Como cada año por estas fechas, próxima ya la Navidad, numerosos hogares, centros diversos, instituciones, parroquias, calles y plazas, se convierten por unos días en escenario de celebraciones y representaciones navideñas, belenes vivientes, cabalgatas de Reyes y otras representaciones.
A pesar del secularismo que se ha apoderado de nuestras costumbres, las tradiciones navideñas continúan arraigadas entre nosotros con toda su fuerza.
Los belenes, nacimientos o pesebres, están en la práctica totalidad de los hogares aunque la costumbre anglosajona del pino navideño, se haga un hueco a su lado. Ahora se vuelve de nuevo con mayor fuerza al belén y se recupera esta costumbre.
En los cinco continentes se instalan belenes de diferentes tipos y formas, pues el belén representa un movimiento a nivel mundial; la única diferencia de un lugar a otro, radica en el ambiente o en el vestuario, pero permaneciendo en todos los sitios el mismo espíritu.
Nos cuenta la historia, que ya en las catacumbas aparecieron pinturas representando los motivos navideños, siendo la catacumba de Priscila, por el año 200 de la era cristiana, donde aparece una imagen de la Virgen María con el Niño Jesús. Después aparecerían en el Siglo VI, tablillas de marfil con representaciones de estos temas.
Realmente el “invento” del belén se atribuye a San Francisco de Asís, pues según cuenta la tradición, unos días antes de la Navidad de 1223, estaba Francisco con unos compañeros en la localidad italiana de Greccio. El grupo se encontraba en un paraje muy rocoso donde había una gruta natural. Francisco asoció el entorno con la proximidad de la Navidad; así que hizo un pesebre de tamaño natural en la cueva, trajeron un buey y un asno e invitó a las gentes del lugar a pasar allí la noche del 24 de Diciembre.
Reunidos todos, cuenta la historia, Francisco tomó la palabra para anunciar la buena noticia del Nacimiento de Jesús.
Mientras hablaba a la gente, la emoción le iba embargando hasta el punto de derramar lágrimas mientras pronunciaba las palabras “amor”, “salvación” y “paz”.
En un momento de elevación, los visitantes le vieron hablar con “alguien” situado en el pesebre, mientras lo acariciaba y se inclinaba a besarlo. La gente que le acompañaba, identificó la gruta con el portal de belén.
Santa Clara, fiel seguidora de San Francisco, asumió la iniciativa y difundió la costumbre por todos los conventos franciscanos.
La referencia más antigua que se tiene de un belén con figuras, data de 1252 en el monasterio alemán de Füssen. En España, es en el año 1300 cuando por primera vez se montó uno en la Catedral de Barcelona.
Habiendo sido Italia, el origen de esta tradición, es en este país donde destacan la riqueza de los materiales empleados; mármoles, corales y porcelanas, haciendo que sus nacimientos sean de los más ricos y suntuosos del mundo. Destaca especialmente por sus figuras refinadas y lujosas la escuela napolitana de figuras para el belén.
En España, la tradición de representar el momento del nacimiento de Cristo se introdujo a través del mediterráneo, procedente de Italia, debiéndose los primeros de ellos a los capuchinos de Barcelona; más tarde se extenderían a Madrid y a otras poblaciones. De ahí que en las zonas mediterráneas sean famosas las figuras del belén, destacando sobremanera las figuras del belén de Salzillo de Murcia.
Desde 1316 a 1334, en Aviñón el papa Juan XXII, fue el primer gran difusor de la costumbre del belén. Sin embargo es en el siglo XVI, cuando se favorece la devoción popular y se promueven los belenes en los países católicos, principalmente en iglesias y monasterios, de los que se conservan restos.
En el siglo XVIII el rey Carlos III contrató a los artífices valencianos José Ginés y José Esteve para construir un monumental belén de 600 figuras, que regalaría a su hijo Carlos IV.
La atracción y el gusto por los belenes se fue extendiendo a toda la sociedad, de manera que fueron apareciendo un tipo de figuras mas baratas y populares, siendo en el siglo XIX cuando la afición a construir belenes se había extendido por toda España, ingeniándoselas en todas las casas para instalar un belén en los días navideños.
En la actualidad la afición al belén, se mantiene muy alta, mereciendo destacarse su difusión en colegios, centros sociales y otras entidades e instituciones; los materiales usados son diversos, así como las técnicas de construcción: fibra óptica, artificios mecánicos, así como dispositivos electrónicos y audiovisuales. Cualquier material usado para la construcción de un belén, así como cualquier idea, son válidos cuando las cosas se hacen con fe, cariño, e ilusión.
El espíritu cristiano y tradicional de las fiestas navideñas, llega a nuestras calles y plazas, que iluminadas especialmente para estos días, se llenan de colorido y estrellas luminosas, así como a los escaparates de las pequeñas y grandes superficies, creando así un clima de Navidad más intenso entre todos nosotros.
Que la conjunción de estos elementos tan típicamente navideños, como los villancicos, la zambomba, la pandereta, y como no el belén, potencien y difundan nuestro arte y nuestra cultura enraizada en las costumbres populares, así como la Paz y el Amor que debe reinar entre todos nosotros y especialmente en estos días.
A todos vosotros ¡FELIZ NAVIDAD!
Pascual Muñoz Ramos