A apenas diez días de sus Desposorios, los novios ya están en capilla. La imagen de San José fue trasladada desde su emplazamiento en el altar mayor de la ermita del Espino hasta la parroquia para seguir el ritual de preparación previo a la boda. Y siguiendo la costumbre establecida, la noche del martes fue la elegida para que la novia iniciase también los preparativos previos a los esponsales.
El marco no pudo ser más adecuado: Arriba, una “superluna” de agosto cruzada a intervalos por el destello fugaz de la lluvia de Perseidas. Abajo, casualmente, alguna agrupación musical ensayaba los acordes de los Gozos a la Virgen del Espino, himno popular de la patrona. Envuelta por el repique de campanas de la ermita, recientemente automatizadas, la imagen de la Virgen del Espino descendía de su camarín llevada en andas por unos emocionados miembros de la Junta de su Cofradía.
La imagen de la patrona recorrió los escasos metros de la iglesia, donde permanecía expuesto el ajuar nupcial que vestirá durante las fiestas de Desposorios.
Tras ser instalada en la capilla de Santiago, donde recibirá la visita de los vecinos de Membrilla durante estos días previos a su Bajada, los miembros de la Cofradía procedieron a colocarle la corona. Una oración colectiva cerró el sencillo y emotivo acto, que este año contó con la presencia de muchos menos vecinos que en años anteriores, en los que no cabía un alma en el interior de la ermita.
El resto del trabajo, vestir a la novia, será labor de las camareras de la Virgen.