La noche del Viernes Santo en Membrilla está protagonizada por la Procesión del Santo Entierro, el más solemne de los desfiles procesionales de la localidad, en el que participan las seis hermandades de Pasión desde la década de los 60 del pasado siglo, trasladando a la calle con sus imágenes una representación viva de las últimas horas de la Pasión y Muerte de Jesús, en riguroso orden cronológico.
Una edición marcada por las altas temperaturas y, a diferencia de años anteriores, con mucha presencia de público en las calles, que siguió respetuoso el paso de las hermandades, levantándose de sus asientos ante las imágenes sagradas. El acompañamiento musical estuvo a cargo de la Banda CCTT Jesús Nazareno, la AM Santa Verónica, la AM San Juan Evangelista, tras los pasos de sus respectivas hermandades, y la Banda de Música Virgen del Espino, ejerciendo como banda de palio de la Soledad.
Adelantándose también en media hora al horario habitual, partía el cortejo del Santo Entierro desde la parroquia encabezado por la Hermandad de Jesús Nazareno y sus pasos del Cristo de la Agonía, una de las cuatro tallas en madera de la Semana Santa local, sobre carroza, y María Magdalena, llevada en unas sencillas andas esta vez por varones de la hermandad.
Tras ellos, Cristo Crucificado, titular de la Hermandad de la Santa Verónica y Cristo Crucificado, portado, en sus elegantes andas de madera tallada, por hombres de la hermandad.
La Hermandad de San Juan Evangelista sacó a la calle sus pasos del titular San Juan, llevado en andas esta vez por los hermanos, y La Piedad, sobre carroza. Tras ellos, la Cofradía de la Santa Veracruz con su Calvario desnudo integrado por los símbolos más importantes de la Pasión; llevado sobre la carroza de la hermandad y precedido por los característicos estandartes de las Siete Palabras.
La Hermandad de Jesús Nazareno Yacente y Virgen de los Dolores partió solemne con su paso popularmente conocido como “Cristo de la caja” que muestra a Jesús en el sepulcro y da nombre a la procesión. Estuvo acompañada por sus nazarenos, en su única estación de penitencia de la Semana Santa, y precedido por dos de los elementos más característicos de esta noche: la escolta de romanos y el numeroso grupo de manolas, que cada año aumenta más, conformando un elegante cuadro de duelo ante el sepulcro. Como acompañamiento musical, el sencillo redoble del tambor, este año tocado por primera vez por “romanos”.
Cerrando el cortejo, la Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad y Stma. Virgen de la Esperanza, con su imagen titular de la Soledad, advocación protagonista del Viernes Santo tras los pasos de Cristo.