“Cuando eres madre se ve que te da por decir esa rima: "no me, no me, que te, que te…" Viene con el cargo de madre junto con otras frases mágicas que nadie entiende como: “¿Qué hay de comer? “Comida”, “¿Te crees que la policía es tonta?”, o “Mamá me aburro” “Pues cómprate un burro”. Creo que lo llaman el enigma de la maternidad…”
Con estas palabras intentaba Amaya Ascunce allá por abril del año pasado desentrañar el enigma de la madre y de la vida, que a fin de cuentas no dejan de ser lo mismo, con tanto éxito (en la intención, no en resolver el enigma) que un año más tarde ha decidido plasmar en un libro sus reflexiones particulares en torno a ese complejo ser llamado madre: Cómo no ser una drama mamá. Las 101 frases de tu madre que juraste no repetir.
Las “frases” de madre están ahí. Siempre han estado ahí. Nadie conoce su origen ni sus vías de transmisión madre a madre, aunque lo más razonable sería pensar en el tema vírico o genético. Todos las conocemos, todos las sufrimos y todas... ¡las empleamos! Fue en mayo del año 2010 cuando Ascunce pensó que estaría bien recopilar en un blog años y años de enseñanza materna tradicional, de esa de método casero y cuyas explicaciones científicas rozan el límite de lo paranormal. Comenzó con una frase tremenda, de las que aún resuenan en nuestras cabezas: “No te asomes a las ventanas”; un consejo heredado de abuelas cuya única explicación razonable podría estar en eso de que la cabeza pesa mucho más de lo que pensamos.
A raíz de aquella primera incursión en el intrincado mundo de la mente materna, los acontecimientos se desencadenaron. Llegaron así otras perlas del tipo “Como tenga que ir yo...”, con su variante de la zapatilla voladora; “Si te tragas el chicle se te pegarán las tripas...”; “Si eres mayor para trasnochar, también para madrugar...”; “No abras eso con los dientes”; “Y si tu amigo se tira por la ventana...”; “Como te caigas, cobras...”; “Porque lo digo yo y punto”... Y así hasta más de cien máximas o sentencias imposibles de rebatir.
Llega el primer domingo de mayo. Lejos de imposiciones de grandes almacenes y otras derivaciones comerciales más o menos discutibles, desde esta página os invitamos al recuerdo y a la reflexión en un viaje, que no deja de ser entrañable, por el blog de Amaya Ascunce. Un homenaje cibernético a esas grandes señoras de sabiduría innata cuyas frases juramos y juramos que nunca volveríamos a repetir...
Feliz Día de la Madre.