Membrilla es poco consciente de vivir hoy un lamentable aniversario: hace 84 años, un 27 de julio de 1936, los grupos anarquistas de la localidad “quemaron el Convento de las Religiosas Franciscanas, destruyendo todo el edificio, así como la Iglesia con todos los objetos de cultos entre ellos la custodia de plata y oro que existía en este pueblo”. (C.G.)
El daño, todo lo irreparable que puede resultar un incendio y saqueo en un edificio del siglo XVII: retablo, imaginería, objetos de culto, la magnífica custodia de plata del siglo XVI que procesionaba el día del Corpus Christi... Por suerte, las religiosas concepcionistas pudieron ser sacadas a tiempo y escondidas en domicilios particulares .
Tres días antes habían ardido las ermitas del Espino y de Nuestra Señora de la Soledad. Hacía una semana, la Parroquia de Santiago el Mayor. Y después, la guerra.
El Convento de Membrilla, cuyo nacimiento se había gestado recién estrenado el siglo XVII entre las páginas del testamento de Francisco Martín Camacho, no tuvo nunca una vida tranquila. Ni fácil.
Ratificada su fundación por Felipe IV en 1623, vivió idas y venidas de religiosas a lo largo del siglo XVIII, la crisis monacal del siglo XIX que casi lleva a su cierre y la violencia de la guerra en el siglo XX. Después, tras su restauración en los años 40, un lento camino hasta su clausura con la ausencia de hermanas Concepcionistas Franciscanas. No faltaron momentos polémicos, como el de las religiosas de Pastrana; ni momentos brillantes, como la gran acogida que hizo de los vecinos de Membrilla mientras duraron las obras del templo parroquial; ni momentos duros, como su puesta en venta; ni episodios lamentables, como el hundimiento del tejado de su iglesia y el cierre total al culto…
Afortunadamente, el consistorio local consiguió adquirirlo y, pese a su rápida demolición para construir una futura residencia de mayores, mantendrá para la historia local y para el uso de los vecinos dos de sus elementos más significativos: la iglesia y el pequeño claustro interior.
Un día como hoy, quizá en estos mismos momentos, el convento de las Concepcionistas Franciscanas estaba ardiendo…. Los culpables fueron muy pocos, pero había demasiado miedo en el resto de la población para actuar, para evitarlo…
Ochenta y cuatro años después, en estos mismos momentos, lo que queda del convento de las Concepcionistas Franciscanas permanece cerrado, pero el abandono tiene un matiz temporal. La población ya no mira hacia otro lado: tiene la mirada puesta en el pronto inicio de unas obras de restauración que permitan volver a su iglesia, vinculada o no al culto, vinculada o no a la vida cultural y social de la localidad, pero en principio ya siempre de Membrilla y segura frente a amenazas de hogueras intencionadas.