La sucesión
Antonio Arroyo da un paso atrás en la política municipal para dejar paso a su sucesor como cabeza visible del partido Ciudadanos de Centro Democrático en Membrilla: José Jiménez Muñoz, una figura prácticamente desconocida en la esfera política local pero que lleva trabajando intensamente en las filas del partido desde su fundación. A partir del próximo pleno, en el que jurará su cargo como concejal en el Ayuntamiento, Jiménez deberá enfrentarse al reto de ser portavoz de su partido y trabajar en primera línea de la oposición política municipal.
José, -describe el propio Antonio Arroyo-, “es un hombre joven, pero no por su juventud es prepotente, imprudente ni soberbio, sino todo lo contrario: tranquilo, observador, analista, respetuoso, trabajador e inquieto por mejorar todo lo que es capaz de detectar que es mejorable. Es un hombre preparado, tiene el título de Ingeniero Técnico Industrial y como tal ha trabajado en varias empresas de implantación nacional, compaginándolo los fines de semana con su faceta de empresario autónomo. En las empresas que ha trabajado y en la que trabaja actualmente ha asumido cargos de responsabilidad y en todas ellas el resultado de su trabajo ha sido meritorio y positivo, siempre. Tiene grandes conocimientos sobre las nuevas tecnologías y, sobre todo, en relación al ahorro energético y el medio ambiente. Este hombre sabe lo que vale «un trozo de pan», no es un parásito de los que abundan generalmente en los partidos mayoritarios donde el único mérito que les acompaña es haber sido «banderillero». Me explico: esos chicos y chicas que no han dado un palo al agua en su vida, que se afiliaron al partido con 15 años y para lo único que han servido ha sido para colocarlos detrás de la tribuna o del atril del orador de turno y agitar la banderita. Por eso les llamo «banderilleros». De ahí pasan a su mayoría de edad a ser asesores, consejeros, diputados, senadores… Se parten la cara por mantener la poltrona y vivir de la sopa boba y, cuando se retiran lo hacen con una buena paga, buenos coches, un patrimonio considerable. Se pasan toda la vida predicando lo que no son capaces de hacer: trabajar. José Jiménez sí sabe lo que es trabajar, soportar en silencio los sufrimientos que te trae la vida y entre todas esas circunstancia saber sacar tiempo para comprometerse con un planteamiento de vida, que no es otro que ser solidario, comprometido y servicial. Es un hombre que apuesta por la « Juventud con IVA» Con I de Inquietud, Información, Ilusión, Inconformismo. La V de Valores como la Solidaridad, el Esfuerzo y la Constancia. Y la A de Actitudes como de Servicio, Respeto por las diferencias en los diferentes ámbitos de la sociedad y Actitud crítica constructiva. Este es nuestro « hombre» y espero que la gente sepa descubrir los valores que puede aportar a la vida municipal.”
Qué ha aportado Arroyo Villa a la política municipal
Treinta y cinco años después, en el periplo político de Antonio Arroyo existirán probablemente luces y sombras. Pero de lo que no hay duda es de que el político de centro ha aportado un particular estilo a la gestión municipal. Un estilo definido sobre todo por la cercanía al vecino y la convicción firme en que la labor del político es la de servir. “He intentado aportar a la gestión política municipal normalidad, abrir las puertas del Ayuntamiento, trasladar a los vecinos la idea de que el Ayuntamiento es suyo y los funcionarios trabajan para los vecinos, por eso su sueldo lo pagamos entre todos. Hay que reconocerles cuando hacen las cosas bien y hay que llamarles la atención cuando las hacen mal, pero con el respeto por encima de todo. Chulerías y soberbias ningunas por ninguna parte. He intentado hacer pedagogía política y democrática de tal manera que cada vez que he salí de alcalde ofrecí concejalías a todos los concejales, incluso, como no puede ser de otra manera, a los de la llamada oposición. Nunca las aceptaron. Yo sí las acepté cuando fui concejal en la oposición. Nunca eludí ninguna concejalía y trabajé con mi mayor ilusión e interés, como cuando me dieron la delegación del Matadero y con la colaboración de los carniceros conseguimos que no se cerrase.”
Y, ante todo, la humildad y la amabilidad con el vecino, escuchar a todos sin mirar militancias políticas o simpatías personales. De nuevo, el servicio, incluso en sus horas de alcaldía, cuando ha hecho en numerosas ocasiones de “mandaero” para asuntos particulares de vecinos que tenían problemas de sanidad o económicos, sobre todo con las administraciones provinciales. “Me he sentido uno más sin subírseme a la cabeza ni el cargo ni la carga. No me gusta ni que me suban ni que se suban a los pedestales. Mala cosa cuando una persona elegida para un mandato concreto se nos sube al púlpito o al pedestal y trata a la gente con arrogancia y soberbia. Hay que bajarlo y decirle que el cargo es para trabajar y no para presumir y que no es para siempre. Entré con mi sueldo de maestro y salí y me mantengo con el sueldo de maestro jubilado. No he tenido horario, pues me consideraba concejal o alcalde las 24 horas del día y el despacho lo llevaba conmigo, pues a mí la gente me podía solicitar la atención en la calle, en mi casa o en el Ayuntamiento. Soy un enamorado de mi pueblo y de su gente. Pero también me considero ciudadano del mundo, respetuoso con todas las formas de manifestar la espiritualidad o religiosidad, la cultura, las tradiciones y formas de vida, pero eso no quita que yo ame a mi pueblo y allá por donde haya pasado he intentado traer a Membrilla lo bueno que veía por ahí, aunque fuese un grupo de teatro como cuando estuve de maestro en Herencia o la Federación de Ciclismo de Toledo a mi pueblo y crear dos puestos de trabajo.”
En este sentido, Arroyo lo tiene claro: “Creo que nadie puede negarme el espíritu de lucha, de constancia, perseverancia, de entrega, de proximidad y cercanía, de seriedad y defensa de los valores de nuestra democracia.” Por ello, pese a su dimisión, indica que “ no me desvinculo de mi condición y responsabilidad de ciudadano, no renuncio a seguir defendiendo los valores y necesidades de mi pueblo y por ello las gentes saben que pueden contar conmigo para todo aquello que sea ayudar y mejorar.”
Las luces y las sombras
De lo dicho, y con tantos años de trabajo municipal a las espaldas, el político siente la recompensa del trabajo bien hecho y, a veces, pese al esfuerzo y la dedicación, siente también la decepción por la meta no conseguida.
Antonio Arroyo siempre se sentirá orgulloso de su intento de defender los intereses de Membrilla por encima de consignas partidistas y de desmitificar los cargos. “Dar una imagen de normalidad y transparencia a la gestión pública, y salir con la misma sencillez que se entra. Demostrar que se puede servir sin buscar nada a cambio”.
En el plano material, destacan la larga lista de infraestructuras y servicios puestas en marcha durante sus etapas como concejal y sus dos legislaturas como alcalde. Incluso desde aquellos primeros años en los que se puso en marcha el servicio de recogida de basura. “En aquellos años, -recuerda-, no fue fácil, pero a ver quién le quita ahora a cualquier vecino este servicio. Pues en aquellos momentos resultó complicado pasar de tener la basura en el basurero del corral a meterlo en un cubo o en bolsas.”
Vino después el suministro de agua de los Romeros, con la firma del único documento que hoy sirve de defensa jurídica frente a las “injustas pretensiones del Ayuntamiento de Manzanares”. Y la recuperación de la vida musical, “gracias a la inestimable decisión y ayuda incondicional de Emilio Cano, -apunta-, que me dio la fuerza para solicitar una subvención en la Diputación y comprar 18 instrumentos que fueron el germen, la base y el origen de una nueva etapa musical en Membrilla.”
Y la Residencia o Centro de Día: “Piedad Navas fecundó los ánimos y trasladó a nuestros sentimientos la necesidad de tener a nuestros mayores cerca, convirtiéndose en el motor de lo que terminó siendo La Fundación de Ancianos Ntra Sra. del Espino. Yo fui su herramienta y portavoz tanto en la Federación de Fundaciones como en el Ministerio de Asuntos Sociales, obteniendo la categoría de obra social sin ánimo de lucro, al nivel de Cruz Roja o Caritas parroquial. Consecuencia de este proyecto nació la Residencia que hoy tiene Membrilla a la que habría que seguir prestando apoyo con el fin de conseguir una residencia de más capacidad.”
No quiere olvidarse Arroyo Villa del Centro Cultural de San León, la renovación de la Casa de Cultura y la Caseta Municipal, la Piscina, la Guardería, las Viviendas de Protección Oficial, Pabellón Polideportivo, Pistas deportivas, Pista Ciclista. Incluso la Torre del Reloj, de la que reconoce “supuso para mí un gran reto y un desafío frente a los intereses de quienes querían echar por tierra la gestión de una corporación”. De los que ponen palos en las ruedas opina: “Son personas que no miden ni miran las consecuencias de sus actos y aprovechándose de sus situaciones privilegiadas no miran el daño que le hacen a su pueblo. Hay gente que se movía en los foros aconsejando que no se hiciese el Instituto o que se nos negase el Centro de Salud. Tienen nombre y apellidos. Ellos saben quiénes son y yo también lo sé. Gracias al tesón, las razones nuestras y, la comprensión de los responsables de aquellas áreas, se consiguió el Instituto que yo inauguré aunque la carga de la gestión la llevó años antes Pedro Diaz-Pintado en su etapa de alcalde. Se consiguió que Membrilla fuese Zona Básica de Salud con derecho a un Centro de Salud, que lamentablemente ni el Psoe y ni el PP han puesto en servicio, hasta tener cerca unas elecciones.”
La compra del terreno de Pepe Cacho en los Paseos del Espino, recuerda Arroyo Villa, “también fue fruto de descalificaciones y vejaciones por gente que no mira la gestión ni el bien del pueblo si no llegar al poder de la forma que sea para hacer lo que después demostraron: colocar a su gente, endeudar al ayuntamiento y cargarse instituciones como la Mancomunidad la Mancha y un largo etcétera de errores. No digamos la que tuvimos que montar para que a Membrilla se la reconociera dentro de la IGP del Melón Mancha. Fue el origen de unas primeras jornadas sobre el cultivo y comercialización del este producto, con la continuación acertada y exitosa de la recién II edición de la Feria del Melón por parte del actual equipo de gobierno: Membrilla Capital del Melón.”
El dimitido concejal de CCD es consciente también de las sombras, de los fallos y errores cometidos. “Quien no hace nada no se equivoca, pero para avanzar, mejorar y conseguir cosas hay que arriesgarse a equivocarse y también tener la humildad de reconocerlo y pedir perdón. Yo he pedido muchas veces perdón cuando he visto que me he equivocado; no cuando me lo ha reprochado la oposición con la única intención de descalificarme. Me saca de quicio quien miente a sabiendas, quien difama con el sólo objetivo de sacar provecho o de anular al adversario. En ese campo me defiendo con mucho coraje y a veces la inexperiencia, el exceso de celo o prisa por conseguir las cosas me llevaron a meter la pata. Los primeros años de la democracia fueron difíciles pues había personas que se resistían a poner en juego los valores democráticos y se regían por los procedimientos y actitudes del gobierno que acabábamos de superar. Aquellos tiempos fueron difíciles y a mí y a algunos de los que estaban conmigo nos lo pusieron muy difícil. Pero gracias a la valentía de aquellas personas que no se amedrantaron, que siguieron apostando por las libertades, por la igualdad y por la justicia hemos llegado a lo que hoy es Membrilla, aunque a veces tengo la sensación, por ciertos comportamientos, que damos un paso para adelante y dos para atrás.”
Un político frente al deterioro de la casta política
Político por sentimiento y convicción, Arroyo Villa no es ajeno al deterioro de la imagen de esta “profesión” en la sociedad actual y que él atribuye al mal ejemplo que han dado unos cuantos políticos, con el consentimiento y la colaboración de los partidos mayoritarios: “Es muy triste el espectáculo bochornoso que están dando determinados políticos. De ahí que no haya que sorprenderse de la desafección hacia la casta política. Lamentable, triste y vergonzoso. Pero, permítanme una observación: todo esto ocurre porque el pueblo lo consiente, lo mantiene y lo apoya. Cada vez que hay una votación y la ciudadanía le da su voto a cada uno de estos partidos que no han puesto medios para erradicar la corrupción se están convirtiendo en sus cómplices y colaboradores necesarios para que lleven adelante sus atropellos, abusos y robos.”
No es algo nuevo, de Gürtel, UGT y ERES con la Junta de Andalucía, Bárcenas… Antonio Arroyo recuerda decenas de casos: Juan Guerra, Marbella, Julián Muñoz, Roca, Aida Álvarez, Blanca Rodríguez Porto, Antonio Aragón, GAL, BOE, Filesa, Sarasola, Roldán, Barrio Nuevo, Mariano Rubio, Palomino, Amedo y Domínguez y los Fondos Reservados? Y cómo a pesar de los escándalos los ciudadanos les seguían votando. “¿A qué se quejan después?”, sentencia.
“Si un taller te hace mal la reparación o si un comerciante te engaña, dejas de comprarle. Por qué si un político te engaña no dejas de votarle? En democracia tenemos la suerte de poder elegir cada cuatro años y es cuando tenemos la posibilidad de cambiar de gestores. Y si sus actos tuviesen consecuencias, ya se mirarían mucho de meter la mano en la bolsa de todos; porque primero serían juzgados por tribunales independientes y después tendrían que abandonar la política. Pero mientras haya ciudadanos esclavos de siglas y partidos, España no mejorará. Hay que cambiar de actitudes, exigir, denunciar y emitir el voto con inteligencia y libre de condicionantes.”
Membrilla hoy
Antonio Arroyo Villa deja su cargo a falta de un año para las elecciones municipales, tras tres años participando en la vida política de Membrilla en su faceta de concejal y portavoz de uno de los dos partidos de la oposición. Tres años que han dado para mucho e incertidumbre ante el año que resta para finalizar la legislatura: “A mí no me duelen prendas y considero que es bueno destacar todo lo que esté bien, independientemente de quien sea su autor. De esta legislatura hago una valoración muy positiva de la gestión del problema del agua, la promoción y apoyo a los agricultores en los distintos ámbitos en los que interviene el ayuntamiento, la conservación y mejora de servicios que ya recibieron de mandatos anteriores… pero no me parece bien que se tenga tanta dificultad u opacidad a la hora de dar o facilitar información acerca de obras como la del puente sobre el río Azuer en el molino de Juárez, sobre la conducción o canalización del agua del pozo de «Cabila» al depósito del agua; la opacidad sobre el tipo de contrato que tiene el Aparejador Municipal; sobre los pasos que se están dando, quién y cómo, sobre el futuro y necesario Polígono Industrial; la escasa defensa que se hace por mantener las farmacias de guardia abiertas los fines de semana; sobre el descuido o abandono que se tiene en el entorno de la Cañada Vieja; los caminos y sus anchuras, señalización y firme. No me parecen convincentes las palabras de esperanza con respecto al estado ruinoso que empieza a tener nuestro convento. ”
Y, después de todo esto, Arroyo denuncia el uso partidista de la televisión local: “No me gusta el uso partidista descarado que se está haciendo con la televisión local. Se le ha pedido por activa y por pasiva un Consejo de Administración en el que estén todos los partidos políticos representados, miembros destacados de la vida municipal: hermandades, clubes y asociaciones, pero como el que oye llover. Y sobre todo no me gusta nada esa manía de magnificar al partido y todo lo que le rodea con esos aires de grandeza, soberbia que a veces raya con lo esperpéntico. Manolo podría ser buen alcalde, si se despojase de esos tic propios de otros tiempos. Es un hombre trabajador, con inquietudes, buena capacidad de gestión, pero le pierden los modales. Da la impresión que se le ha subido a la cabeza el cargo. Por más que le he recordado que los cargos son temporales y que venimos a servir, no a mandar, parece que no lo tiene muy en cuenta. Él sabe que lo aprecio, que cuando me ha necesitado me ha tenido a su disposición en defensa de los intereses de Membrilla, pero la soberbia lo pierde.”
Antonio Arroyo contempla cómo a fin de cuentas en Membrilla, de modo similar al del resto de pueblos de España, es imposible erradicar esos sentimientos que nos llevan a huir de los términos medios, a pasar del blanco al negro en un abrir de ojos, a la dictadura del color político que nos lleva a pensar lo de “estás conmigo o estás en contra mía”. “ Aquí no hay que estar en contra de nadie, sólo hay que estar a favor del ciudadano que debe ser el foco y eje central de las políticas. Pero claro, cuando se anteponen intereses partidistas, se pierde de vista el destino final de la gestión llegamos a esta situación: La Crisis. Nadie sabe quién la ha provocado, pero sí se sabe perfectamente quién la está sufriendo: la clase media y menos favorecida. Los que se encargaron de blindarse las pensiones, de garantizarse despidos multimillonarios y fijarse sueldos de por vida con privilegios de coche, despacho y secretario, para esos no existe la crisis.”
Pero, por convicción personal, tiene grandes esperanzas depositadas en las nuevas generaciones: “Estamos viviendo un momento histórico único, con la juventud mejor formada de todos los tiempos y los más avanzados medios informativos y tecnológicos. Considero que si nos moderásemos un poquito, reflexionásemos de lo efímero de nuestro paso por esta vida, de lo inútil de poseer más allá de lo que se necesita, del dolor que le podríamos evitar a mucha gente con pequeños gestos y un poco de generosidad nos iría de otro manera. Habría que desterrar cualquier tipo de fanatismo: religioso, político, territorial, incluso deportivo.
Tenemos que despertar las conciencias, sensibilizar a los poderosos y enseñar al débil a desmitificar al político, ya que realmente el poderoso es él con su voto. Y con la suma de votos podemos inclinar la balanza de aquel que no sepa atender las necesidades de la sociedad y cambiar de arriero. Hay que tomarnos interés por la cosa pública, participar con el mismo ahínco que lo hacemos en las cabalgatas, procesiones y eventos de todo tipo. No me vale aquello de muchos jóvenes: yo paso de política. Pues muy bien, mientras tú pasas, otros actuarán por ti y te negarán especialidades en hospitales, cerrarán plantas, habrá recortes en educación y en farmacia, mientras en los presupuestos se sube la partida de los altos cargos en casi un 20%.”
Ese es el mensaje final de Antonio Arroyo Villa a la sociedad: “No dejes que otros hagan por ti lo que tú puedes hacer y hasta yo me atrevería a decir que serías capaz de hacerlo mejor y con más honradez. Abandona la comodidad infantil, asume la responsabilidad de ser ciudadano y defiende lo que es de todos y nos afecta a todos: lo público. Yo les preguntaría a todos, pero especialmente a la juventud: ¿Te gusta lo que hay? ¿Identificas a los responsables? ¿Qué podemos hacer? ¿Tú qué haces o estás dispuesto hacer para cambiarlo? La juventud tiene la palabra. Después no se admiten quejas.”