Los Faranduleros nos presentan una original e interesante Revista Hablada dentro de las I Jornadas de la Vid y el Vino

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Sábado 23 de noviembre, la Casa de Cultura de Membrilla acogía la primera parte de las jornadas homenaje a la vid y el vino organizadas por la Asociación de Cultura y Ocio Los Faranduleros.

Preside el escenario una gran mesa decorada con jarras de barro como las que se solían utilizar antiguamente para beber el zumo de vid. Al fondo del escenario una mesa de pintor que fue ocupada por Manuel García, quien se dispuso a pintar, en directo, un lienzo con la peculiar técnica del vino.

A continuación ocuparon la mesa los ponentes que pondrían voz a una original revista hablada. Vicente Alumbreros, editor de la revista digital Membrilla.com, fue quien se hizo cargo del editorial, en el que hizo un repaso por la importancia y el significado del vino, por ejemplo en la mitología, refiriéndose al dios Baco y a las bacanales que en su honor se celebraban. Hizo también alusión a la filosofía, destacando la mayéutica de Sócrates de la que él mismo se sirve a partir de su frase más célebre «solo sé que no se nada». Bien traído estuvo a esta editorial este método de aprendizaje en el que el individuo descubre la verdad por sí solo. Aludió también Vicente a nuestras costumbres manchegas entorno al vino, teniendo este la capacidad de unir a los amigos entorno a un zurra, avivando, en el público que había en la sala, esa imagen que probablemente todos hemos contemplado alguna vez con el lebrillo y el cazo dispuesto a repartir tan rico elixir. Terminó su elocuente intervención rubricando el editorial, no con su nombre, sino con la manera más entrañable de darse a conocer: como nieto mayor de La Encarna del vino, en un homenaje implícito a los muchos despachos de vino distribuidos por el pueblo, hace unos años, que despachaban en casas particulares vino a granel. El despacho de Encarna Muñoz Muñoz, abuela de Vicente, fue uno de ellos.

A continuación, y a modo de ilustración, sonaba la música, y Julián Jiménez le ponía voz al precioso tema Latino, de Francisco.

La primera página de esta singular revista estuvo firmada por el sacerdote Juan Antonio Ruiz que tomaba la palabra resaltando la elaboración del vino y la inspiración que este elixir ha proporcionado a los poetas. Definió el vino como símbolo de vida, presente en la eucaristía, Jesús asociaba el vino con su sangre. También símbolo de la muerte. Símbolo de la sabiduría divina: el Espíritu Santo. Señaló al vino como elemento fundamental en los banquetes, símbolo de amistad y alegría. Nada más y nada menos.

Turno ahora para otra ilustración musical, en este caso en la voz de nuestra paisana Gema Ballesteros que interpretó el desgarrado tema Copa rota, de Alci Acosta.

Llegamos a la tercera página en la que el músico local Emilio Cano tomaba la batuta, nunca mejor dicho, para orquestar la similitud entre la música y el vino. Dijo con acierto que componer música y elaborar vino es un arte. Para hacer música y vino hay que amar lo que se hace. Recordó también que degustar vino y escuchar música estimula las endorfinas, esto en los humanos, en las plantas, algo parecido; explicó el experimento llevado a cabo en unos viñedos en los que el dueño distribuyó altavoces por la plantación y el fruto que en esas vides cuajó fue de exquisita calidad. Resaltó también Emilio que España es un país con excelentes vinos y deseó, para finalizar, una larga vida al maridaje del vino con la música.

Después de la intervención de Emilio aparecía en escena nuestro vecino de La Solana Francis Alhambra, con su guitarra, con la que nos interpretó una preciosa balada compuesta para la ocasión y titulada Aquella tarde.

Lucila Menchén, farmacéutica y nutricionista, se hacía cargo de la cuarta página de la revista abordando su intervención desde el punto de vista sanitario desde el cual, dijo, el vino es considerado como un alimento por las propiedades que aporta. Nos contó que el vino contiene un 95 % de agua además de minerales y vitaminas del grupo B y A. Destacó además el placer que supone compartir un buen vino. Advirtió del consumo moderado y recitó dos poemas referentes al vino escritos por su abuelo y por su padre. Finalizó Lucila brindando por una buena salud.

Francis Alhambra, que no había abandonado el escenario, volvió a embriagarnos con las notas de su guitarra, en esta ocasión para acompañar a Manoli Jiménez que recitó el precioso poema de Alberto Cortéz El Vino.

La quinta página estaba reservada para la literatura y con ella nos deleitó Cosme Jiménez, maestro y poeta, quien habló del vino en la literatura y citó al Arcipreste de Hita, a Fernando de Rojas, a Tirso de Molina, a Cervantes, a Lope de Vega, a Quevedo, Gongora, Goethe, Lorca y Neruda, entre otros, declamando, con la buena dicción que le caracteriza, pequeños fragmentos de algunas de las obras de estos literatos en las que se hace referencia al vino. Puso Cosme un toque de humor aludiendo, de vez en cuando, a los nueve minutos que le habían concedido para intervenir, dejando implícito que bien podía haber empleado otros tantos minutos para dar a degustar el manjar de las palabras que, nos atrevemos a afirmar, cobran especial significado si quien las pronuncia es un seductor rapsoda. Terminó Cosme con una cita de G.K. Chesterton: «Bebed porque sois felices, pero nunca porque seáis desgraciados.»

Hacía entonces su aparición en escena el personaje de Tomé, de la obra de Lope, El Galán de la Membrilla, a quien le puso voz y gracejo interpretativo José Bernardo Jiménez, en un monólogo en el que, achispado él, analizaba la confusión del personaje al entregar las misivas que desencadenaron la trama de la obra, haciendo una inclusión anacrónica del Whatsapp, aplicación con la cual se podía haber evitado la confusión… dijo Tome, arrancando las risas del público.

El punto final lo ponía Vicente Alumbreros quien agradeció en nombre de Los Faranduleros a las personas que habían intervenido en esta revista, así como al público asistente a la misma.

Solo quedaba realizar el sorteo, que estaba anunciado en los carteles, del lienzo que estuvo pintando en directo Manuel García. Pedro Bellón fue el agraciado quién, tras recibirlo, mostró la pintura: una cepa en invierno, podríamos titular el trabajo, con permiso del autor.

Un brindis de todos los participantes ofrecido al público cerraba el acto cuando todavía resonaban en los asistentes las estrofas del poema de Cortéz: «…Pero… ¡qué lindo es el vino! el que se bebe en la casa, del que está limpio por dentro y tiene, y tiene brillando el alma…»

Alicia Jiménez Muñoz

 

 

 

 

 

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