El frío acompañó la Procesión de la tarde del Jueves Santo en Membrilla, desde la salida de los primeros nazarenos de la Hermandad de San Juan Evangelista arropados por los sones de su agrupación musical hasta la salida de la Stma. Virgen de la Esperanza, mecida extraordinariamente por sus costaleros bajo los compases de Pasa la Soledad, que dejó junto a los muros de piedra del templo magníficos solos de trompeta.
Noche fría, pues, pero sin lluvia en una semana de predicciones dispares y poco halagüeñas de cara a los desfiles procesionales. La tarde había arrancado con la misa vespertina de la cena del Señor, donde quedaron mensajes contundentes en torno al Mandamiento del Amor, a la vida sacerdotal, a la institución eucarística… en un templo, como siempre, lleno de fieles, testigos también del lavatorio de pies a los discípulos.
A las ocho y media de la tarde, iniciaba su recorrido por las calles la Procesión del Jueves, ahora sin nombre definido. Presidiendo el cortejo la Hermandad de San Juan Evangelista con sus pasos de la Oración en el Huerto sobre carroza y del titular San Juan Evangelista portado en sus reformadas andas por una cuadrilla mixta de anderos, por primera vez en su historia debido a la falta de los mismos en esta Semana Santa. Un desfile de nazarenos vestidos del característico rojo y verde que, por primera vez desde hace muchos años, desfilaban sin atar, siguiendo el precedente marcado por la Soledad. Tras ellos, la última talla adquirida para la Semana Santa local, el Medinaceli de la Hermandad de la Santa Verónica portado en las andas doradas de la propia titular también por una cuadrilla mixta. No es solo un desfile de un par de horas un día al año: son horas de ensayos durante toda la Cuaresma en las frías noches del invierno manchego. No es tan sencillo… Precedía por primera vez un desfile procesional por las calles de Membrilla su nuevo estandarte. La música: las marchas interpretadas por su Agrupación Musical Santa Verónica, en un recorrido cerrado con una entrada pausada al templo bajo Tu humilde mirada.
La Cofradía de la Santa Veracruz, la más antigua de las hermandades de Pasión de la localidad con unos orígenes que se remontan al siglo XV, fue hasta no hace mucho la única protagonista de una Procesión de Disciplina que rememoraba en la noche del Jueves Santo la flagelación de Jesús. Y así, Jesús atado a la Columna, en su paso sobre carroza, desfiló por las calles de Membrilla arropado por sus nazarenos vestidos de blanco y rojo, precedido por el desfile de los estandartes de las Siete Palabras, que merecerían una lectura más pausada y una meditación más profunda.
Cerrando el cortejo, la Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad y Stma. Virgen de la Esperanza con la Virgen de la Esperanza luciendo su reciente restauración en su bello paso de palio, único portado a costal de la Semana Santa de Membrilla. Escoltando el paso, la curiosa estampa de sus nazarenos vestidos con dos hábitos diferentes, el tradicional negro de la Soledad y el verde y marfil de la Esperanza, que el año pasado cumplía treinta años en los desfiles procesionales de esta hermandad. Como banda de palio, la Asociación Musical Maestro Emilio Cano, con un repertorio de marchas de procesión especialmente escogido para acompañar el paso de la Virgen de la Esperanza en la noche del Jueves Santo. El cierre, una última levantá en la puerta del templo dedicada por el capataz a las demás cofradías y hermandades de Pasión, deseándoles lo mejor en sus estaciones de penitencia de los próximos días.
Toda una catequesis de los primeros momentos de la Pasión representada por magníficas tallas y salpicada por la oración musical de las bandas locales; salpicada también por grandes espacios no sólo entre hermandades, sino entre bandas y pasos. Tras tres horas de recorrido, la procesión del Jueves Santo se recogía en la iglesia parroquial. Faltaba apenas media hora para que se iniciase la Hora Santa ante el Monumento en el templo.