Tras los inciertos años de pandemia, con ceremonias y actos modificados por los protocolos sanitarios, el culto a san Antonio regresaba a su plena normalidad en Membrilla durante su festividad del día 13 de junio. En un templo parroquial repleto de fieles, el párroco Raúl López de Toro ponía fin al triduo celebrado en su honor y oficiaba la eucaristía del santo portugués. Previamente, se había realizado la ceremonia de bendición de los panecillos del santo.
El párroco realizaba un breve recorrido por la vida y la figura de uno de los santos que ha movido más devociones dentro de la iglesia a lo largo de los últimos siglos, subrayando el matiz de ser “un santo que no se pasa de moda” al no existir el tiempo en el mundo de Dios. Tras destacar su faceta como Doctor Evangélico de la Iglesia, López de Toro cerraba su intervención con un pequeño homenaje a la figura de d. Antonio Algora, recitando unos versos a modo de oración que el anterior obispo solía dedicar a san Antonio.
Tras la misa, la junta directiva de la hermandad de San Antonio local procedió al reparto entre los asistentes de los cerca de quinientos panecillos de san Antonio, reminiscencia del no tan antiguo pan de los pobres, en un ejemplar ejercicio de conservación de unas de las tradiciones religiosas y sociales más antiguas llevadas a cabo en la parroquia local. (Ver artículo). Este año, los panecillos han sido donados por la familia Márquez Atochero, en acción de gracias. La implicación de los vecinos con esta tradición es fuerte, de tal modo que ya cuentan también con un donante para los panecillos que se repartirán el próximo año. La humilde y pequeña hermandad de san Antonio cierra con este acto un ciclo temporal que, desde junio del año pasado, ha certificado el crecimiento de la propia hermandad, sumando más socios a sus filas, que ya se acercan a las doscientos hermanos. Del mismo modo, cuentan con nuevas incorporaciones en su Junta Directiva.
La hermandad centra toda su actividad en estos actos de culto a la imagen de san Antonio, presente en nuestra parroquia desde muchos siglos atrás, en torno al día 13 de junio. Jornadas en las que se mantiene la citada tradición de los panecillos.
Durante el resto del año, la hermandad dedica una eucaristía, el día 13 de cada mes, en memoria de los hermanos fallecidos. La faceta asistencial y social de la hermandad también sigue viva, dedicando una parte muy importante de sus fondos a donaciones destinadas a los proyectos de Cáritas y Manos Unidas.