Hace prácticamente siete años, el 10 de diciembre del 2006, el músico Fernando Argenta visitaba Membrilla, gracias a la enorme implicación de su amigo Francisco Menchén, para inaugurar las instalaciones de la nueva Escuela Municipal de Música de la localidad. Quién mejor que "el gran divulgador de la música" para abrir unas instalaciones que fijasen en el espacio cultural de Membrilla la labor educativa que tantos músicos venían desempeñando en condiciones muy difíciles desde hacía muchos años.
El primer encuentro con Argenta nos enseñó que las personas grandes no son las que hay que mirar en contrapicado, de abajo a arriba; las personas más grandes son las que caminan a nuestro lado, casi sin hacer ruido, haciendo grandes cosas y siempre, siempre, con una sonrisa amable en la cara.
No hay sitio en este pequeño artículo para desgranar la enorme aportación de Argenta al mundo de la música. Hijo de uno de los más grandes y olvidados directores de orquesta de España, reconvertido en rockero ye-ye, y padre de uno de los fenómenos musicales más importantes de los últimos años, Clásicos Populares, tras recalar en Radio Nacional, donde fue director de Radio 3 y Radio 1. Su especial visión pedagógica de la música fue el origen de El Conciertazo, programa de televisión que despertó el gusanillo musical en tantos niños. Autor de libros como "Las aventuras de los grandes músicos cuando eran pequeños", "Cuando las grandes piezas musicales son un cuento", "Los clásicos también pecan", "Pequeña historia de la música"... Fue galardonado, entre otras distinciones, con el Premio Ondas en 1980 y 1991, el Montecarlo y con el Premio APEI-PRTV en 2006. En diciembre de 2003 el Gobierno le concedió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
Sí, era muy grande; tan grande que nos regaló en aquella primera visita su cariño y su cercanía, además de un pequeño Conciertazo de carácter familiar en el que tuvimos la suerte de descubrir la enorme figura de su mujer, siempre a la sombra del músico famoso, puntal esencial e imprescindible del genio y del hombre.
Fernando Argenta nos prometió en 2006 un Conciertazo a gran escala en Membrilla cuando las instalaciones de la Casa de Cultura estuviesen de nuevo abiertas tras el incendio. Y cumplió su promesa en mayo del año pasado, en un extraordinario y divertido evento didáctico y musical en el que estuvo acompañado por la Asociación Musical Maestro Emilio Cano. Un concierto en el que destacábamos cómo "el genio de este músico generoso, sencillo y humano llena el escenario y cautiva al espectador desde el primer momento."
El Fernando Argenta humano falleció ayer en Madrid, a los 68 años de edad, porque el cáncer no tiene sentido del ritmo ni de la armonía. Es un honor recordar hoy que fue el padrino de nuestra Escuela Municipal de Música.
Se leen esta mañana en algunos medios nacionales frases como esta: "Muchos sentimos su muerte porque algo nuestro también desaparece". Membrilla, los músicos y alumnos de música de Membrilla, también sienten su muerte. A fin de cuentas Argenta también fue un poco nuestro.
Fdez. Megías
HEMEROTECA