Con lo tranquila y sensata que es ella. Nunca la había visto así. Menudo cabreo tiene. Mi amiga Lola acaba de tirar el teléfono móvil por la ventana con tan mala suerte que un camión le ha pasado por encima y lo ha dejado hecho arenilla.
Mientras me lo está contado pongo la cara de no me lo puedo creer. Ahora vas a tener que comprar otro, le digo. ¡Es que estoy harta de que me espíen! Ayer estuve hablando con una amiga de unos remedios para el dolor de espalda y te quieres creer que al rato tenía un anuncio de medicamentos para el mismo remedio. Pero ¿por qué me tienen que escuchar? ¿A quién le interesa lo que yo hable? Con esto de internet nos vigilan a todas horas. Así no se puede vivir. No quiero móviles ni quiero que me estén espiando a todas horas. A ver cuando pasa ya la moda de los móviles.
Me dan ganas de dar una carcajada de no ser por el cabreo que tiene encima Lola. Cálmate, querida amiga, los móviles han llegado para quedarse, al menos, hasta que se cambien por otros dispositivos que espíen mejor, bromeo y me sonrío. Tendrías que ver cómo me fulmina con la mirada. Encima recochineo, dicen sus ojos.
- No me rio de ti. Pero creo que no te has parado a pensar detenidamente en el asunto.
- ¿A ti te parece bien que tengan que saber a dónde voy, lo que hago, lo que digo y lo que quiero? ¿Te parece bien?
- No veo el problema -le digo-. Qué problema hay con que se sepa que ayer estuviste en la pescadería, porque ayer me dijeron que te vieron al salir. Qué problema hay con que te vean en una terraza charlando con unas amigas, o qué problema hay en que sepamos que acostumbras a pasear por los paseos del Espino cada tarde. Vivir en sociedad tiene esta particularidad, muchas actividades de nuestra vida son públicas. En la práctica, no vamos embozados por la calle, no nos ocultamos al pasear. Cualquier vecino o viandante con quien nos crucemos sabe que nos encontramos en ese punto.
- No es lo mismo. Que en el pueblo o en el barrio donde vivo me conozcan y sepan lo que hago o las veces que salgo no es ningún problema, porque yo también los conozco a ellos y también sé lo que hacen por costumbre. Pero detrás de internet no sé quién está y qué intenciones tiene. Que no quiero que me espíen, y ya está.
- En realidad, no te espían a ti, ni a mí. La clave de todo es que nadie interesa en particular. La tecnología está al servicio de lo que llamamos Inteligencia Artificial.
- ¡Inteligencia! Menuda inteligencia. Eso ni es inteligencia, ni es artificial.
- Ciertamente no es inteligencia como la que usamos las personas, pero consiste en un sistema de información que funciona como si fuera inteligente. No es igual, pero se parece bastante. Es como el vuelo de los aviones, que no es como el de los pájaros, pero también lo llamamos volar. La idea consiste en almacenar mucha, muchísima información sobre hábitos personales, movimientos, preferencias, búsquedas, lo que hablamos, lo que escribimos, con quién nos relacionamos, a qué horas, etc. De esta forma se va creando un inmenso almacén de información sobre qué y cómo hacemos las cosas, y sobre qué decimos, hacemos o dónde vamos entre otros muchos datos.
Un ejemplo, lo que le interesa a la inteligencia artificial es cuántas personas pasean por los paseos del Espino por la mañana, cuánta al medio día o cuánta por la noche y cuánto tiempo; es decir datos globales, no particulares.
- Y si una no quiere dar sus datos. – replica.
- Eso es como decir que no quieres vivir en la sociedad. Sociedad tecnológica. – resuelvo.
- ¿No ves ningún problema en esto?
- Es exactamente el mismo problema que en cualquier otro ámbito de la vida. Hacer un uso correcto del conocimiento. Hablamos de ética, entendida como forma de comportamiento y actitud en nuestras decisiones. De pasada te diré que existe una ética del bien, una ética del deber y una ética de la responsabilidad, entre otras.
- Mucha ética, mucha ética; pero en el fondo todo el mundo va siempre a lo mismo. Al negocio. A ver como te venden lo que quieren, metiéndote por los ojos todo lo que saben que te va a gustar.
- En el fondo creo que el problema está en que lo apunten. No sé si te acuerdas de que había personas (todavía las habrá) que cuando no llevaban dinero al hacer una compra decían “no me lo apuntes, que vengo enseguida a pagar”. También conocí a personas que no les gustaba usar tarjetas de crédito y preferían pagar en efectivo para que no se quedara apuntado.
No nos importa que se sepa lo que hacemos, nos importa que quede registrado, apuntado.
Postulado
Estamos iniciando una nueva era tecnológica de la que si queremos formar parte tendremos que aportar los datos de nuestra vida cotidiana para alimentar al cerebro de la Inteligencia Artificial. Y no tiene vuelta atrás.