Numerosos amigos y familiares acompañaron a Amalia Aparicio Jiménez en el acto de presentación de su libro Unas de Cal y varias de Arena que tuvo lugar el pasado domingo 1 de marzo en la Casa de Cultura de Membrilla.
Es difícil describir un evento en el que una misma ha participado y no pecar de entusiasta. Porque si hay un calificativo que describa a carta cabal lo que vivimos en la presentación del libro de Amalia ese no es otro que el entusiasmo.
Entusiasmada la autora por conseguir el sueño de ver su obra publicada y entusiasmados todos los que de una manera u otra participamos en un acto que resultó sencillo ameno y cargado de emociones.
Se iniciaba el acto con la intervención de la concejala de Cultura, Carmen Jiménez, que tras reconocer la labor de las mujeres corrientes, artífices de la historia, según sus propias palabras, inauguraba la Semana de la Mujer en la que este acto fue el primero de los muchos que, explicó, se desarrollaran a lo largo de la semana.
Tras la intervención de Carmen llegaba el momento, por mi parte, de presentar a la autora: mujer sencilla, laboriosa y ufana (primer verso de uno de sus sonetos que allí se leyó) con vocación de poeta y tras hacer un breve repaso por sus andanzas literarias, le tocó el turno a su sobrina, Lucía Márquez, que en un despliegue de elocuencia y buen gusto, describió a grandes rasgos las entrañas del libro. Un libro con un estupendo diseño y maquetación por parte de Rubén Luna, de DOS EMES.
Lucía también recitó alguna de las decimas de las que está compuesta la obra y destacó el compromiso que Amalia adquiere con el buen uso de las palabras al tiempo que despierta la atención del lector con un estilo creativo, vivaracho y cercano, al alcance de todos. Destacó también que el humor se presenta como ingrediente común en casi todos los poemas.
Tras la intervención de Lucía tomó la palabra Amalia que, muy emocionada, repartió agradecimientos y destacó que su libro, Unas de cal y varias de arena, es una recopilación de versos irónicos y jocosos, pero también crudos y reflexivos y se describió a sí misma como aprendiz de todo con el corazón repleto de sentimientos de poeta.
El acto concluyó de la mejor manera: con los exquisitos acordes de un arpa que tuve el honor de presentar recitando, junto con Amalia, una Oda al Arpa que la misma autora había compuesto para tal fin. El instrumento, que presidió el escenario durante todo el acto, sonó estupendamente de la mano de la arpista con raíces membrillatas, María Valero Menchén, que interpretó Danza número 5 La andaluza, del maestro Granados, Happy de Pharrell Williams, My Heart Will Go On, de la película Titanic y Chiquitita de ABBA, conmoviendo, más si cabe, a todos los asistentes que aplaudieron con entusiasmo a la interprete.
La invitación a un vino en el salón anexo a la casa de cultura fue el colofón del evento donde, familiares y amigos, compartimos con Amalia los frutos de su esfuerzo.
¡Enhorabuena, compañera!