En el mes de septiembre se celebra en Membrilla las fiestas de los Desposorios y en esos días hacían cine en la plaza, al aire libre; y el último día de la fiesta, nuevamente vinieron a avisarme de pastor. El patrón era don Antonio Jiménez (Canana). Ya tenía 7 años. El sueldo era 30 reales al mes y corno de costumbre, la manutención. Una vez puestos de acuerdo tenía que ir el lunes por la noche, después de terminar el cine, a la puerta del patrón, y esperar hasta que llegara un hijo del amo que me abriese la puerta. Esto lo hizo «el Paco» a la una de la noche. Me pasó a la cuadra de las mulas y me acostó en un poyo donde dormía él algunas veces. Las mulas, que hacían mucho ruido, y yo, que tenía mucho miedo, no pude dormir. A las cinco de la mañana llegó el hijo Antonio, que era con quien yo tenía que ir al campo para ayudarle a guardar las ovejas. Corno éramos muchachos y jugábamos en el campo, Jo pasaba mejor que las otras veces y estaba muy a gusto.