Cuando el General de División Luis Lloret acompañó a su amigo Francisco Grau hasta Membrilla con motivo del estreno de la marcha compuesta al también amigo y General Francisco Menchén (El Alabardero Menchén) se quedó gratamente sorprendido tanto con la banda de la Asociación Maestro Emilio Cano, que les acompañó musicalmente en aquella ocasión, como con el pueblo de “Paco”. Tanto es así que en aquella misma ocasión le insinuó a Grau que le hiciese otra marcha a él. Grau, el genio compositor, sencillo, cercano, amigo de sus amigos, no pudo negarse y una vez compuesta le dijo: “Ya la tienes. ¿Dónde y cuándo la estrenamos?”. A lo que Lloret respondió: “En el mismo sitio que la de Paco: En Membrilla.”
Y hasta Membrilla, de nuevo de la mano de Francisco Menchén y gracias a los nexos entre banda y generales abiertos en su momento por Emilio Cano, se desplazaron los máximos responsables de los cuatro cuerpos comunes del ejército español (Intervención, Médico, Jurídico y Músico), además del Comandante de la Guardia Civil y numerosos amigos y vecinos, para asistir al estreno absoluto de General Lloret: un homenaje musical al General y a su impecable carrera militar y, sobre todo, un entrañable retrato de Luis, del amigo.
Los músicos de la Asociación Maestro Emilio Cano hicieron de teloneros de sí mismos en una primera parte musicalmente impecable dirigida por Gustavo Ramírez. Con una selección de obras muy cuidada, compuesta casi en su totalidad por autores originarios de la Comunidad Valenciana, los músicos rindieron un profundo homenaje al mundo vinculado con el ejército y a la propia figura creadora del General Grau. El concierto se abrió con los primeros acordes de Vasa, de José Suñer, intenso preludio de lo que iba a acontecer sobre el escenario de la Casa de Cultura esa noche. Al pasodoble El Capitán, de Camilo Pérez Laporta, siguieron piezas como El sitio de Zaragoza, de Cristóbal Oudrid y adaptación para banda del propio Grau, y Damas de Castilla, composición original del General.
Grau vuelve a dirigir a la Ammec dos años después
Sería el General Francisco Menchén, hijo de Membrilla, quien presentase la segunda parte del concierto, avalado según sus propias palabras por el “único”, e incontestable, “título de su amistad con los generales Grau y Lloret”. Una presentación en la que sobre todo quiso resaltar la gran figura creadora del General Grau, con más de 700 obras registradas en la Sociedad General de Autores y más de un millar de conciertos dirigidos por toda España.
El General Francisco Grau Vegara volvió a coger la batuta para dirigir a la banda de la Asociación Musical Maestro Emilio Cano en una selección de obras propias, reafirmando su gratitud hacia los músicos y su absoluto convencimiento de que “lo mejor para un pueblo es tener a gente joven haciendo música”. Rompiendo protocolos establecidos, Grau quiso empezar su intervención con Mi dama manchega, dedicada a su mujer, natural de Albacete; pasodoble resultado de la suma de toda una vida, con momentos de enfados y momentos felices, pero sobre todo fruto de un amor serio y constante.
Tras el amor, la tierra. En Noches Alicantinas, obra bastante difícil según el propio autor, Grau quiso reflejar esas primeras impresiones que se tienen de un lugar la primera vez que se ve. No faltan en la pieza referencias a la Fiesta de Moros y Cristianos en Orihuela, las habaneras de Torrevieja, las hogueras de la noche de San Juan en Alicante, ciudad que Grau describió medio moruna y muy cosmopolita pero donde no se olvida el folklore más profundo, como la copla alicantina que sonó en la lejanía desgranada de modo sobresaliente por la joven bombardino de la asociación.
Y tras la tierra, el Ejército; medio donde ha ejercido su vida profesional y en el que ha conseguido las máximas distinciones, alcanzando puestos que pocos podrán volver a repetir. En Boceto Legionario Grau realiza una síntesis de la música de la Legión, quizá la más conocida dentro de la música militar y la más cercana al pueblo porque, según el autor, “el ejército es pueblo y todo lo que llega al pueblo, el pueblo lo hace suyo.” En Canciones de la mili el General plasma sus impresiones más vivas de su etapa de mili. Para Grau, una de las cosas más bonitas de aquella época eran los momentos de descanso al atardecer, cuando los soldados se reunían para cantar las canciones típicas de su tierra “en una expresión de lo que somos todos: España”. Así, aparecen toques militares mezclados con música de zarzuelas, seguidillas, sardanas... confirmando el hecho de que el folclore español es uno de los más ricos del mundo junto con el ruso.
General Lloret
Comentaba Grau que “una composición es como un retrato que haces a alguien. Tiene que ser reconocible”. En virtud a este conocimiento, en la marcha General Lloret quiso retratar al General Jefe de la Intervención de la Defensa española, pero también plasmar al hombre “alegre, divertido, compañero fantástico, al que le gusta vivir y pasarlo bien”, al muchacho que aprendió a ser militar en Valencia y que ingresó en las Fuerzas Armadas.
La marcha militar General Lloret sonó por primera vez sobre el escenario de la Casa de Cultura de Membrilla con el porte, la marcialidad y el saber estar de Luis Lloret, pero con el señorío que le confiere el pasodoble, todo ello enriquecido con algunos toques que recordaban a su tierra valenciana y al Himno de Infantería, su primera academia militar.
El concierto concluyó con un homenaje a la bandera dirigido por el General Grau y coreado por todo el público presente puesto en pie, rendido ante la genialidad del militar músico y director y, sobre todo, ante el impresionante regalo musical recibido por parte de todos los músicos.
Tras el homenaje, el General Luis Lloret, reconoció que un día tuvo el sueño de poder vivir en primera persona lo que en Membrilla vivió hace dos años con motivo del estreno de El Alabardero Menchén y que sus deseos e imaginaciones se habían quedado cortos tras lo vivido en Membrilla desde su llegada. “ Cuando empezaba a pensar lo que podía decir sólo me venía a la cabeza una palabra: Gracias. Gracias. Gracias. Con todo lo que representa y sobre todo en mayúsculas.”/F. Megías.
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