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Las últimas lluvias, y las anteriores y las de la semana pasada y las de la anterior y las del mes pasado y las de diciembre han hecho de Membrilla un lugar diferente, desconocido hasta ahora. Tanto que empieza a influir en el comportamiento de sus habitantes. Se sospecha, incluso, que se están empezando a producir mutaciones para la adaptación al agua.
Adaptación de la letra de la canción de "los refrescos"
Podéis no tener Centro de Salud (o uno muy viejo),
podéis no tener cines, ni teatros, ni museos,
podéis tener corrales con gallinas medio ahogadas
pero al crecer el río, ¡vaya, vaya!,
¡¡Ya hay playa!!
¡Vaya, vaya!
¡¡Ya hay playa!!
¡Vaya, vaya!
Podéis decir a gritos que no se seca la ropa,
podéis ganar goteras, podéis gastar fregonas,
afirmaréis seguros que el pabellón mana agua
pero al crecer el río, ¡vaya, vaya!,
¡¡Ya hay playa!!
¡Vaya, vaya!
¡¡Ya hay playa!!
¡Vaya, vaya!
Podéis tener las calles con mil baches diferentes
y, al lado, la del Guá donde siguen los de siempre,
podéis no tener nada de trabajo en vuestras manos,
pero al crecer el río, ¡vaya, vaya!,
¡¡Ya hay playa!!
¡Vaya, vaya!
¡¡Ya hay playa!!
¡Vaya, vaya!
Podéis no tener cine ni otros ocios similares,
podéis no tener suerte en organismos oficiales,
Polígonos en sueños, ni sal en las nevadas...
pero al crecer el río, ¡vaya, vaya!,
¡¡Ya hay playa!!
¡Vaya, vaya!
¡¡Ya hay playa!!
¡Vaya, vaya!
¡Escucha, Membrilla!
Podéis tener movidas ¡hace tiempo!,
Movidas y otros temas con el Ayuntamiento,
podéis rogar a Villa
o al Elipe o al que haya,
pero al crecer el río, ¡vaya, vaya!,
¡¡Ya hay playa!!
¡Vaya, vaya!
¡¡Ya hay playa!!
¡Vaya, vaya!