza Grande la una a la par de la otra mirando en dirección a la calle Cervantes, donde espera multitud de gente el momento en que pueda entrar a dar su obsequio a los recién desposados. Es uno de los actos tradición más antigua que se realizan con motivo de los Desposorios. Los alabarderos permanecen como guardia de honor de la Virgen y son los primeros en entrar a “ofrecer”, después lo hacen las autoridades y seguidamente el resto de los devotos. Finalizado el acto la Virgen y San José son llevados a la parroquia.
Subida
La subida a la ermita tenía lugar el domingo por la tarde tras producirse el ofrecimiento de los vecinos y devotos de la Virgen y San José. Actualmente se realiza tras de la Función Solemne del oficio matinal del Lunes.
A las diez de mañana, después de que la banda de música, la cofradía y las autoridades hayan acompañado a los cumplidores desde su casa a la iglesia parroquial, tienen lugar los últimos Oficios Religiosos de los Desposorios. La función es oficiada, en la mayoría de las ocasiones, por uno de los sacerdotes hijos de Membrilla. El pueblo religiosamente se despide de su patrona. San José y la Virgen salen de la parroquia de Santiago “El Mayor” para irse a su casa y lo hacen acompañados de un numeroso sequito y cortejo.
Cuando la comitiva llega a la glorieta el entusiasmo se desborda, mientras los desposados son bajados de sus respectivas carrozas y colocados en unas andas. La Virgen primero y San José después suben lentamente la rampa por la que se accede a su ermita, llevados en andas entre los vítores y aplausos mirando siempre a su amantísimo pueblo de Membrilla, que ahora ven como se van marchando hasta otro año entre la multitud de gente allí convocada. En brazos de sus hijos cruza la puerta por la que se accede al templo. La música sigue con su armónico canto despidiendo a los esposos, el repique de campanas es continuo, las aclamaciones a María no cesan, todo es un único clamor, una plegaria de amor.
Una vez dentro del santuario, silencio, el canto de la salve a María se va metiendo en todos los corazones, y en la ermita, en la terraza y en la glorieta, Membrilla es una sola voz, una oración doblemente sentida que culmina esta devota despedida.
Puja
La Puja es el acto de los Desposorios de más reciente incorporación su origen lo encontramos en los primeros años del siglo XX y surgió gracias a la preocupación y al interés que puso el entonces párroco D. Avelino Ortiz y Carrasco por impulsar la devoción a la patrona de Membrilla. Surge como consecuencia de las dificultades de la Cofradía de encontrar cumplidor para los Desposorios de la Virgen y como forma de recaudar fondos. En el bando ya citado de 20 de agosto de 1927 se acordó que para atender debidamente a las necesidades de ornamentación y culto a la Santísima Virgen y la conservación de su Santuario: “...establecer una especie de tómbola, que se inaugurará el presente año, en la que se subastarán públicamente los objetos que voluntariamente ofrezcan a nuestra querida Patrona todos los hijos de Membrilla que se dignen tributarle este homenaje de amor y gratitud, como lo hacen otros muchos pueblos. Esta Tómbola tendrá lugar en la tarde del día siguiente al de Desposorios, en la Plaza de Castelar, bajo la presidencia del Ayuntamiento, Cofradía y Mayordomo Cumplidor, con la asistencia de la Banda Municipal”.
Desde la cuatro de la tarde del lunes estaría abierta al público la casa del ayuntamiento, conocida popularmente como “garrafa” donde se recibirían los objetos que los fieles regalen a la Santísima Virgen. A las seis de la tarde se iniciará la tómbola con la presencia del ayuntamiento (era alcalde el farmacéutico D. Agustín Velasco) la cofradía y el mayordomo cumplidor.
El mayordomo cumplidor al que hacía referencia el bando era al cumplidor del año siguiente como queda reflejado en el acuerdo de la cofradía celebrado el 14 de agosto de 1942: “Entregarle la bandera y bastón (al nuevo mayordomo) el lunes, después de trasladar la Virgen al Santuario, según las tradiciones anteriores”.
Con el nombre de tómbola se le conoció hasta el año 1972 cuando se le empieza a llamar subasto o puja. Quedando a partir de 1979 definitivamente con la denominación de puja, por la que se le conoce hoy.
Actualmente la puja se inicia a las 8 de la tarde del lunes y los obsequios a la Virgen se empiezan a recibir dos horas antes en el escenario montado en la plaza llamada del Azafranal.
ACTOS PROFANOS CON MOTIVO DE LOS DESPOSORIOS
En torno a los actos religiosos se han ido desarrollando una serie de actividades lúdicas, recreativas y culturales que son fiel reflejo del carácter de un pueblo, según la intensidad, variedad y originalidad de este tipo de manifestaciones, que por otro lado se nos revelan como características de una determinada época. Los actos profanos en el siglo XVII estaban vinculados a los actos religiosos, tal es el caso de las soldadescas que desfilaban en procesiones, haciendo alarde de sus marcialidad para el regocijo de los vecinos que las presenciaban. En el siglo XVII acostumbraban las soldadescas a entretener el tiempo practicando la espera del toro con alabardas; lo que les valía como ensayo en caso de correr toros en la plaza mayor. Uno de los juegos practicados por los jóvenes era el juego de “la bola” que consistía en lanzar una bola de hierro a pie quieto o a la carrera y ganaba el jugador que había llegado más lejos con la bola. (32)
Otro juego típico en Membrilla y que remonta sus orígenes al siglo XVII (33) es el de la pelota o frontón y que se jugaba en la pared de convento de Trinitarios Calzados, que estaba situado donde está hoy la Sociedad Cultural “ La Protectora”.
Los toros que se celebraban en la Plaza Mayor y eran llevados a ésta por la calle del Toril (hoy Cervantes). Según una tradición poco conocida los membrillatos corrían los toros por esta calle hasta su encierro en la plaza. Los festejos taurinos ya mencionados con motivo de las suizas y con más o menos asiduidad según las preferencias de las autoridades se ha ido manteniendo con festivales taurinos, becerradas y sobre todo aquellos años en los que se hacía en una plaza formada por carros, actualmente en plazas de toros portátiles.
Se han ido incorporando los adelantes técnicos a las fiestas como el invento del cinematógrafo con la proyección de películas de cine al aire libre a principios del siglo XX. Noticia escrita la encontramos en las actas del ayuntamiento de 1933 con motivo de los Desposorios: “Se celebrarán dos funciones de cine al aire libre”. Para ello nombraban una comisión de festejos que era la encargada de la organización de los actos y de hacer un pequeño programa; el cual anunciaba que a las 9 de la noche se proyectarían “Estupendas películas” en la plaza de Castelar (hoy plaza del Azafranal) con acompañamiento de la banda de música. Este tipo de espectáculo perduró hasta principios de los años sesenta. Dentro del mismo ámbito podemos incluir las representaciones teatrales.
La pólvora ingrediente festivo que ya se utilizaba en el siglo XVII ha ido evolucionando con el paso del tiempo; en el siglo XVIII se le denominaba “papeles del pólvora”. Mediado el siglo XIX, a principios de los años sesenta el ayuntamiento gastaba sesenta reales en pólvora. Pocos años más tarde, finalizando el siglo el consistorio gastaba el día de la Víspera 150 pesetas en “juegos artificiales” que se adquirían a la empresa Manuel Mínguez (34). Iniciado el siglo veinte (35) el gasto en fuegos artificiales asciende a 200 pesetas, siendo ahora adquirido a la empresa pirotécnica de D. Aurelio Cárdenas. La función de fuegos artificiales era amenizada por los acordes de la banda de música; por cuya actuación recibía la cantidad de 85 pesetas. Tras la guerra civil y por los años cincuenta, el lunes de Desposorios, se decía terminaban las fiestas con una “monumental traca” y ya a finales del siglo XX “lanzamiento aéreo de una espectacular colección de fuegos artificiales que anunciará el final de las fiestas”
La música es un componente festivo al menos desde el siglo XVII con la participación del tambor con los alabarderos, pasando con las chirimías del maestro de música de la parroquia. El maestro no solo enseñaba a tocar los instrumentos, también tocaba las chirimías y otros instrumentos con sus alumnos en las procesiones, siempre que el mayordomo de la cofradía los contratara. Hasta el surgimiento de la primera banda de música tal y como la conocemos hoy y de la que ya hemos hecho mención al tratar de la preparación de los Desposorios de 1860 “recientemente creada”. Los primeros maestros de la banda de música fueron D. Basilio García Antón vecino de Campo de Criptana, al que se le daba una subvención de trescientas pesetas. Le seguirá D. Osmualdo del Rey, D. Basilio Cano, D. José Márquez, D. Emilio Cano, D. Andrés Crespo, D. Rafael Cano, hasta llegar a hoy que cuenta Membrilla con dos bandas de música, como ya tuviera en otro tiempo. En las cantidades consignadas por el ayuntamiento como pago a la banda de música hemos de aclarar que los contratos eran con frecuencia anuales, donde se indicaba la participación en diversas fiestas y en ocasiones incluía clases de música. Las actuaciones que contrataba el ayuntamiento con la banda de música eran tres conciertes por la noche del sábado de Desposorios, tarde y noche del domingo y lunes de Desposorios, y tocar diana el domingo y el lunes. Este contrato corresponde al año 1936, posteriormente no se efectuaría. Mediado el siglo XX se indicaba “La Banda de música que dirige D. Andrés Crespo acompañará en la celebración de todos los festejos”. Para terminar con el siglo XX participando en los actos religiosos, dianas floreadas y en conciertos. A las que se incorporaron en las bandas de tambores y cornetas y las Majorettes. Los bailes nocturnos con la verbena popular en la plaza de Castelar, después en la pista de la Sociedad Cultural “La Protectora” y actualmente en la Caseta Municipal.
La fiesta del chico con lanzamiento de juguetes, volcanes con golosinas y sorpresas, disparos de cohetes, volcanes, fuegos japoneses y elevación de globos. Todo ello con el desfile de Gigantes y Cabezudos, acompañados de la Banda de música. Esta fiesta para los pequeños que se celebraba en la tarde del viernes en los año siguientes a la guerra civil, pasó en los años setenta a la tarde del jueves y actualmente el viernes y sábado Parque Infantil con diferentes atracciones.
Por estas mismas fechas, los años setenta se incorporó la elección de reinas y damas de honor de las fiestas.
Los certámenes de poesía y pintura, las exposiciones de pintura y de fotografía y de artesanía popular entre otras.
Las verbenas populares, las atracciones musicales, de humor, magia, danza y bailes típicos.
En las competiciones deportivas: Carreras ciclistas, concursos de arada, carreras de cintas, tenis, frontón o pelota vasca, natación, carreras de atletismo, carrera ciclista, carrera de sacos, baloncesto, fútbol, con la inclusión del partido entre locales y emigrantes, juegos como tángana, truque, brisca, cucaña, tiro al plato; deportes y juegos tradicionales como la cucaña, el lanzamiento de reja y la tángana y un sinfín de deportes y juegos.
Todo un conglomerado que pone de manifiesto la idiosincrasia de este pueblo de la Mancha, laborioso y acogedor que es Membrilla.
Notas:
1 Esta antiquísima tradición estaba basada en documento fechado el 30 de septiembre de 1782, que dice ser copia de otro anterior. D. José Antonio García Noblejas en uno de sus trabajos habla sobre dicho manuscrito, que obraba en poder de D. Luis Menchén Benítez indicando que los hechos históricos en los que se basa la narración es “interesante y verosímil y perfectamente acorde con las crónicas contemporáneas”.
2 “Evocación Mariana y sociedad Medieval- Algunos aspectos históricos de la Virgen del Espino de Membrilla” María Águeda Castellanos Huerta” Ciudad Real 1990. Págs. 242 y 243.
3 Esta descripción pertenece a Bernardo Portuondo en su libro “Catálogo monumental de la provincia de Ciudad Real” Pág. 138
4 “Iglesias parroquiales del Campo de Montiel (1243-1515)”. Pilar Molina Chamizo. Ciudad Real 1994. Pág. 131
5 Adarve es el camino situado en lo alto de la muralla, detrás de las almenas.
6 “Evocación Mariana y...” Ob. Cit. María Águeda Castellanos Huerta” Pág. 247.
7 “Relaciones de los pueblos de España ordenadas por Felipe II. Ciudad Real” Carmelo Viñas y Ramón Paz. Madrid 1971. Págs. 309 y 310 respuesta a la pregunta 51.
8 Ídem. Nota anterior.
9 Programa de Ferias y fiestas de Manzanares de 1998. “Los Moriscos de Manzanares y el 16 de agosto de 1600” Juan Díaz-Pintado. Págs. 13 a 17.
10 O también lilaila, que los moriscos acostumbraban a dar cuado iniciaban un combate o en las fiestas, que se ha conservado en Membrilla como adjetivo.
11 A.C.V.M. año 1617. Acuerdo tomado el 13 de diciembre. A.M.M. Carpeta 8, libro 15.
12 (A) Acuerdos (C) Capitulares de la (V) Villa de (M) Membrilla del año 1646. Acuerdo tomado el 10 de mayo. (A) Archivo (M) Municipal de (M) Membrilla
13 Arma ofensiva, compuesta de un asta de madera de dos metros aproximadamente de largo, y de una moharra con cuchilla transversal, aguda por un lado y en forma de media luna por el otro.
14 A.C.V.M. del año 1677. Acuerdo tomado el 14 de abril. Fol. 19 h. A.M.M. Confirmando que el origen de esta tradición es mucho anterior a los que la sitúan en el siglo XVII. Carpeta 10, libro 23.
15 Según el censo del Conde de Aranda. “Cultura y religiosidad popular en el siglo XVIII”. Mª del Prado Ramírez. Ciudad Real 1986. Pág. 168. Podemos encontrar información sobre las soldadescas en distintas localidades.
16 (L) Libro de (A) Actas del año 1852. Sesión celebrada el 7 de mayo. Archivo Municipal de Membrilla. Fol. 9. Carpeta 11, legajo 35.
17 L. A. Año 1856. Sesión celebrada el 19 de septiembre. A.M.M. Carpeta 12, legajo 36.
18 L. A. Año 1860. Sesión celebrada el 11 de septiembre. A.M.M. Fol. 15 h. Carpeta 12, legajo 36.
19 L. A. Año 1859. Sesión celebrada el 13 de agosto. A.M.M. Carpeta 12, legajo 36.
20 A.C.V.M. año 1666. Acuerdo tomado el 7 de abril. A.M.M. Carpeta 8, libro 21.
21 L. A. Año 1860. Sesión celebrada el 11 de septiembre. A.M.M. Fol. 15 h. Era alcalde D. Antonio Valdelomar. Carpeta 12, legajo 36.
22 L. A. Año 1860. Sesión celebrada el 11 de septiembre. A.M.M. Fol. 15 h Carpeta 12, legajo 36.
23 Bando del ayuntamiento de Membrilla publicado el 20 de agosto de 1927 y firmado por el cura párroco, Avelino Ortiz, y el alcalde presidente, Agustín Velasco.
24 A.C.V.M. de 1617. Acuerdo tomado el 15 Abril A.M.M. Carpeta 8, libro 15.
25 A.C.V.M. del año 1646. Acuerdo tomado el 1 de mayo. Fol. 22 v. A.M.M. Carpeta 9, libro 17.
26 A.C.V.M. del año 1685. Acuerdo tomado el 24 de abril. Fol. 9 v. A.M.M. Carpeta 10, libro 24.
27 L. A. Año 1852. Sesión del 8 de mayo. Fol. 31.A.M.M. Carpeta 11, legajo 35.
28 L. A. Año 1860. Sesión celebrada el 11 de septiembre. A.M.M. Fol. 15 h. Carpeta 12, legajo 36.
29 L. A. Año 1870. Sesión celebrada el 8 de septiembre. A.M.M. Se recogieron para Nuestra Señora del Espino. Siendo el cura Timoteo Peláez, El alcalde Pedro Navarro y el escribano Luis Villahermosa los que firman a bajo.
30 L. A. Año 1875. Sesión celebrada el 12 de septiembre. A.M.M. Era entonces alcalde D. Juan Díaz Pintado.
31 Bando de 20 de agosto de 1927. A.M.M.
32 “Crimen e impunidad en Manzanares a comienzos del siglo XVII” por Juan Díaz Pintado. FERCAM. Manzanares 1994. Págs. 18 a 21.
33 “Fundación, patronazgo e incidencias en el Convento de trinitarios Calzados de Membrilla (SS. XVI-XVII) Juan Díaz-Pintado. Revista Marmaria nº 1, 2004. Pág. 65. Al año de 1646 se refiere la cita.
34 L. A. Año 1896. Sesión celebrada el 10 de septiembre. A.M.M. Fol. 20 h.
35 L. A. Año 1905. Sesión celebrada el 3 de agosto. A.M.M. Fol. 20 h. L. A. Año 1906. Sesión celebrada el 23 de agosto. A.M.M. Fol. 48 v.