La joven Patricia y su madre, Trotera, estaban tan tranquilas pastando por el campo de Membrilla cuando de repente, sin saber cómo, se encontraron en mitad de Belén de Judea, al lado de un redil de cabritillos inquietos; bajo la mirada divertida de cientos de niños y la relajada vigilancia de un grupo de extraños pastores…
La ciudad de Belén ha cambiado mucho en los últimos siglos, debieron pensar los pollinos…
Junto a los establos, afanados carpinteros esbozaban sus piezas en madera, mientras un nutrido grupo de herreros doblegaban el hierro en la fragua. Más allá, la panadería y el calor del horno, donde saciar el hambre y la sed (con las últimas novedades comerciales de la época a la hora de buscar proveedores y conseguir suministros).
Artesanos alfareros trabajando el barro en su torno (lo de los guantes de látex debió ser una aportación de la cultura griega…) La posada, donde encontrar reposo para el alma y bebida para el espíritu, sin alcohol, por supuesto, como mandan los cánones de la ley hebrea para el belén escolar.
En el centro, el Misterio del Nacimiento, la Sagrada Familia esperando… Esperando la llegada del Niño, cerca del mediodía, hasta que lo acercó la abuela Santa Ana; todo un improvisado homenaje al papel cuidador de la abuela en nuestra sociedad actual.
Y la Autoridad, Herodes y centuriones, en curiosa simbiosis del poder judío y de la dominación romana, marcial y laxa al mismo tiempo, observando al pueblo desde la altura de su trono. Ya el día anterior habían pasado por allí los emisarios de Sus Majestades de Oriente, atrayendo a los niños con la promesa del regalo del día de Reyes.
La ciudad de Belén ha crecido mucho en el último año…
Habitáculos para músicos y danzantes, pastores y habitantes de Belén celebrando el nacimiento del Niño. Lavanderas junto al pozo, recuperando la tabla y el jabón de aceite de hace apenas medio siglo… Costureras remendando la ropa, bordando las prendas, porque en Judea (y en Membrilla hasta hace poco) no había la posibilidad de acudir al Bershka, al Primark o al Stradivarius y el vestido tenía un inmenso valor, multiplicado al lado del pesebre donde un Niño duerme entre pañales. Subrayando el tema, al lado, vendedoras de telas multicolores, con algún que otro bolso algo avanzado a su tiempo, probablemente de algún diseñador puntero de Jerusalén.
Guiños puntuales al belén más manchego, con el campo de invierno recién podado, y la pausa del almuerzo del Podador (pequeño homenaje a Antonio López Torres cuando se cumplen 30 años de su muerte); y el campo de julio, con la trilla en la parva, que tantos recuerdos arrancó entre los visitantes que se acercaron el pasado jueves hasta la ciudad de Judea para honrar al Niño.
Y cerrando, junto a la entrada porticada a la ciudad, otro elemento indispensable en el belén manchego: las castañeras, mitigando el frío del invierno judío con sus castañas asadas.
Mucho más podría contarse del Belén Viviente que por tercer año consecutivo han protagonizado en la Plaza del Azafranal los alumnos de 4º de la ESO del IES Marmaria de Membrilla, sirviendo de figuritas móviles al complejo y aplaudido escenario navideño creado para la ocasión por Manuel García y montado con el apoyo de los trabajadores de obras del ayuntamiento.
No faltaron, en los momentos más distendidos, los Selfies de la Sagrada Familia para enviar por Whattshap a amigos; partidas clandestinas de cartas entre romanos, costureras y lavanderas, burlando a la autoridad judía; panaderos agobiados por el exceso de demanda de café llamando por móvil a los proveedores; y ese Niño, las doce y sin llegar...; podadores que abandonan su campo para buscar el calor del puesto de castañas ante la demanda de mano de obra por el aumento del consumo; reguetones multitudinarios llenos de ritmo de los habitantes de Belén junto al pesebre…
A fin de cuentas, las figuritas del belén no dejan de ser adolescentes, vivos, divertidos, extraordinarios; con el cuerpo en Judea, pero con la cabeza puesta en Mallorca, destino del viaje de fin de curso. ¿Acaso alguien pensaba que este año iban a dejar de armar el belén?
