Con motivo de la Conmemoración de los Fieles Difuntos que se celebra el 2 de noviembre, y durante todo el mes que la Iglesia dedica de manera especial a los difuntos, la Santísima Virgen de la Esperanza viste de luto por primera vez. Para la ocasión luce terno de terciopelo negro con encajes dorados, confeccionado por la Hermandad, y tocado de tul bordado en color marfil.
El luto es una señal de respeto, recuerdo y oración por los difuntos. Con este signo la Hermandad quiere tener presentes a todos los que nos han precedido en la fe, y elevar nuestras oraciones al Padre, por mediación de la Santísima Virgen. De manera especial, pedimos por todas las personas fallecidas a causa de la pandemia del covid-19, para que el Señor les conceda alcanzar la gloria celestial.
La costumbre de vestir a las Dolorosas de luto se remonta al reinado de Felipe II. Tiene su origen en la corte de Madrid en el año 1565, cuando la condesa viuda de Ureña y camarera mayor de Isabel de Valois dona uno de sus propios trajes de luto para vestir la imagen de la Virgen de la Soledad. Esta iconografía se extendió a las Dolorosas de toda la península y los territorios conquistados por España, prácticamente al mismo tiempo que se hacía popular la costumbre de vestir las imágenes de la Virgen. Por tanto, podemos decir que el negro era inicialmente la vestimenta habitual de las Dolorosas. Posteriormente fue evolucionando y el negro quedó asociado a algunas advocaciones concretas que lo visten habitualmente, como Soledad o Dolores, o a momentos puntuales para el resto de advocaciones, como puede ser el mes de noviembre, que la Iglesia dedica a los difuntos.
