Recién estrenado el mes de mayo celebramos el día de la madre. En España se conmemora el primer domingo de mayo pero no siempre ha sido así. En el resto de países que lo celebran, las fechas y los orígenes varían. He aquí unos cuantos datos:
Podemos remontarnos a la Antigüedad de la mano de un componente mitológico que comienza en Egipto, donde se rendía homenaje a la diosa Isis, nombrada como la "Diosa de la maternidad y del nacimiento". En Roma y Asia Menor con la Diosa Cibeles o en Grecia con la Diosa Rea.
Fue en 1870 cuando, en Boston, Julia Ward Howe organizó una gran manifestación pacífica y una celebración religiosa en la que invitó a todas las madres que resultaron víctimas de la guerra tras perder a sus hijos en ella.
Anna Reeves Jarvis, ama de casa, refuerza esta celebración en el año 1908 con una campaña a nivel nacional para que se instaurase el día de la madre de forma oficial. Como origen de su demanda estaba la muerte de su madre a la que quiso conmemorar.
En el caso de España, inicialmente se celebraba el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. Aunque luego se optó por cambiarlo al mes de mayo coincidiendo con el mes mariano.
Como vemos, la celebración no fue ideada con un mecanismo comercial, ya que, con la base cristiana, el día tenía el objetivo de ser una fiesta de agradecimiento hacia la madre que nos ha dado la vida. Aunque, puede ser, que a propósito de esta celebración se aproveche para darle un enfoque comercial.
Es tópico y típico expresar en este día lo que queremos a nuestras mamás y obsequiarlas con algún regalo. Las que tenemos niños en edad escolar, probablemente, recibiremos tarjetas con poesías preciosas realizadas en su clase de plástica. Pero si nos ceñimos a la verdad, todos, en alguna ocasión, en lo más profundo de nuestra alma hemos pensado que las madres son... unas pesadas.
Sí, que nadie se lleve las manos a la cabeza. Si hay algún adjetivo que las caracteriza (que nos caracteriza) es que son (que somos) muy redundantes. La redundancia es inherente a la madre. Es como un instinto de protección. Repetir y redundar (valga la redundancia) mil veces las mismas recomendaciones. He aquí una carta que lo manifiesta:
"Queridísimos hijos:
Como socia fundadora de esta empresa, deseo formalmente solicitaros un aumento de sueldo. Ya sabéis en qué consisten mis honorarios: "por favor mamá, gracias mamá, adiós mamá, vale mamá..." y al final del día, besos, muchos besos, más de los que me habéis venido dando hasta ahora y que, además, os tengo casi que suplicar.
Hasta el día de hoy este pago no se ha venido realizando con exactitud, como se estableció en su día en un contrato firmado por ambas partes y publicado en la pared de nuestra cocina, en lugar céntrico y visiblemente visible. Debido a este incumplimiento del contrato, mi corazón se está resintiendo y me niego a consentir que esto se complique y tenga que recurrir como último recurso recurrente, al "Hermano mayor".
Considero que estoy en mi derecho absoluto de reclamar este aumento dadas mis credenciales. La primera, experta en psicología de las miradas. Especialista en pupas, dolores de tripa, luxaciones de tobillos y mal de amores adolescentes. Técnica en confección de trajes de carnaval en tiempo record. Perita en dirigir poemas y dibujos la noche antes de la entrega al profesor de turno. Escuchante de problemas sin solución aparente y resolvedora de los mismos. Acarreadora contra reloj de clases de tenis a clases de música y por último a clases de inglés. Apuradora de restos en los platos de todos vosotros para no tirar nada de nada a la basura. Contadora de cuentos con altas dosis de sueño en vena. Experta en estilismo y reciclado de toda prenda de vestir reutilizable y aprovechable de un hermano a otro. Puedo terminar con otros tantos títulos que, tal vez para vosotros, ahora, a vuestras cortas edades, no tengan un significado significativamente significativo, pero que yo sé que son de una importancia incuestionablemente importante. Y que además sé (porque otro de mis títulos que no he mencionado anteriormente es el de experta en intuiciones, percepciones y clarividencias) que de estos títulos depende el buen funcionamiento de nuestra empresa.
Todos estos títulos me han sido otorgados por la universidad de la Vida. Universidad de gran prestigio entre las universidades.
Si recibo los honorarios que reclamo, redundaran en la mejor calidad de vida para todos y en el correcto funcionamiento de nuestra empresa que, segurísimo, prosperará y adquirirá valores que repercutirán positivamente en la cotización al alza de todos los miembros de nuestra Sociedad Anónima Numerosa.
Cuento con el apoyo de mi socio y cofundador, papá. Con el que compartiré los honorarios que reciba.
Por todo lo expuesto anteriormente, requiero de inmediato que se efectúe en mi cuenta el aumento solicitado.
Atentamente:
Mamá "
Este texto se podría calificar de impresentable, literalmente hablando, porque está lleno de redundancias cacofonías y repeticiones, pero de eso se compone el día a día de una madre: de remachar, machacar y armonizar sus enseñanzas. Enseñanzas que parecen caer en saco roto. Hasta que un día, tal vez cuando ella ya no esté con nosotros, surjan como una planta que brota de la tierra. Entonces, sumamos a nuestro vocabulario esta muletilla que ya nos acompañará para siempre: "Como decía mi madre..."
Alicia Jiménez Muñoz