Mientras los sindicatos y las diferentes administraciones se afanan en desgranar su particular baile de cifras en torno al seguimiento de la huelga del sector público, la realidad local es contundente un día después del paro de los funcionarios convocado por los sindicatos Csi-Csif, UGT y CCOO: Nula incidencia de la huelga en Membrilla.
La jornada de protesta de los trabajadores públicos contra las últimas medidas adoptadas por el Gobierno nacional en su polémico “decretazo”, especialmente las referidas al recorte salarial de los funcionarios, se saldó en nuestra localidad con un escaso seguimiento que propició que la jornada se desarrollase con total normalidad en todos los sectores. El funcionamiento de la sanidad y la administración local fue el habitual y no se produjeron alteraciones en el desarrollo de la labor educativa de los tres centros de la localidad.
En el Colegio San José de Calasanz ninguno de sus 25 profesores secundó el paro del martes 8 y sólo uno de los 24 del Colegio Virgen del Espino hizo uso de su derecho a huelga. El paro fue algo mayor en el Instituto de Enseñanza Secundaria, donde cinco de sus 47 profesores se sumaron al paro de los funcionarios.
En el Consultorio de Salud de la localidad la incidencia del paro también fue nula y tanto doctores como sanitarios y demás trabajadores acudieron a su puesto de trabajo.
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Nadie hizo huelga en el Ayuntamiento de Membrilla aunque hubo una concentración de diez minutos convocada a las puertas del consistorio, a las 11:30 de la mañana, a la que acudieron una decena de funcionarios. No hubo forma de hablar con ningún concejal del Ayuntamiento para que realizara un balance del seguimiento de la huelga en el sector público local.
No obstante, pese al escaso seguimiento del paro, numerosos funcionarios han querido destacar que el hecho de no haber secundado la huelga no significa que estén de acuerdo con unas medidas del gobierno que les parecen insolidarias e injustas al pretender reducir el déficit público a costa de recortar unos derechos que los funcionarios han adquirido a lo largo de los últimos años mientras que los políticos siguen derrochando dinero público en otras partidas.
Un día después, los sindicatos son incapaces de hacer una valoración unánime de la tibia respuesta de los trabajadores públicos a la jornada de paro mientras empiezan a escucharse los primeros reproches y las administraciones públicas guardan un cauteloso silencio que no va más allá de tasar la huelga con cifras.
