La Cofradía de Ntra. Sra. del Espino ha expuesto durante este fin de semana dos de sus adquisiciones más importantes de cara a las celebraciones que se desarrollarán dentro del próximo mes: un nuevo estandarte para la Cofradía de la Virgen y un novedoso manto de Inmaculada que la patrona lucirá durante los actos conmemorativos del 50 Aniversario de su Coronación Canónica, ambos donados por vecinos de Membrilla.
El nuevo estandarte de la Cofradía es obra de los Talleres de Bordado de Francisco Perales, de Torralba de Calatrava. Se trata de un simpecado bordado en oro y enriquecido con flores matizadas en hilo de seda, sobre malla dorada metalizada. Está presidido por la imagen de Ntra. Sra. del Espino en el óvalo central, flanqueada según los cánones de la tradición histórica por dos alabardas, marcadas a su vez con el símbolo de la cruz de Santiago.
En la parte superior del paño aparece el escudo de Membrilla, un emblema oficial de la localidad que presenta el castillo del Tocón (actual ermita del Espino) y el anagrama del Ave María, además de vestir de azur, en honor a la Patrona la Virgen del Espino.
Será portado sobre mástil dorado con el anagrama del Ave María y corona en el remate superior.
El nuevo estandarte será bendecido el próximo jueves 9 de agosto, en la ermita del Espino, justo antes de la Bajada de la Virgen del Espino para su traslado procesional a la parroquia.
La alusión realizada en el estandarte respecto a la Inmaculada Concepción de María (el simpecado, -“sin pecado concebida”-, es la representación procesional de la Virgen María por excelencia), se complementa con una nueva alusión a la Inmaculada en el trabajo del nuevo manto.
Un manto de Inmaculada para los actos de Coronación
El manto, realizado en terciopelo de color azul, supone una novedosa incorporación al ajuar de la Virgen del Espino y será lucido por la Patrona en su salida extraordinaria durante los actos conmemorativos del Aniversario de su Coronación Canónica, los días 7, 8 y 9 de Septiembre.
El azul es el color con el que se representa la Inmaculada Concepción en una fórmula iconográfica acuñada definitivamente por el barroco del s. XVII: túnica blanca como símbolo de pureza y manto azul como símbolo de eternidad. Ya en siglos anteriores, Beatriz de Silva (fundadora de nuestras Concepcionistas Franciscanas) había iniciado el culto a la Inmaculada en España tras la visión de María vestida de blanco y azul.
El manto está bordado en oro con diseños vegetales de hojarasca y roleos. En el centro, jarrón con flores matizadas en hilo de seda y corona real con Ave María. Está rematado con puntilla dorada.
Va acompañado de una toca de sobre manto en malla dorada y una saya realizada en tisú de oro bordada en oro y plata, con sedas de colores, que se completa con manguitos y cuerpo. Sobre la saya, aparece bordado el escudo de Membrilla, también vestido de esmalte azur (color azul intenso en heráldica).