La última jornada del encuentro Comenius en el Colegio San José de Calasanz de Membrilla, dentro del europeo Yes Project, estuvo marcada por la cultura en un intento de acercar a nuestros profesores y alumnos visitantes a algunos de los rincones y símbolos más característicos de Castilla-La Mancha.
La primera parada tuvo lugar en Toledo, capital de la región que muchos de los visitantes creían capital de España, donde esperaba Salomé, la guía “rompepiernas” de la Ciudad Imperial. Salomé propuso al grupo un interesante y novedoso recorrido por las calles toledanas alejado de los típicos circuitos escolares, buscando impregnar a los visitantes europeos del principal espíritu de la capital: la convivencia de las culturas árabe, judía y cristiana.
Entrando a la ciudad como el mismísimo Alfonso VI, el grupo recibió una completa información en inglés en torno al recinto amurallado y las puertas de entrada, haciendo una parada, al igual que el rey castellano pero sin caída, frente a la mezquita del Cristo de la Luz, simbiosis perfecta de la cultura árabe y cristiana. Tras un empinado y duro recorrido por la zona de los numerosos conventos de Toledo, la guía invitó al grupo a realizar una parada en uno de los templos más interesantes y a la vez más desconocidos de la ciudad: la Iglesia de San Román, característica por sus extraordinarios frescos y hoy sede del Museo de los Concilios.
Dejando atrás templos y conventos, el grupo se adentró en la emblemática judería toledana, donde pudo disfrutar de la magia especial de su particular trazado y peculiares características, desembocando en uno de los máximos símbolos de la mezcla de las tres culturas: La sinagoga del Tránsito, un espacio de oración construido en época cristiana, utilizando elementos decorativos árabes, para el culto judío. Además, Salomé ilustró a nuestros visitantes sobre las peculiaridades del olvidado pueblo sefardí, que en la actualidad cuenta con un Museo específico dentro de la propia sinagoga.
La visita se completó en el mismo centro de la capital donde una concentración de protesta de los profesores impidió disfrutar en toda su medida del marco incomparable de la catedral de Toledo. La Plaza de Zocodover sirvió de punto de descanso y encuentro para el grupo de fascinados europeos que dejaron atrás la ciudad conscientes de haber visitado uno de los lugares más bellos de la geografía española.
El espíritu de Don Quijote
Los molinos de viento se manifestaron en el horizonte como parada ineludible dada su estrecha vinculación con la figura de Don Quijote, uno de los embajadores manchegos más universales. Pese al intenso viento, los alumnos y profesores de Italia, Turquía, Polonia, Inglaterra y Estonia, disfrutaron sobre el Cerro Calderico de Consuegra emulando batallas con gigantes de cuatro brazos en una aventura cultural y literaria que les acercó un poco más a nuestra obra más emblemática.
Impregnados del espíritu de Don Quijote, el grupo partió hacia Membrilla en un animado viaje protagonizado por los cantos más característicos de este tipo de trayectos en autobús, desde las canciones de tuna hasta el pasodoble español, pasando por las nuevas composiciones de moda en un intercambio generacional que tuvo sus más y sus menos y que se cerró con un divertido ¡Que viva España! en las voces de nuestros visitantes europeos.
Sonrisas y lágrimas en la fiesta oficial de despedida
Sin apenas tiempo para recuperarse del viaje, (nunca las duchas de Membrilla vieron pasar a tanta gente en tan poco tiempo) los participantes europeos en este encuentro Comenius y las familias de acogida afrontaron el último acto del Yes Project dispuestos a disfrutar de una cena divertida pero conscientes de vivir la víspera del retorno de las delegaciones a sus países.
En una mezcolanza inédita de idiomas y culturas en el seno de nuestra comunidad educativa, con el inglés como firme telón de fondo (y el “membringlish” como socorrido último recurso) las familias y los profesores disfrutaron de una agradable cena en la que destacó sobre todo la estupenda convivencia alcanzada entre los jóvenes alumnos participantes en el proyecto.
Durante la fiesta se vivieron momentos divertidos y momentos emocionantes, como el instante en el que los niños, propios y “adoptivos”, regalaron unas rosas a las mamás de acogida, un golpe bajo del equipo directivo del colegio en la línea de flotación emocional de las familias, ya de por sí demasiado sensible esa noche.
Julián Muñoz, profesor coordinador del proyecto en Membrilla, y Victoriano Márquez, director del colegio San José de Calasanz, despidieron oficialmente a las delegaciones europeas. Acompañados por Estefanía Ortiz, jefa de estudios, y Nieves Roldán, profesora de inglés, les hicieron entrega de diversos obsequios como recuerdo de este encuentro y de su visita a nuestra localidad.
Los momentos cumbre, como no podía ser de otro modo en España, llegaron con el baile. Sobre la pista, turcos, estonios, italianos, polacos, ingleses y españoles se hicieron un solo cuerpo de baile para disfrutar de la simbólica Soy una taza... y alguna otra composición infantil, además de piezas características como Los Pajaritos, Paquito Chocolatero, Macarena... acompañadas siempre con un suficiente repertorio de sevillanas que los europeos se marcaron con más o menos maestría.
Última parada en el Pabellón del Espino
Demasiado temprano sonó el despertador en la mañana del domingo... Maletas, desayunos más sentidos, últimos juegos...
Y el Pabellón del Espino, una vez más.
Las familias de acogida despidieron a los alumnos europeos en un ambiente marcado por la emoción y la tristeza. Las cinco delegaciones integrantes, junto con el Colegio San José de Membrilla, de este Comenius partieron en autobús hacia Madrid muy agradecidos con el recibimiento obtenido en nuestra localidad y conscientes de haber vivido unos días únicos en España.
Galería de fotos
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