La venerada imagen de Jesús Nazareno, la más antigua de la Semana Santa de Membrilla junto a Ntra. Sra. de la Soledad, realizará en la madrugada del Viernes Santo su primera estación de penitencia tras el proceso de restauración al que se vio sometida el pasado año. El trabajo fue encomendado a Jesús Puche Marfil, que ha participado, entre otras muchas obras, en la restauración de Longinos, escultura de Federico Zapater perteneciente a la ciudadrealeña hermandad del Cristo de la Caridad.
Aunque la imagen restaurada, titular de la Hermandad de Jesús Nazareno, permanece en el templo parroquial de Santiago el Mayor desde septiembre del 2016, será esta la primera vez que los vecinos la vean desfilar por las calles de Membrilla. A las seis de la madrugada del Viernes Santo, Jesús Nazareno saldrá por la puerta sur del templo parroquial bajo los sones de la marcha Silencio Blanco, interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores Jesús Nazareno, presidiendo la Procesión del Encuentro, un cortejo de cuatro hermandades que confluye en la zona de San Miguel, junto a la Casa de Cultura, para protagonizar el Auto Sacramental de la Pasión del Señor. Conocido popularmente como Sermón del Encuentro, el auto describe mediante las imágenes religiosas el encuentro de Jesús Nazareno, camino del Calvario, con su madre, la Verónica y San Juan, imágenes estas de las hermandades de La Soledad, la Santa Verónica y San Juan Evangelista.
La talla de Jesús Nazareno
La imagen de Jesús Nazareno es una talla de madera obra del escultor valenciano Vicente Tena Cuesta. Una autoría que fue descubierta recientemente a raíz de la preparación de los actos conmemorativos del 75 Aniversario de la llegada a Membrilla y Bendición de la imagen, en 1940, siendo, junto con su talla hermana de Ntra. Sra. de la Soledad, la primera imagen adquirida para la Semana Santa de Membrilla tras la Guerra Civil, debido a la destrucción de las originales.
La imagen de Jesús Nazareno de Membrilla es una talla procesional en madera policromada al temple, dorada y plateada; de bulto redondo y de tamaño natural, con las manos separables del resto de la escultura para posibilitar que la imagen sea vestida.
La necesidad de restauración de la imagen surgió sobre todo a raíz de la caída del techo de la capilla lateral de la parroquia donde se guarda, si bien el paso del tiempo y dudosas intervenciones en el policromado ya habían ido dejando sus marcas en la talla, aunque no de manera significativa. La caída de varias piedras de gran tamaño golpearon la imagen, causándole multitud de piquetes en la cabeza, pelo, túnica…, a la vez que causaron gravísimos desperfectos en la corona de espinas y en la peana sobre la que descansa la talla.
Con el proceso de restauración, además de consolidar la talla, se han limpiado los barnices oxidados y las deposiciones grasas, recuperando no sólo aspectos de la talla muy deteriorados, como los pies o las manos, sino también el policromado original de las carnaciones o de la túnica, que permanecía oculto por capas de pintura posterior.
La imagen lucirá esta Semana Santa una nueva corona de espinas, confeccionada con ramas de acacia naturales, y unas nuevas potencias.