Nos encontramos ante un testimonio del siglo XX escrito en primera persona que relata con un lenguaje llano, como si nos hablara de viva voz, sin pretensiones literarias, las vivencias, deseos, logros y fracasos personales en un contexto propio de la época con detalles de la guerra civil española y la postguerra, teniendo muy presente a su familia.
Tomás Megías Marqués trabajó de pastor, luego fue ganadero autónomo, dio clases de enseñanza primara en la que enseñó a muchos niños y jóvenes de Membrilla a leer y escribir; y a que supieran hacer cuentas. Vendió picón y fue peluquero, pero nunca renunció a su deseo de aprender a través de la lectura.
Esta dedicatoria precede al inicio del libro:
“A mis hijas, con todo el cariño, dedico lo que recuerdo de mi historia. Quiero que sepáis y que os sirva de recuerdo y ejemplo todas mis grandes aspiraciones y los acontecimientos que he tenido durante toda mi vida hasta el día en que me pongo a escribir, igual que los obstáculos que se anteponían no me dejaban alcanzar lo que yo deseaba hacer”
Fui alumno de la escuela de Tomás -mi primer maestro-. Los métodos pedagógicos eran los propios de la época. Conservo un inolvidable recuerdo como alumno bien considerado por él. Todavía hoy reconozco qué cosas aprendí en su escuela cuando yo estaba en edad de preescolar.
Cuando a principios de los años 90 del pasado siglo me trajo su manuscrito para ver si podía ayudarle a transcribirlo a máquina u ordenador y editar una docena de ejemplares, me dio la oportunidad de poder colaborar en algo que él deseaba desde hacía tiempo, ver el libro de su vida publicado. Se imprimieron veinte ejemplares, de los cuales doce fueron para él que repartió entre su familia, de los restantes, dos los entregué a la biblioteca de Membrilla, otros los regalé a amigos. Solo conservo uno que me firmó.
Tomás falleció el 2 de enero de 1994, unos meses después de haber tenido en sus manos su autobiografía publicada.
Membrilla.com le rinde homenaje publicando en capítulos semanales su autobiografía.
A mi primer maestro. Vicente Alumbreros