Ayer martes se celebró la primera sesión de un juicio contra el alcalde de Membrilla, Manuel Borja y la concejala de medio ambiente, Trinidad Alcaide.
Medios provinciales, regionales y nacionales se han hecho eco de esta noticia desde un punto de vista estrictamente jurídico y político en el que se han destacado las acusaciones de responsabilidad del control de los vertidos supuestamente realizados por las cooperativas durante la vendimia de los años 2013 y 2014.
No me ocuparé en valorar aspectos estrictamente jurídicos, ni analizar los hechos de forma minuciosa sobre en quién recae la responsabilidad de los hechos.
Parto, como no puede ser de otra forma, de una actitud de respeto al sistema judicial y a sus decisiones, se compartan o no. Al mismo tiempo soy sensible a la necesidad de velar y proteger el medio ambiente. Y, por otro lado, he defendido públicamente en reiteradas ocasiones mi convicción de si he de decidir entre la libertad y la justicia, siempre optaré por esta última.
Lo justo, en palabras de los clásicos, es una virtud de la ética pensando en los demás. Y es el propósito de mis palabras en este texto: ser justo.
No es el mío un punto de vista político al uso, puesto que yo no soy simpatizante del partido al que pertenece Manuel Borja, ni contrario, sin embargo, adopto una postura ciudadana, por ser yo natural de Membrilla, membrillato.
He echado en falta y aún lo hago una movilización popular en Membrilla en apoyo de su alcalde y de su concejala. Más allá de filias o fobias políticas debemos entender que nuestros representantes políticos trabajan para la población, para su pueblo y en momentos de dificultad su pueblo tiene el deber moral de apoyarles incondicional y públicamente. No se trata de un caso de corrupción personal sino de circunstancias ajenas a decisiones políticas y por ello resulta excesiva la vía penal, visto desde una óptica no jurídica. Sobre todo, cuando en nuestros tiempos no concurre intencionalidad en los hechos a diferencia de lo que ocurría en leyes arcaicas: No era necesario mediar intención para ser culpable.
Los ciudadanos esperamos de nuestros representantes políticos ejemplaridad, trabajo y defensa de su pueblo, de sus vecinos. En mi opinión, esa expectativa debe ser recíproca, y los ciudadanos también debemos estar a la altura correspondiendo a nuestros representantes con apoyo y agradecimiento por su dedicación.
Por lo justo, quiero lanzar un mensaje público de apoyo a Manuel Borja y Trinidad Alcaide. Un apoyo humilde pero sincero, cargado de solidaridad y de confianza en su buen hacer; y de deseo de que todo les resulte lo más favorable posible para ellos. Espero que acertéis con vuestras defensas. Manuel, Trinidad, suerte. Mucha suerte.