Membrilla celebra la fiesta de la Cruz de mayo

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La fiesta de la Exaltación de la Cruz se celebra el día 3 de mayo y su origen es anterior al siglo XVI en nuestra población.

El origen real de estas fiestas se pierde en el tiempo, suponiéndose su carácter pagano dada su vinculación a determinadas fiestas populares de la primavera en las que se vestía y adornaban troncos de árboles. Su origen cristiano está en el hallazgo de la Cruz donde murió Cristo por Santa Elena, madre del emperador Constantino.

En Membrilla existen cruces muy antiguas: La Cruz Dorada, la Cruz Verde, la de San Miguel, las dos de la calle Nueva, la de la Plaza del Sitio y la de la Iglesia, del siglo XV o anterior. Esta última, dado su valor, ha sido sustituida por una réplica exterior, guardándose la original en la Capilla del Santísimo. Ello confirma el que la devoción a la Santa Cruz en nuestra localidad sea incluso anterior al siglo XVI, en el que ya podemos encontrar nuestra Cofradía de la Veracruz. Según los estudios realizados por el maestro e historiador local Pedro Almarcha “era frecuente en estas fechas colocar cruces en sitios visibles y en determinada época del año se hacía una procesión a estos lugares. Así nos es conocido el paraje de las Cruces, en las afueras del pueblo y en el camino de la Solana; de él sale el Camino de las Cruces, que une el camino de la Solana con el camino de Montiel. Asimismo se nos menciona en 1642 la calle que viene del Calvario. Igualmente nos son citados algunos de los actos religiosos que se realizaban en este siglo.”

El culto a la Cruz se consolidará durante este siglo XVII, alcanzando una considerable importancia en los siglos siguientes. Según los mencionados estudios de Pedro Almarcha, durante esta época “las luminarias se encienden el día 2 de mayo a eso de las tres de la tarde en que eran bendecidas por el sacerdote, que las visitaba una por una. Y ya quedaban abiertas hasta la misma hora del día tres. La cruz se solía vestir en las iglesias, ermitas, en las calles y dado que el número de éstas quedaba pequeño se hacía también en una habitación de una casa particular. Las cruces se sitúan en los accesos más importantes de la población siendo su principal objetivo el fomentar la fe y exaltar la Cruz, a la vez que servía de distinción y protección; de distinción e identificación ante otras confesiones religiosas y de protección ante la adversidad.”  Estos mismos estudios nos desvelan el hecho de que las cofradías vinculadas a la Veracruz o la exaltación de la Cruz tuviesen entre sus funciones la de vestir estas cruces de mayo y nos avalan la existencia y la importancia de los mayos en sus dos vertientes: la religiosa y la profana, esta última hoy desaparecida.

La devoción popular a la cruz de mayo continuó en los albores del siglo XX. El hecho de que los primeros signos de laicismo extremo y radical en nuestra población antes de la guerra fuese “robar” las cruces de mayo que adornaban nuestras calles demuestra el gran simbolismo que concentraban, fruto de esa devoción y esa fiesta. Una celebración que se recuperó tras la contienda en calles y casas vecinales, dejando sembradas las calles de hogueras en la noche del dos de mayo, costumbre muy arraigada en casi todas las esquinas de Membrilla hasta la década de los 80 en la que los nuevos usos urbanísticos y el alquitranado de las calles  acabó con la vieja tradición.

Las cruces de mayo han llegado al nuevo siglo tímidamente, casi al borde de la desaparición, pese a los continuados intentos de revivir la tradición impulsados desde el ayuntamiento de la localidad y al gran esfuerzo e implicación de varias asociaciones y vecinos de Membrilla. Situadas en la calle se visten con motivos florales, religiosos y otros ornamentos. También se visten cruces en los domicilios particulares, generalmente como ofrecimiento por una promesa. En todas, aún pueden encontrarse pequeños retazos de antiguas costumbres, como el centeno. Los vecinos o familiares encargados de vestirlas invitan a los visitantes a zurra y puñao de frutos secos.

Durante los últimos años determinadas cruces son de visita obligatoria la noche del 2 de mayo: La antiquísima Cruz Verde, vestida por los vecinos de la zona;  la Cruz vestida por la Asociación de Amas de Casa en su sede del Espino; la Cruz vestida por los vecinos de la Calle de Santiago en la conocida esquina de la ferretería o la cruz frente al monasterio de las Concepcionistas Franciscanas; las cruces de la calle del Prado o la Cruz vestida tradicionalmente desde finales del S. XX por el Grupo Cultural El Galán de la Membrilla, antes en la Casa de Cultura y desde el incendio y remodelación de la misma en el Centro Cultural de San León. A estas cruces por lo general habituales se suman otras vestidas puntualmente por vecinos movidos por la tradición o promesas, incluso algún año por hermandades religiosas, como la Cofradía de la Virgen del Espino, la hermandad de la Verónica o la Hermandad de la Soledad.

 Los mayos

Como es habitual en toda celebración, la fiesta de la Cruz de Mayo en La Mancha tiene su propia música que la caracteriza y la dota de un elemento singular: El mayo manchego. Acompañado de guitarras y bandurrias, este peculiar canto suena por las calles de Membrilla la noche del dos de mayo en su ya tradicional exaltación a la Cruz. son característicos de estas fiestas los mayos cantados por el Grupo Los Toconeros y la Rondalla Marmaria, que recorren las calles visitando las cruces. Rondallas a las que en los últimos años se ha unido la de las Amas de Casa.

De los orígenes del mayo poco se sabe, considerándolo vinculado a toda exaltación musical de la propia fiesta con las características que cada época y circunstancia le aporta. Ya en el siglo XIII Alfonso X El Sabio hablaba del mayo en sus Cantigas a Santa María. Del mismo modo, es habitual encontrar referencias a esta forma musical en el romancero y en las manifestaciones literarias del Siglo de Oro. Algunas de las letras que hoy se cantan tienen su origen en el siglo XVII.
Hay dos clases de mayos: los mayos religiosos y los mayos profanos. Los primeros pueden subdividirse en dos grupos atendiendo al destinatario del canto: los mayos de exaltación a la Cruz, tradicionalmente vinculados a la celebración de esta fiesta y a la visita a las cruces la noche del dos de mayo, y los mayos a la Virgen, dedicados a la figura de María y cuyo ámbito temporal se extiende a lo largo de todo el mes.

Los mayos profanos son de tema amoroso y son habituales de grupos de amigos y rondallas que recorrían las calles de la localidad rondando a las mozas del pueblo y alabando sus virtudes y belleza, con mejor o peor fortuna.

El canto de los mayos va acompañado musicalmente por guitarras, bandurrias, laúdes y pequeños elementos de percusión, entre los que se encuentra la tradicional botella de anís.- Fdez. Megías

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