Los Gozos a María Santísima del Espino, el himno de la fiesta patronal de los Desposorios

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Membrilla celebra desde el siglo XIII las fiestas patronales de los Desposorios de Ntra. Sra. del Espino con san José, festividad enmarcada por un singular compendio de tradiciones que la hacen única. Entre los elementos que la configuran se encuentran figuras tan características como los alabarderos o los Cumplidores, actos tan señalados como la Bajada o la Subida de la imagen a su ermita y celebraciones religiosas tan especiales como el Novenario. Y será precisamente este Novenario el que nos rescate uno de los símbolos más reconocibles de los Desposorios: Los Gozos a la Virgen, cántico usado en la actualidad, siguiendo una tradición de siglos, como Himno de la Patrona, a falta de un himno oficialmente reconocido.

En la liturgia popular, los Gozos son una composición en verso dedicada a una devoción concreta, que el pueblo aprendía de memoria y cantaba en solemnidades muy señaladas. Su origen es medieval, pero la mayor parte de los gozos aparecerá en los siglos XVII y XVIII. Suelen ser de autor anónimo, pero se nota su pluma erudita, en muchos casos párrocos. Por lo general, se dividen en coplas, con forma de redondilla, y un estribillo que se repite al final de cada una.

Los Gozos a la Virgen del Espino arrancan con una introducción muy familiar para los vecinos de Membrilla en la que se incluye, en los dos últimos versos, el estribillo que se repetirá durante todo el cántico:

“Pues todo el poder divino
por Madre de Dios tenéis,
pedimos nos amparéis,
Virgen Santa del Espino.”

La primera aparición documental de los Gozos de que disponemos se encuentra en el primer Novenario impreso que ha llegado a nosotros: La “Sagrada Novena de María Santísima, Señora Nuestra, con el misterioso título del Espino, sita en su magnífica ermita del Castillo del Tocón, extramuros de la Villa de la Membrilla, Campo de Montiel, y Arzobispado de Toledo”. Se trata de una publicación sin datar, ordenada “siendo cura de la Iglesia Parroquial de dicha villa don Juan Pablo Muñoz”, que según informes del posterior párroco Avelino Ortiz, lo fue entre los años 1771 y 1774. El propio sacerdote firmará la Introducción y las advertencias para realizarla, pero desconocemos la autoría del resto de los textos. El Novenario se compone de un Acto de Contrición, una oración preparatoria para cada día, seguida de Padrenuestros y Avemarías, y una oración diaria de ofrecimiento.

Es en este momento cuando el sacerdote introduce en una acotación el hecho histórico de los Gozos: “Ahora se CANTARÁN o rezarán los gozos siguientes, que se repetirán todos los días, a los que concedió 40 días de indulgencia el Ilustrísimo Sr. D. Fr. Lucas Ramírez, Obispo de Tanes”. Es decir, a finales del siglo XVIII el pueblo de Membrilla ya cantaba los Gozos a la Virgen en su Novenario. Los gozos eran más que una oración: existía una melodía que probablemente se acompañase con el impresionante órgano de tubo situado junto al coro del templo parroquial.

El hecho de que el citado franciscano Lucas Ramírez, a propuesta de Carlos III, fuese obispo de Tanes entre 1761 y 1769, nos sitúa los Gozos en un periodo previo al del cura Muñoz en Membrilla o, como mucho, coincidentes en un mínimo espacio de tiempo entre la marcha de uno y la llegada del otro. Poco nos aclara si la autoría de los Gozos pertenece al sacerdote local o si su única y valiosa aportación fue su interés en que el Novenario y los Gozos que había encontrado a su llegada a Membrilla viesen la luz mediante su edición impresa.

Tampoco queda claro el porqué del interés del obispo Lucas Ramírez en conceder especial indulgencia a los Gozos a María. Don José Jiménez consideraba al obispo “sin duda auxiliar de Toledo”. Lo que no cabe duda es su manifiesta devoción por la figura de María Inmaculada, dogma proclamado en 1854, siendo uno de los defensores de su nombramiento como copatrona de España (junto a Santiago el Mayor, que ya lo era desde 1630). Para el obispo Lucas Ramírez, que María bajo el misterio de su Inmaculada Concepción fuese elegida “en patrona o copatrona de este Reyno, es muy gloriosa para la misma Madre de Dios, de mucha honra y utilidad para nuestro Monarca y todos sus Reynos, y en nada deroga, antes ennoblece más al patronazgo de Santiago”. (Ms. Archivo Simancas). María Inmaculada sería proclamada patrona de España el 25 de diciembre de 1760 por el papa Clemente XIII a solicitud de Carlos III.

 

 

Más de siglo y medio después, en 1932, el hijo de Membrilla D. José Jiménez Manzanares, deán de la Catedral de Ciudad Real, quiere celebrar de manera especial el 25 aniversario de su Primera Misa (Membrilla, 2 junio 1907) y su devoción a la Virgen le impulsa a prometerle la reimpresión del antiguo Novenario, del que afirma “nunca conocimos más que un ejemplar”, para evitar su total desaparición. Jiménez Manzanares reconoce que ha retocado el Novenario (“obligados retoques a su ortografía, arcaica, y a su estilo, anticuado.”) Entre las principales modificaciones introducidas se encuentran los Gozos, y así lo explica: “Donde mayor esfuerzo de retoque hemos tenido que hacer ha sido en los Gozos, que al lado de frases y conceptos felices, contienen otros muy premiosos y retorcidos.” Y destaca el hecho de que estén “indulgenciados” por el Obispo de Tanes.

Sin embargo, el principal cambio lo realiza al sacar los Gozos del cuerpo del Novenario y eliminar toda referencia a que sean cantados en un determinado momento. Los sitúa impresos al final del Novenario, sin ninguna indicación de su ubicación en el acto religioso.

Pero por otro lado introduce una importante novedad: Por primera vez incluye una partitura con la melodía de los Gozos y explica: “Debemos la reproducción de estos gozos populares y antiguos a la devota diligencia del competente sacerdote y buen paisano nuestro D. Blas Romero Cano.”

Blas Romero Cano (1882-1962), sacerdote natural de Membrilla, había destacado por sus extraordinarias cualidades musicales que le habían llevado desde Ciudad Real hasta la colegiata de Antequera, donde fue cantor, y a la catedral de Cádiz en 1913, como capellán de coro, primer bajo de capilla y segundo salmista. Posteriormente, sería profesor de canto gregoriano en Madrid. De 1913 están datadas unas crónicas que le definen además como “ferviente devoto de Ntra. Sra. del Espino”, a la que dedicó alguna que otra obra propia. Entre sus principales aficiones se encontraba la de rescatar la música tradicional manchega, en general, y de Membrilla, en particular, sirviéndose de la transmisión oral como única herramienta. Romero Cano realizó una gran labor de recopilación de cantos populares, transcribiendo sobre el papel siglos y siglos de tradición musical de Membrilla. Los Gozos escuchados desde su niñez no podían pasar desapercibidos para el sacerdote, que plasmó la melodía centenaria sobre la partitura; la original barroca, pues aún no recoge todos los cambios realizados por Jiménez en la letra.

La idea de Jiménez Manzanares sirvió así para rescatar y transmitir la partitura de Romero Cano que años más tarde, a finales del siglo, sería la base para la instrumentación de los Gozos que hoy conocemos, interpretados por nuestras bandas de música como Himno a la Patrona en momentos tan especiales como su Bajada y Subida a la ermita. Los Gozos salen del interior del templo, del exclusivo marco del Novenario, y se convierten además en un Himno en la calle. Destacamos tres instrumentaciones principales en este proceso, en las que la melodía recuperada por Romero Cano no cambia, sólo existen variaciones en la armonía y el acompañamiento según la sensibilidad del propio arreglista:

En torno a 1996, Francis López-Villalta, camarera de la Virgen del Espino, entrega a su sobrino músico Gustavo Ramírez un ejemplar del Novenario de D. José Jiménez, sugiriéndole que realice una instrumentación de la melodía recogida por Blas Romero para que la Asociación Musical Maestro Emilio Cano la interprete en honor a la Virgen, en lugar del Himno Nacional. Gustavo Ramírez realizará una instrumentación para la banda con cuatro nuevos compases de introducción que, tras unos retoques posteriores, regalará a la propia Cofradía de Ntra. Sra. del Espino como “Himno a la Virgen del Espino (Música para los Gozos)”. Don Pedro Roncero sería el encargado de dibujarle una portada y contraportada.

Años después, en 2013, llega a manos de Jesús Herrera Jiménez, director de la Banda de Música Virgen del Espino, la partitura de la melodía de los Gozos realizada por Blas Romero, y decide realizar una instrumentación propia para su banda que sustituya en los actos especiales de la Patrona el Himno Nacional por un “Himno a la Virgen del Espino”, inspirado en los Gozos. Herrera incluirá a la melodía original una pequeña introducción de percusión con redoble in crescendo.

En 2016, el músico Emilio Cano Jiménez recibe el permiso de los descendientes de Romero Cano para registrar una instrumentación personal de los Gozos en las que Romero Cano aparece como autor y Emilio Cano como arreglista, en una versión que añade cuatro nuevos compases introductorios a la melodía original. Esta versión se ha interpretado sólo una vez ante la Patrona: en la Vigilia celebrada con motivo del 50 Aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen del Espino, el año 2018. A fecha de hoy, es la única adaptación registrada en la Sociedad General de Autores, como “Himno a la Virgen del Espino” con música de los Gozos.

Fdez. Megías

 

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