Una treintena de mujeres asistieron el pasado sábado al taller de colocación de mantilla ofertado por la Hermandad de Jesús Nazareno Yacente y Virgen de los Dolores, de Membrilla.
En las instalaciones del Casino Manchego, las participantes pudieron acercarse al complejo arte de colocarse la teja y la mantilla de la mano de cuatro verdaderas profesionales: Míguela Muñoz, María Jesús Menchén , Dolores Fernández y Gregoria Crespo.
La hermandad se encargó de preparar todo el material: mantillas, tejas, alfileres, horquillas… Durante la masterclass, cada una de las “maestras” en este arte mostró su técnica personal directamente sobre cuatro chicas que ejercieron de modelos, peinadas con el preceptivo moño. Pero, también importante, se enseñó a colocarlas en mujeres con pelo corto. Las propias participantes se animaron a colocar la mantilla a sus compañeras.
“Desde la Hermandad de Jesús Nazareno Yacente y Virgen de los Dolores queremos agradecer Miguela, María Jesús, Dolores y Gregoria su ayuda y generosidad por poner su experiencia a nuestro servicio y también agradecer a todas aquellas mujeres que han mostrado interés y han querido participar en este taller. Gracias de corazón por ayudarnos a dar visibilidad a una figura tan emblemática para nuestra hermandad como son las manolas, que cada año acompañan a Nuestro Señor en su Santo Entierro y desde hace dos años también a nuestra Madre la Virgen de los Dolores.
Os animamos desde aquí a participar este año en la procesión de Semana Santa para que puedan poner en práctica todo lo aprendido.”
Las participantes aprendieron cómo colocar los alfileres, como realizar los pliegues en la mantilla… porque como declaraban “es más fácil de lo que creemos y de lo que parece en un principio, pero es un arte que tiene también su misterio y hay que aprenderlo. Ha sido una iniciativa genial. Esperamos que la repitan todos los años y se incentive su uso. Es una tradición muy bonita.”
La costumbre de vestir mantilla está muy vinculada a la Hermandad de Jesús Nazareno Yacente. Supone un acto de devoción muy íntimo y personal que se desarrolla en el marco de la procesión general de la noche del Viernes Santo, cuando cada vez más número de mujeres preceden el paso de Jesús Nazareno Yacente vestidas de “manolas”, en una de las estampas más impresionantes y solemnes de la Semana Santa de Membrilla.