Que el sonido de una jota manchega mueve algo en el interior de un vecino de estas tierras es algo incuestionable. Pero el sonido de la Jota de Membrilla bajo el cerro del Espino, con la Patrona al fondo, ya es algo especial.
La multitudinaria romería de san Isidro perdería parte de su atractivo sin la entrañable estampa de más de medio centenar de manchegos y manchegas bailando a los pies de la ermita, de los que estaban y de los que se suman al baile empujados sin remedio por el sonido de una bandurria, porque eso se lleva en la sangre.
Manchegos de tres años, ojo. De los que pierden el Norte a cada vuelta para reencontrarse rápido con el compañero o compañera y recomponer el paso marcado por el compás de la jota de turno, con la Mancha Manchega en la mirada.
Manchegos de cinco, seis, siete años… de los que saltan y saltan, y giran como si les fuera la vida en la Jota de la Vendimia, y los mayores, conscientes ya de la elegancia de los brazos erguidos, del giro riguroso, de notas y fandangos…
Manchegos adultos, algunos incluso pasando la frontera de los setenta, de los que reviven las fiestas antiguas en el sonido de las guitarras, de movimiento elegante y porte elevado, de giros medidos y faldas rebeldes, de castañuelas firmes y precisas.
Que la Junta Directiva de la Hermandad de San Isidro plantease hace años imprimir un carácter más manchego y costumbrista a la fiesta, con trajes, elementos y rondallas, como la Marmaria este año, fue un acierto. Que Manoli Muñoz, monitora de bailes regionales en la Universidad Popular local desde hace 25 años, aceptase sumarse a la iniciativa con sus grupos de alumnos, fue la consolidación del proyecto. Mucha organización, mucho calor en la explanada, muchos niños y muchas zapatillas, lazos y delantales desatados que Manoli va componiendo al paso, con la sonrisa siempre, incluso con lumbago. Pero hoy, la participación de los manchegos en la procesión y la actuación tras la misa de campaña de san Isidro se han convertido en un elemento indispensable en la celebración dominical de la romería.
Más de sesenta manchegos y manchegas de todas las edades bailando una jota a los pies de la ermita… Nuestra particular Jota de la Vendimia. La de Membrilla. Verdad y sentimiento.- Fdez. Megías.