El pasado mes de marzo se constituía oficialmente un nuevo grupo cultural en nuestro pueblo. “Las andanzas de don Félix”. Es el nombre con el que se dan a conocer en referencia al primer montaje teatral que este grupo de gente, venido la mayoría de colaborar en distintas asociaciones culturales, representaron para amenizar las noches en que se celebraba FERIMEL.
Los principales componentes de la junta que regirá este grupo son Agustín Borja García como presidente, secretaria Encarni Alarcón Núñez y tesorera María García Andújar.
Abiertos a cualquier actividad cultural de momento han dado sus primeros pasos dentro del mundo de la farándula. Así los hemos conocido: con jubón, capas, gregüescos, sayas y corpiños para pasar, con la magia que ofrece el teatro, a bermudas, minifaldas o traje de chaqueta, por ejemplo. Todas estas vestimentas caben en el mismo baúl, por lo menos en el de esta agrupación.
Del Siglo de Oro español a una época relativamente actual, como son los años 80, este recién constituido grupo cultural daba un salto en el tiempo de la dramaturgia y se presentaban el pasado fin de semana, concretamente los días 8, 9 y 10 de abril, en el escenario de nuestra Casa de Cultura para representar La última cena, una obra de teatro basada en la idea original de Manuel García Díaz-Pintado con la adaptación y dirección de Antonio Márquez Núñez.
Un salto considerable en el tiempo si tenemos en cuenta que este grupo se presentó ante el público membrillato en el verano de 2014 para ofrecernos un montaje que conjeturaba sobre las andanzas de don Félix (Lope de Vega) por nuestro pueblo, recreando los usos y costumbres del siglo XVII. También, el pasado 2015, se atrevieron con una adaptación de El Galán de la Membrilla y lo hacían para conmemorar IV centenario de la publicación de esta obra creada en el prolífico Siglo de Oro.
En este viaje en el tiempo del teatro, los usos, las costumbres y las modas han cambiado, pero los temas que rigen la existencia humana permanecen, los hemos podido ver en este montaje caracterizados tal vez por una pátina de humor jocoso, a la vez que por una fantasía espiritual, pero ahí estaban, entre otros, la rimbombancia de unos apellidos, la omisión del peliagudo tema del aborto, la hipocresía del chisme, la intolerancia a diferentes tendencias sexuales o el cuestionamiento de vocaciones religiosas.
Tanto el autor de la obra, como el director y el propio elenco, seguramente hayan querido quitarle el peso trascendental que tienen estos temas y en una pirueta figurativa le han sacado el lado bueno, el mejor, el que otorga el sentido del humor hecho teatro y así, Agustín Borja, Isabel Jiménez, Encarni Alarcón, María García, Mariate Borja, Juan de la Torre, Vicente Bellón, Pepe García, Pedro José García, Cati Jiménez, Alfonso Pardilla, Juan Fernández y Manuel Ramírez fueron capaces de transformar lo duro en blando y arrancar la carcajada en numerosas ocasiones al público asistente que disfrutó del montaje que, por otro lado, estuvo atendido en la parte técnica por Manuel García en el atrezzo y decorados, Antonia Fernández con el apunte, Antonio Márquez estuvo a cargo de la selección musical, Germán Muñoz del sonido y la iluminación, Jennifer Galindo del maquillaje y la peluquería y Manuel Borja con el diseño sonoro.
No me queda más que desearle larga vida a este recién nacido grupo; que la creatividad, las ganas y el buen gusto por las bellas artes acompañen siempre a todos sus componentes.
Atentos a su trayectoria, de momento podemos recrearnos con unos versos de El Galán de la Membrilla que pueden definir la esencia de LA ÚLTIMA CENA:
«Venid, disgustos, mas venid templados,
Que si amor no tuviera ni un disgusto
¿cómo tuviera gustos sazonados?»
Alicia Jiménez Muñoz