La Asociación de Vecinos de San José de Calasanz ha cerrado con gran éxito de convocatoria y participación la segunda edición de las fiestas de su barrio, congregando a numerosos vecinos de la localidad en todas las actividades programadas en honor al patrón de educadores y maestros.
Las fiestas arrancaban oficialmente la noche del viernes, con las palabras del alcalde de la localidad, Manuel Borja, y del presidente de la Asociación de Vecinos, Germán Bellón. El presidente centró su intervención en el desarrollo que ha tenido el barrio en el último año, tras la reinauguración de las fiestas producida en el 2018, gracias a la implicación del Ayuntamiento. Así, celebró el vallado y cerramiento de los accesos a la plaza, y a los nuevos horarios que evitan actos de vandalismo que repercutían a la mañana siguiente en los niños que acudían al colegio anexo. También a la instalación del parque infantil, “tan necesitado para los niños vecinos de este barrio”. Germán Bellón describió cómo la plaza había ido cobrando más vida, comenzando a verse a familias disfrutando del entorno, sobre todo tras la instalación de su kiosco familiar, muy demandado por los vecinos. El presidente de la Asociación de Vecinos agradeció también la implicación de los niños del colegio con la jardinería del parque y el apoyo recibido desde la parroquia por Raúl el AMPA del colegio y numerosos vecinos y colaboradores.
Multitudinaria respuesta han obtenido las verbenas populares organizadas durante el viernes y el sábado, amenizadas por las orquestas Samil y Trío Aranzazu, respectivamente. Buenos ratos de música en directo que llenaron la Plaza de San José de Calasanz de vecinos de todas las edades hasta altas horas de la madrugada.
En los instantes previos, actuaciones dedicadas a los bailes más diversos, como las demostraciones de baile flamenco, latino y moderno, a cargo de la UP local y la Asociación de bailes Salsa flamenca, de La Solana, además de una master class de Zumba, todo ello el sábado. O la actuación del grupo de bailes regionales de la UP, en la noche del domingo, donde participaron desde los más pequeños de la clase hasta los más veteranos. No faltaron sobre el escenario piezas tan significativas como nuestra Seguidilla de Membrilla ni guiños a los nuevos trabajos de investigación del folclore español que se están realizando en el curso dirigido por Manoli Muñoz.
El acto central de la fiesta se produjo el domingo 25, festividad de San José de Calasanz, con la procesión y eucaristía en honor al santo. El cortejo partía a las 18:30 de la tarde desde la ermita, precedido por las marchas de la Asociación Musical Santa Verónica. La imagen de san José de Calasanz, portada en andas por miembros de la Asociación, recorría el trayecto hasta la parroquia de Santiago el Mayor acompañado por numerosos vecinos del barrio. Tras la eucaristía, oficiada por el párroco Raúl López de Toro, la imagen retornaba hasta su barrio para cerrar tres intensas jornadas festivas. El párroco aprovechó su homilía para realizar una breve biografía de este santo español, utilizando a continuación las propias palabras de san José de Calasanz para esbozar su pensamiento en torno a la educación de los niños, sobre todo de los más pobres, y al papel fundamental que deben desempeñar los educadores, los cuales, en palabras del santo, deben tener “una gran caridad, paciencia sin límites y una humildad profunda.” El párroco finalizó con un reconocimiento al trabajo de la junta de la Asociación de Vecinos del barrio de San José de Calasanz.
La fiesta se ha completado con una amplia oferta deportiva para todas las edades, que junto al fútbol sala, cintas en bicicleta, petanca, dardos, carreras minis… ha contado con la novedad del torneo de voleibol. Y para los pequeños, más y novedosos castillos hinchables, con la participación de Liliput y La casa del árbol. Y, como punto final, -como no podía ser de otra manera-, una "espectacular colección de fuegos artificiales" para poner con una sonrisa un final de altura a las celebraciones.
Balance final muy positivo y gran crecimiento de una humilde y sencilla celebración que ha permitido traer la fiesta a un barrio a veces demasiado alejado del centro neurálgico de las fiestas locales y del Parque del Espino.