Fieles a una tradición de casi ochenta años, la “hermandad” de Santa Rita de Casia en Membrilla celebró este lunes 22 de mayo la fiesta de la Santa de los Imposibles en el templo parroquial de Santiago el Mayor. Una fiesta humilde y sencilla, mantenida por un grupo de fieles, que cuenta entre sus elementos más singulares la curiosa costumbre de regalar rosas. Son las rosas de Santa Rita, uno de los símbolos que la retratan, junto a las abejas, la vid, la espina, el anillo de matrimonio y el rosario.
Los cultos a esta particular santa italiana, de intensa vida, -casada a los 12 años con un maltratador, madre, viuda, religiosa agustina-, comenzaron el día 20 con un triduo que se prolongó hasta el lunes, día de la fiesta y centro de la eucaristía en su honor. Durante estos días, la imagen de Santa Rita fue trasladada desde su lugar de culto habitual en la capilla de Santiago el Mayor, en la ermita de la Virgen del Espino, hasta el altar mayor de la iglesia parroquial. A sus pies se colocaron las rosas bendecidas por el párroco, Raúl López de Toro, para ser repartidas tras la misa entre los fieles.
La hermandad de Santa Rita es oficialmente un grupo de vecinos y vecinas unidos en torno al culto a la santa. En la actualidad cuenta con 120 asociadas y es curioso comprobar cómo una institución tan humilde sigue creciendo año tras año, contando en esta cita del 2023 con 30 asociados nuevos. La cuota anual es de dos euros.
Además de lo singular de su vida, de lo llamativo de su relación con Cristo y sus estigmas, de los milagros que la rodearon tanto en vida como después de su muerte, entre ellos el de la rosa, Santa Rita de Casia es conocida por otro hecho extraordinario: Desde su fallecimiento, en 1457, su cuerpo permanece incorrupto y se encuentra expuesto en una urna de cristal en su basílica de Cascia, en la región italiana de Umbría, siendo un centro de gran peregrinación cristiana.