Doscientas ochenta palmas y cerca de trescientos niños portando ramos de olivo compusieron el acompañamiento más alegre de la conocida como Procesión de las Palmas que, junto con la procesión del Resucitado, completa el cortejo más colorista de la Semana Santa de Membrilla.
A las once y media de la mañana del Domingo de Ramos se procedía a la bendición de las palmas en la ermita de San Mateo, iglesia que acoge el tradicional acto desde que el habitual convento sufrió desperfectos en su cubierta hace unos años. Desde San Mateo partía la Procesión de las Palmas hasta la iglesia parroquial de Santiago el Mayor, donde se celebraría la Eucaristía, en una comitiva precedida por el cuerpo de monaguillos de la parroquia y las marchas de la Banda de Cornetas y Tambores Jesús Nazareno de Membrilla.
Dentro de las filas de palmas, centenares de niños de primaria que respondieron de modo masivo a la llamada realizada desde la Junta de Hermandades, que desde el año pasado ha querido hacer de este evento la procesión de los cofrades más pequeños de Membrilla.
Tras ellos, la representación viva de Jesús entrando triunfal a Jerusalén sobre un pollino, acompañado del cuerpo apostólico portando palmas. Cerraban la comitiva los sacerdotes locales, miembros de la Junta de Cofradías y Hermandades de Pasión y autoridades civiles.
Música, color, inocencia infantil y celebración alegre de la Pascua en Membrilla que contrastaba con la realidad vivida por los cristianos de Egipto en esos momentos. La celebración del Domingo de Ramos, que en palabras del papa Francisco “tiene como un doble sabor, dulce y amargo, es alegre y dolorosa, porque en ella celebramos la entrada del Señor en Jerusalén, aclamado por sus discípulos como rey, al mismo tiempo que se proclama solemnemente el relato del Evangelio sobre su pasión”, se tiñó aún más de dolor. En esos mismos momentos, sendos atentados del terrorismo islámico acababan con la vida de 46 cristianos, hiriendo a más de un centenar, en el interior de la iglesia copta de San Jorge de Tanta y en el exterior de la catedral de San Marcos en Alejandría. Datos que nos sirven en el arranque de esta gran celebración cristiana para no olvidar lo que pasa en el mundo que nos rodea, pero también para valorar la extraordinaria libertad de la que nosotros disfrutamos.