El pasado sábado 25 de mayo, Los amigos del teatro se acercaban al vecino pueblo de Manzanares y, en el bello espacio escénico de su Gran Teatro, dieron cuenta de solidaridad y buen hacer sobre las tablas, poniendo en escena “Melocotón en almíbar”, de Miguel Mihura.
Ya habían estrenado esta obra en Membrilla, concretamente los días 3 y 4 de mayo y, como viene siendo habitual en este grupo, con carácter benéfico. Fue Basida de Manzanares (Asociación de carácter benéfico y asistencial, sin ánimo de lucro y Declarada de Utilidad Pública), los beneficiados en esta ocasión. En la representación de Manzanares, una hermandad de Semana Santa fue la beneficiada.
Dirigidos por la vecina manzanareña Teresa Serna, este grupo de teatro se subió al escenario de nuestra Casa de Cultura, con el buen humor como primer ingrediente de este montaje, no faltó tampoco la picaresca, ni las torpezas premeditadas por el autor y bien interpretadas por el elenco habitual de este grupo; con todo ello veíamos a Ascensión Cano en el papel de Nuria, Blas Cano dándole vida a El Nene, Ángel Villalta, representaba a Carlos y Manuel Márquez encarnaba a Federico, cuatro personajes que desempeñaban el papel de una banda de torpes atracadores dirigidos por El Duque, muy bien interpretado por José Muñoz. Todos ellos sorteando los envites de las inteligentes deducciones de una monja enfermera y casi detective, pero sobre todo, impredecible a cada momento, papel en el que Pilar Ramos se metió de lleno, arrancando en numerosas ocasiones la carcajada del público. No faltaron a esta cita las intervenciones de la casera doña Pilar, a quién le dio vida Ascensión Núñez y las de la vecina Rosa, interpretada por Lola Jiménez.
El título de la obra, Melocotón en almíbar, resultó ser el nombre de una técnica de atraco que Mihura se sacaba de la manga emulando el género policiaco de películas famosas, en las que las bandas de ladrones ponen nombre al modus operandi delictivo.
Una divertida comedia que tocó la tecla del recuerdo cuando, al ver el anuncio de esta representación, de inmediato me transporté al inicio de los años 80 cuando un grupo de estudiantes de EGB, del colegio Virgen del Espino, dirigidos por don Pedro de Gracia, representaba esta obra de teatro en el escenario de la Caseta Municipal. Probablemente la pondrían en escena para recaudar fondos para la excursión de fin de curso. En cualquier caso un valor inteligente el de recurrir al teatro en la escuela por su capacidad de desarrollar la creatividad y potenciar la memoria.
En esta ocasión, Los amigos del teatro, se valen de la dramaturgia para divertirse, para divertirnos, para ayudar al prójimo, también para fomentar la cultura de nuestro pueblo y son los encargados de poner el punto final a la programación teatral de la temporada. Lo hacen con una sonrisa, la de los integrantes de Basida, seguro, así lo expresó un representante de esta asociación, al término de la función del sábado día 4 de mayo, que subió al escenario para entregar un diploma de agradecimiento a Los amigos del teatro, y otra sonrisa más grande aún es la que reflejamos los asistentes a estas representaciones que esperamos con ilusión, y no sé si del todo conscientes del grandísimo trabajo y responsabilidad, grupal y sobre todo personal, que conlleva poner en escena una función teatral.
Leí por algún sitio que solo aquellos que aman el teatro entienden la felicidad que se siente al despertar emociones en los demás; Los amigos del teatro seguro que lo saben y los espectadores de Membrilla tenemos el privilegio de contar con ellos para dejarnos emocionar.
Alicia Jiménez Muñoz