Santiago, llamado el Mayor, discípulo de Jesús y hermano de Juan, aparece citado en los Evangelios de modo habitual. Pero poco se sabe de su vida tras la muerte de Jesús y, sobre todo, de su vinculación con España. Se dice que predicó en nuestro país muchos años, que volvió a Jerusalén donde fue martirizado y que sus discípulos trajeron sus restos a España. La inexistencia de documentación fiable reviste los orígenes de su culto de un halo de misterio que se ha ido forjando a través de leyendas y tradiciones.
Es en el S. IX cuando empieza a hablarse del descubrimiento de su tumba en Iria Flavia y a dotarse la construcción del templo de Compostela. El suceso recorre toda la cristiandad y comienzan las peregrinaciones. Será tras unas excavaciones arqueológicas de finales del XIX en la catedral de Compostela cuando se descubran restos humanos enterrados. Tras su estudio, el Papa León XIII decretó el 25 de julio de 1884 la autenticidad de las reliquias como pertenecientes al Apóstol y sus discípulos Atanasio y Teodoro.
El culto a Santiago en Membrilla aparece vinculado a su pertenencia a la Orden del mismo nombre. Bajo su advocación se construyó la parroquia medieval de Santiago el Viejo y volvería a repetirse en la nueva Parroquia de Santiago el Mayor, llamado entonces el Nuevo para diferenciarla de la antigua iglesia. El impresionante retablo del altar mayor de este nuevo templo estaría presidido en su calle central por una talla en madera de Santiago Matamoros cabalgando sobre varios infieles en el contexto de la Batalla de Clavijo.
Santiago se convirtió en patrón de España y era, a su vez, patrón de la Orden de Santiago. Durante la Reconquista, de manera simbólica se convirtió en el baluarte de la lucha de los cristianos contra los musulmanes, sobre todo a raíz del episodio de la Batalla de Clavijo, y su fiesta era muy celebrada por los caballeros de la Orden. La imagen del apóstol, patrono de esta villa, ya se veneraba junto a la Virgen del Castillo en la fortaleza del Tocón y en el siglo XVII aparece una Cofradía de Santiago. La fiesta consistía en una víspera, una misa mayor y una procesión con la imagen del Santo, patrón de Membrilla. A principios del siglo XX conservábamos en la ermita del Espino una talla en madera de Santiago Matamoros portando un estandarte que desapareció en el incendio de la Guerra del 36. Al mismo tiempo, en la sacristía de la parroquia se guardaba en una hornacina, adornada con forma de concha peregrina, una pequeña talla del Santiago Peregrino, también desaparecida durante el saqueo y la destrucción de la iglesia en 1936.
Tras la Guerra Civil se adquirió una nueva imagen de Santiago Matamoros sobre caballo blanco, con la espada en la diestra, venciendo a un moro tendido a los pies del caballo, que se guardaba en la ermita del Espino presidiendo la capilla lateral que lleva el nombre del apóstol. Los nuevos tiempos y los cambios en torno a la concepción de las relaciones entre culturas y la abolición necesaria de conductas xenófobas, llevaron a cambiar la representación iconográfica de “matamoros” nacida de la leyenda de la batalla de Clavijo. A finales del siglo se adquirió la nueva imagen del apóstol predicador con los símbolos del peregrino: báculo, calabaza y espartilla (zurrón) y un libro abierto en la mano izquierda, que permanece en el altar mayor de la Parroquia de Santiago el Mayor y que sustituyó en las procesiones a la talla del Santiago "Matamoros". La imagen fue objeto de varios procesos de restauración y nuevo policromado desde su adquisición.
Un nuevo episodio no exento de polémica se abrirá el año 2009 en torno a la iconografía del santo patrón de la localidad. Las obras de restauración de la ermita del Espino serán la excusa para abordar la definitiva supresión de la imagen del "Matamoros" por las autoridades religiosas alegando, no sin razón, la improcedencia de una figura tan antievangélica (un apóstol de Jesús amenazando con una espada a un moro pisoteado por el caballo) dentro de un recinto religioso en pleno siglo XXI. Sin embargo, las formas y la falta de diálogo consensuado dieron pie a una sucesión de desencuentros entre parroquia, hermandad y población con la eterna lucha entre tradición y progreso, ambos mejor o peor entendidos, como fondo. El resultado fue la remodelación de la escultura de Santiago, al que se eliminaron la espada y el moro con nueva división de opiniones en cuanto al resultado final, al tiempo que se mantenía la imagen dentro de su hornacina en la capilla de Santiago.
El culto al apóstol adquiere un nuevo impulso en Membrilla con la fundación en 1981 de la Hermandad de Santiago, que engloba a los denominados Caballeros de Santiago. Estos jóvenes acompañan al apóstol en las procesiones portando báculo de madera sobre el que se ha tallado una cruz de Santiago, pero sólo hasta la edad de 40 años, en la que llega el momento de su "jubilación". Después siguen perteneciendo a la Hermandad como hermanos, no como Caballeros. La Hermandad participa activamente en la vida pastoral de la localidad a lo largo del año, como en la Vigilia Pascual, y organiza las fiestas patronales en honor al santo el 25 de julio que se componen de un completo programa de actividades religiosas (Noches de Santiago, triduo, misa de campaña), festivas y lúdicas que tienen su principal manifestación en la ya tradicional verbena de la víspera, en la que se celebra baile con orquesta y se degusta la popular serrana.
El día 25, fiesta local en Membrilla, se celebra una Eucaristía y la procesión de la imagen de Santiago acompañado por los caballeros de la Hermandad, que desde el 2013 se realiza por la mañana. Al concluir ésta, se lleva a cabo el Ofrecimiento al apóstol y el agasajo a los hermanos.
Durante el día 25 la tradición “obliga” a reunirse a familiares y amigos en torno al elemento más característico de la fiesta: la serrana. Bebida a base de vino tinto, agua o gaseosa, azúcar y melocotón. También son parte de la fiesta dulces como las llavecillas de Santiago, el turrón, las peladillas y las garrapiñadas.
Entre las efemérides de su historia local, destacará por su tristeza el año 2020, en el que la Hermandad se vio obligada a suspender los actos lúdicos y festivos de la fiesta para prevenir los contagios por el coronavirus. Los actos quedaban limitados al culto en el templo. Llegado el 2021, con un alto porcentaje de la población vacunada y bajos niveles de incidencia, las actividades se amplían aunque se suspenden las de mayor aglomeración de público, como la verbena o la procesión con la imagen del Apóstol.
- F. Megías.