La Farola

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Generalmente una farola es una pieza del mobiliario urbano que se encarga de iluminar las calles de nuestros pueblos y ciudades. Ya sea sobre un pie o sujetas a la pared de nuestros edificios, las farolas son uno de los avances más importantes de la civilización humana en tanto han erradicado de las calles la sombría presencia de la noche, con todos los elementos oscuros que la acompañan y que, por su propia oscuridad y misterio, delimitan los más íntimos miedos del ser humano. Presencias inciertas, delincuencias aprovechadas, sustos más o menos intencionados, animales en acecho, fantasmas y apariciones de este o del otro mundo, pérdidas del camino o del Norte y otras desorientaciones varias, trajines mundanos...

Incluso la llegada de los nuevos desarrollos tecnológicos han visto mejorada su función gracias a la presencia de las farolas en nuestras calles: ¿Cómo podríamos conducir los nuevos vehículos en una noche cerrada sin empotrarnos unos con otros, todos contra las tapias, todos contra el bordillo, en un amasijo de coches, tractores, motos y bicicletas? 

Pero hay farolas y farolas.

No todas las farolas son igual de importantes ni cumplen una función destacada en el caos de la noche urbana.

Hay farolas que, calladas, humildes, desempeñan su trabajo especial, sublime, rayando lo heroico y lo valiente. Farolas anónimas que no piden nada a cambio: Ni una limpieza especial de sus pantallas, ni una placa de reconocimiento pegada al lado, ni un trato de favor que le otorgue una protección más efectiva ante los vándalos de las pedradas. Farolas sin nombre que no buscan privilegios ni honores.  FAROLAS QUE SALVAN VIDAS todos los días. Las vidas de los transeúntes que, de un modo negligente, eso sí,  caminan por el asfalto sin subirse a la acera, la vida de los ciclistas que circulan por su derecha, la vida de los niños que corren por la calzada, la vida de los conductores que conducen por la Calle Alfonso X el Sabio.

Sí, esa es nuestra farola: La farola de la Caseta de la Luz, en la Calle Alfonso X el sabio.

 FArola de la Caseta de la Luz


¿Cómo?

¿Que todavía no han encontrado el trabajo especial que realiza esta farola? ¿Que les cuesta valorar la meritoria protección de la vida humana que desempeña? Vamos a mirar de nuevo la fotografía.

FArola de la Caseta de la Luz


¿Cómo?

¿Todavía no? 

¿No reconocen su especial ubicación y trascendencia? ¿No encuentran el final de la flecha?

Pues acerquemos la fotografía.

 Bache de la Caseta Bache Caseta de la Luz
Bache de la Caseta de la Luz con las piedras recogidas 


Esto es lo que ilumina la farola de la Caseta de la Luz: el famoso y añejo bache de la Caseta de la Luz, vecino de la calle desde tiempos inmemoriales y gran conocido por sus grandes piedras sueltas que algunos vecinos se empeñan en recolocar en su sitio para evitar su peligrosa circulación por la calle, fuera del hoyo. Porque las piedras de hormigón del bache ruedan por las inmediaciones como los “chuchos” por las calles del Oeste. Salen del agujero por la mañana y se sientan en un banco del parquecillo cercano para tomar el sol o para ver pasar a los niños camino del colegio. Esperan la llegada de alguna rueda imprudente para saltar del bache y rebotarse contra el caucho caliente. Acechan el paso del tacón infortunado para agarrarlo y reírse con su risa de cemento roto.

Esto es lo que ilumina la farola de la Caseta.  Y el vecino que llega de noche a la zona ve reflejarse la luz sobre el terreno resquebrajado y lo esquiva y lo evita, salvando los cantos rodados, burlando el desnivel...

Sí, un duro trabajo de años que jamás ha recibido el reconocimiento de las autoridades ni el agradecimiento de la ciudadanía.    

Y tú, qué opinas ...