A las seis de la madrugada del Viernes Santo, entre un impresionante silencio, centenares de faroles alumbraban la salida del paso de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas por la puerta sur del templo parroquial de Santiago el Mayor. Un silencio sólo roto por la voz de Gema Jiménez, que con su saeta al Nazareno dio el primer pellizquito en el corazón de los vecinos de Membrilla que viven de manera intensa su madrugá.
Acompañados por sus numerosos penitentes, vestidos de morado, y por las notas musicales de su Banda de Cornetas y Tambores, los pasos de María Magdalena y Jesús Nazareno abrieron el triste cortejo camino del Calvario en la Procesión del Encuentro de Membrilla, la estación de penitencia más extensa de la Semana Santa local. María Magdalena llevada en hombros por mujeres de la hermandad; el paso del Nazareno,vestido con su túnica bordada de finales del siglo pasado, sobre carroza y seguido por numerosos vecinos en un solemne y respetuoso silencio. En esta ocasión, Jesús Nazareno recuperaba de nuevo, tal como hizo en los actos extraordinarios de su 75 aniversario, la sobria cruz de madera original con la que llegó a Membrilla en 1940 desde los talleres del imaginero valenciano Vicente Tena. Era también su último recorrido por las calles de la localidad antes de la restauración a la que se verá sometido al término de la Semana Santa, debido a los destrozos sufridos por la talla tras el hundimiento del techo de la capilla de la parroquia donde se guarda hace unos años.
Tras los pasos del Nazareno, procesionaba la Hermandad de la Santa Verónica, portando a su titular sobre su trono dorado, que estrenaba nuevos faldones tras la impecable restauración a la que se ha visto sometida en los últimos meses. La emocionante estampa de las costaleras de la Verónica recorrió las calles de Membrilla acompañada por los sones de su Agrupación Musical Santa Verónica y precedida por sus penitentes de túnica verde y capa y capirotes morados.
Acompañaba a Jesús Nazareno en su camino hacia el Calvario la imagen del amigo fiel, San Juan Evangelista, portado en hombros por los varones de la Hermandad de San Juan Evangelista y escoltado por sus penitentes de túnica roja y capas y capirotes verdes. El notable acompañamiento musical, en las notas de su Agrupación Musical San Juan Evangelista.
Y, cerrando el cortejo, la imagen de María en Soledad que tanto impresionase a nuestro pregonero 2016, Alfonso Villalta, actual presidente de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad y Stma. Virgen de la Esperanza. El dolor de la Madre en la Calle de la Amargura estuvo acompañado por sus penitentes de túnica negra y hábitos marfil y verde. La oración musical, en las bellas marchas interpretadas por la Banda de Música Virgen del Espino.
A la llegada a San Miguel, estrenando rotonda musical para la ocasión, se desarrolló el tradicional Sermón del Encuentro, representación viva del encuentro que tuvo Jesús Nazareno en la Vía Dolorosa con su Madre, San Juan y la mujer Verónica. Un sermón nacido de la firme pluma del sacerdote Don Pedro Roncero hace ya más de medio siglo, y al que el propio autor aún quiere modificar, en forma y contenido, para adaptarlo a los nuevos tiempos. En plena celebración del Año Santo de la Misericordia, el texto fue leído por Felipe y Asun, representantes de las dos asociaciones locales que trabajan de manera más intensa por ayudar a los más desfavorecidos: Cáritas y Manos Unidas.