En el mundo de la música a veces no hay que buscarle tres pies al gato, o a la partitura. Basta con dejarse llevar y hacer sobre un escenario algo tan aparentemente sencillo como disfrutar y contagiar al público, creando un espacio mágico de risas y notas.

Sencillamente magia es lo que nos regalaron el pasado domingo la Banda Juvenil Villa de Membrilla y Quique el Mago, dirigidos por Gustavo Ramírez, en un concierto especial con motivo de la celebración del Día Internacional del Niño que llenó por completo la Casa de Cultura y, lamentablemente, no pudo acoger por falta de aforo a todos los que demandaron entrada a última hora.

Los jóvenes integrantes de la Banda, entre ellos once nuevas incorporaciones que se estrenaban en este concierto, se divirtieron como nunca sobre el escenario siguiendo las locas divagaciones de Quique el Mago, que consiguió a través de juegos de magia introducir a los más pequeños en el mundo de la música, de los instrumentos y de las formaciones bandísticas. También se divirtió el público familiar, que vivió el desarrollo del concierto con una sonrisa continua nacida las más de las veces de la propia inocencia y extraordinaria resolución de los voluntarios más menudos que participaron en los juegos.

Enrique García Vivanco, “Quique”, ilusionista natural de Castilla-León, empezó con 9 años en la magia y en la música. Violinista de la orquesta de Burgos, tiene varios espectáculos didácticos con los que ha recorrido toda la geografía española, incluso otros países, afrontando la magia con sentido del humor y elegante factura musical. Sus juegos de manos y de cartas, arropados por la melodía de El Aprendiz de Brujo, fueron el hilo conductor de un repertorio muy completo en el que se conocieron las familias de instrumentos con piezas como la Sinfonía de los juguetes, Música para fuegos de artificio o improvisaciones de percusión. No faltaron los instrumentos modernos nacidos de las nuevas tecnologías, como el violín electrónico del propio Quique que sorprendió con sus posibilidades sonoras tanto a espectadores como a los propios músicos. El público disfrutó de temas de ABBA y de Ennio Morricone; escuchó Pocahontas, The Enternainer, Sweet Georgia Brown e incluso bailó con Paquito el Chocolatero; viajó por el mundo descubriendo las czardas húngaras, el reel irlandés, la muñeira gallega y el choclo, el tango criollo argentino; y, para finalizar, vivió una Navidad anticipada acompañando con palmas la Marcha Radetzky.

La valoración de la organización tras este concierto didáctico fue muy positiva: “Colgar el “no hay entradas” ya es un éxito, pero además la Banda Juvenil realizó un trabajo inmejorable Tenemos que crecer y apostar todo por nuestros niños, por nuestro futuro musical.” 

La valoración del público sólo había que leerla en las caras de grandes y pequeños al abandonar la sala: Habían presenciado sencillamente magia.