El Lunes de Desposorios en Membrilla se repite la estampa de miles de vecinos acompañando a la imagen de Ntra. Sra. del Espino en su Subida a la ermita, acto procesional que supone el cierre de los actos religiosos celebrados estos días con motivo de los Desposorios, fiestas patronales de la localidad.
El calendario de cultos, que se abría días antes con la Bajada de la imagen y su traslado hasta la parroquia, continuaba con el Novenario a Ntra. Sra. del Espino, cuyas raíces se pierden al menos en el siglo XVIII, que este año ha contado con la predicación de Alfonso Cabezuelo Cano, párroco in solidum de la parroquia de San Pedro de Ciudad Real. Un Novenario que concluía el sábado coincidiendo con la celebración de las Solemnes Vísperas, en la que la imagen de la patrona recibió la Medalla de Oro de la Hermandad de la Soledad.
Sería el propio cabezuelo el encargado de la predicación en el acto central de la fiesta: la misa solemne de Desposorios, celebrada el domingo. El sacerdote realizó una bella reflexión en torno al nombre de María, que Membrilla acompaña con la cercana advocación de “el Espino”, recordando que el nombre “no es una palabra vacía, sino por el que expresamos el ser al que amamos” y por eso “expresa ternura”. “Decir Virgen del Espino no es decir cualquier cosa”, es decir “María presente en mi corazón”, recordando cómo los vecinos de Membrilla encuentran en ella respuesta a sus dudas, apelando al pronunciar su nombre a su condición de madre.
La tarde del Domingo tuvo lugar el esperado encuentro de la población con su Patrona a través de la procesión que recorre las calles de Membrilla. El cortejo, que comprende símbolos y elementos cargados de siglos y siglos de tradición, partía de la iglesia parroquial hasta desembocar en la Plaza Grande, lugar donde se desarrolla el Ofrecimiento: este año 21000 euros donados por los vecinos a la Patrona en agradecimiento o petición, que viene a simbolizar el regalo a los desposados en su boda.
Las mejores marchas procesionales, cuidadamente escogidas con mucho cariño por las dos bandas de la localidad para su patrona: la Asociación Musical Maestro Emilio Cano y la Banda de Música Virgen del Espino. El impresionante cuerpo de alabarderos, escolta honorífica de la Virgen, precedido por su Abanderado y su Alabardero Mayor. La emblemática figura de los Cumplidores, padrinos oficiosos del enlace que portan bandera y bastón, este año encarnados en la familia Lozano Jiménez. Cientos de vecinos acompañando con velas a la Patrona en su desfile. Numerosos sacerdotes, en su mayoría hijos de Membrilla, y numerosos monaguillos, que tienen en los Desposorios el inicio y el final de su dedicación trienal a la Parroquia. Miembros de su Cofradía, arropados en esta salida por una representación de todas las herandades de pasión y gloria de la localidad. Autoridades civiles acompañadas de modo extraordinario en esta procesión por la Juez de Paz. El nuevo simpecado de la Virgen que luce como estandarte de la Cofradía. Y, centro de las miradas de la devoción y el sentimiento de todo un pueblo, las imágenes de San José y, sobre todo, de la Virgen del Espino, sobre su remozado trono procesional.
Y como cierre extraordinario, la misa de despedida en la mañana del Lunes, con homilía de Eulalio Asensio, que fuese párroco de Membrilla hace catorce años, que destacaba la figura de María como la gran creyente, seguidora de Jesús antes que nadie, que con su vida contó que Dios se hacía presente en ella. Para Eulalio, María nos enseñó dos cosas: a vivir la fe a Jesús a través de la caridad y entrega “para que todos sean capaces de compartir lo que son y lo que tienen con los más pobres”, resaltando la implicación de la propia Cofradía con un proyecto de Manos Unidas. Y, además, María dejó un cuádruple mensaje de compromiso: Confiar en Él y no vivir nunca al margen de Dios; Cultivar la fe como mejor regalo de Dios, frecuentando los Sacramentos y la Eucaristía; Contagiar esperanza y alegría; y vivir la entrega amando y sirviendo.
Siguiendo la escalada emocional de días anteriores, culminaban los actos religiosos, la imagen de la Patrona y de San José fueron acompañados hasta su ermita por la misma comitiva de rigor y miles de vecinos que llenaban el itinerario a través del Parque del Espino. La imagen de san José fue subida en andas hasta la ermita a través de las rampas de acceso, portado por miembros del cuerpo de alabarderos, mientras la Patrona era llevada en andas por familiares y amigos de los Cumplidores. Un adiós igual de emotivo que en anteriores ocasiones pero con menos sentimiento de despedida, puesto que la imagen de la Virgen volverá a ser bajada de modo extraordinario en septiembre para celebrar el 50 Aniversario de su Coronación Canónica.