Los días 27, 28 y 29 de julio pasados, se ha desarrollado dentro de los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid, en San Lorenzo de El Escorial, el curso: “Mujer y liderazgo en tiempos de crisis. Impacto de género, liderazgo y gestión antes, durante y después de la Covíd-19”. Ha sido organizado por la Fundación Pablo Iglesias Posse, cuyo presidente es Santos Cerdán, miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE. Ha contado con Ángela Paloma Martín como directora y con Óscar Martín del Barrio como secretario.
Ha sido un curso eminentemente pragmático y participativo, donde se ha contado con relevantes ponentes cuya labor se ha distinguido no solo por sus exposiciones, sino por la trayectoria que vienen manteniendo de compromiso y de trabajo por las ideas más nobles relacionadas con la igualdad y los derechos de la mujer. Podemos mencionar a Ángel Gabilondo, Magdalena Valerio, Iratxe García, Isaura Leal, Luisa Carcedo, Beatriz Corredor o Pilar Llop.
No obstante, ninguna de las otras participantes ha quedado en segundo lugar. Como bien se ha demostrado en el curso, no se trataba de poner delante a los números uno y completar con los números dos. Ha sido un gran equipo donde haciendo honor al tema del liderazgo en la mujer, se trata de que vayamos a una sociedad donde nunca olvidemos al número dos, pues entonces olvidamos la esencia de la pluralidad, la democracia y la igualdad. Enhorabuena también a Sara Berbel. Gerente Municipal del Ayuntamiento de Barcelona. Rosa San Segundo, Directora del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III de Madrid. María Solanas, Directora de Programas del Real Instituto Elcano e Inés Juste, Vicepresidenta de la CEOE.
A lo largo de la historia el trato que ha recibido la mujer parecía que estaba determinado por el derecho consuetudinario. Era así por costumbre, tradición, pero sin plantearse la objetividad de los comportamientos y las aseveraciones. Eso ya no se sostiene, la mujer no tiene que pedir permiso para acceder a una determinada responsabilidad; es cierto que también tiene que cumplir con los requerimientos que se establezcan, pero a igualdad de condiciones que el hombre. No puede ser que el liderazgo de la mujer venga predeterminado por el hombre, ni que más del 50 % de la población no disfrute de los mismos derechos democráticos que el hombre. Tampoco se trata de establecer una rivalidad entre géneros. En el mundo, la mujer y el hombre, o el hombre y la mujer no deben convivir como rivales, ni la mujer está detrás del hombre ni viceversa. La mujer va al lado del hombre y el hombre al lado de la mujer.
Santos Cerdán, en su intervención, mencionaba la importancia de un liderazgo de la mujer para superar las dificultades. En esta crisis que estamos padeciendo nos encontramos con un terreno abonado para la pérdida de derechos de la mujer. Según explicaba, las mujeres soportan más del 70 % del trabajo sanitario, la que participa en el mayor número de atenciones a la dependencia y de cuidados, la que tiene un mayor porcentaje de trabajo a tiempo parcial y la que más sufre las consecuencias de la violencia machista, donde incluso en este periodo ha tenido que convivir con sus propios maltratadores. Ante lo anterior, hay un reto fundamental o una consideración clave: a mayor igualdad habrá mayor democracia.
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, en su intervención, expuso una auténtica lección de democracia que afecta a la mujer. Una lección digna de poder analizarse en los ámbitos que competan del sistema educativo, pues en este caso lo que prevalece es el sentido democrático, por encima de cualquier ideología. La mujer no llegará a ser plenamente libre al margen del sistema democrático, pues en el mejor de los casos las dificultades seguirían siendo elevadas y el amparo legal deficiente. Afortunadamente, en un Estado Constitucional y democrático como el nuestro, la idea de justicia salva los valores esenciales de los derechos humanos. Pero la democracia vería disminuida su calidad si olvidara sus obligaciones y el apoyo al liderazgo de la mujer en más de la mitad de la población de este planeta.
En este aspecto el papel de la Unión Europea también es relevante, como también manifestó, junto a Carmen Calvo, la Presidenta del Grupo Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, Iratxe García. La democracia europea revindica el Estado de bienestar superando la disyuntiva del mercado únicamente o también la protección del Estado. Se apuesta por el proyecto ético de que la vida es intentar salir todos adelante, en la línea de lo manifestado por Aristóteles: “ El Estado tiene sentido si es útil para ser más felices”.
Carmen Calvo hizo referencia a que la mujer se ve representada en el liderazgo de los hombres, pero ¿se ven los hombres representados en el liderazgo de la mujer? Subrayó que se masculiniza mucho. Respecto a la dignidad es evidente, como también expresó, que esta crisis en la que todavía nos encontramos, esta pandemia nos puede atacar a cualquiera. Nos indica que somos iguales, iguales en dignidad, aunque la mujer se encuentra en desventaja por determinadas condiciones, pues seguimos viviendo en un mundo de patriarcado, sexismo e injusticia.
Finalmente, destaco de su intervención su observación a dos reglas básicas de la democracia. Nadie tiene el poder absoluto y ese poder se construye por la regla de la mayoría. Quienes tienen la mitad más uno de los diputados forman Gobierno y quienes tienen la mitad menos uno de los diputados pasan a la oposición. Ese es el funcionamiento democrático, sin dejar de respetar los papeles que representan cada uno. Y en el tema de la mujer hay algo evidente, la democracia no puede seguir avanzando si no da respuesta a la mujer.
Ángel Gabilondo, portavoz socialista en la Comunidad de Madrid, en su intervención, plasmó algunas reflexiones que, como es costumbre en él, nos llevan a centrarnos en la raíz y las soluciones de lo que se está planteando. Se pregunta, ¿cuál es nuestra escala de valores? Una primera respuesta que es contundente: en los hombres y las mujeres ninguno es superior al otro. Podemos ponernos de acuerdo, pues se tiene que eliminar, por ejemplo, que siempre la primera víctima sea una mujer pobre. Algo fundamental añade también, la escuela debe ser un lugar de convivencia para la diversidad, con las nuevas tecnologías, potenciando la igualdad y la diversidad con singularidad. La educación es una forma de relación contigo mismo, nosotros y vosotros. Sin desdeñar esta importante observación, si uno dice que está educado es que no lo está…
Con todas las intervenciones del resto de ponentes se pusieron también de relieve el conjunto de medidas adoptadas por el Gobierno para contrarrestar los efectos de la crisis económica. Quiero destacar una medida que adquirió una dimensión especial por sus efectos en la compensación de desigualdades económicas. Me refiero al Ingreso Mínimo Vital, en cuya génesis tuvo un papel fundamental Mª Luisa Carcedo, que fuera Ministra de Sanidad.
En las intervenciones finales de Ángela Paloma, autora del libro “Más políticas para otra política” y de Marta García-Valenzuela, su prologuista, se llegaron a unas conclusiones que supusieron un aldabonazo para la clausura de este curso. Sería importante resaltarlas y no olvidarlas, para que la contribución de todos al presente y al futuro de una sociedad más moderna, más solidaria, más justa y donde todos los derechos de la mujer estén contemplados, abran un mejor camino para encontrar la respuesta a aquellos retos que tenemos pendientes.
- Cuando las mujeres avanzan, avanza la sociedad.
- El liderazgo tiene que estar basado en el servicio y con visión de impacto social.
- Es importante que tengamos voz propia.
- Si actuamos con capacidad crítica y de pensar, con criterio, seremos más libres y plurales.
- La educación tiene un papel fundamental en la adquisición y discriminación de nuestra escala de valores, pero también para ser ciudadanos con criterio.
Este libro de Ángela Paloma es un planteamiento serio y valiente, que va al fondo de los problemas, algo que también se ha pretendido en este curso, llegar a la raíz de las dificultades de la mujer y por tanto también de la sociedad. Encontrar soluciones y , entre todos , sumar las energías que nos puedan permitir vivir mejor, gracias a una mejor democracia y una mayor igualdad.
Resti Contreras Jiménez