El sacerdote Rubén Villalta Martín de la Leona impartió la conferencia “El culto a Jesús, la Virgen y los Santos a través de sus imágenes” el pasado martes en la ermita de San Mateo dentro de las actividades formativas programadas con motivo de la celebración en Membrilla del 75 Aniversario de la Bendición de las imágenes de Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de la Soledad.
Ante los numerosos vecinos que llenaron la iglesia, el sacerdote natural de Membrilla y destinado en Valdepeñas, realizó un recorrido muy acertado y cuidado por la historia de las representaciones artísticas de Jesús y María, intentando seleccionar los momentos claves en su culto que marcaron la trayectoria de la iconografía.
Rubén Villalta explicó cómo, aunque el Antiguo Testamento prohíbe la representación de Dios, la Teología de la Encarnación abrirá una vía de justificación a las representaciones de Jesús: Como a Jesús lo pudimos ver, porque se encarnó en Hombre, podemos representarlo. A partir de ahí, Rubén desgranó la evolución del arte desde las primeras representaciones de Jesús solamente como símbolos o alegorías, hasta el joven Jesús imberbe y de caracteres romanos de las primeras representaciones en sarcófagos del siglo IV. Una imagen que fue pronto sustituida en el imaginario cristiano por la figura de los llamados Cristos siriacos, de cabello largo y barba, herederos de la tradición aportada por los rasgos humanos plasmados en la Sábana Santa de Turín, de la que los cristianos tienen conocimiento muy pronto.
Respecto a la representación de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas, una de las imágenes protagonistas del 75 Aniversario, el sacerdote hizo referencia a dos momentos muy diferenciados en la historia del arte: unas primeras representaciones de Jesús en su divinidad, de origen oriental, ayudado por Nicodemo o portando la cruz al revés, simbolizando no cómo llevó realmente el madero, sino que abrazó la cruz por nosotros. Y, posteriormente, la tendencia occidental, influenciada por los franciscanos que custodiaron los Santos Lugares desde el siglo XIV y que establecieron el Viacrucis como modo de que los peregrinos recorriesen el camino de Jesús hacia el Calvario. Surgen además los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, que invitaban a contemplar el sentimiento y la humanidad de Jesús. De todo ello emergerá en el culto y en el arte la figura del Jesús cansado bajo el peso de la cruz en su camino hacia el Calvario y derivará en imágenes que intentan reflejar su sufrimiento.
Respecto al culto a la Virgen María, el sacerdote se refirió a la evolución seguida en el tiempo, desde lo que en principio fue una prohibición hasta las primeras representaciones en las catacumbas romanas, pero nunca sola hasta el siglo XVI: siempre relacionada con Jesús en alguna escena. Y en la mayoría de los casos, rodeada de múltiples símbolos que encerraban para los cristianos significados relacionados con su culto y su devoción.
Las representaciones de María se hicieron en ciclos que copiaban a los de Jesús: natividad, pasión… Representaciones que fueron insertando detalles ajenos a culto hasta que llegó la contrarreforma y acabó con las distracciones innecesarias. Y culminando en la otra imagen objeto del Aniversario: la Dolorosa. La Virgen participará en el dolor de Jesús y las imágenes mostrarán a una Madre de dolor intenso y contenido.
Rubén Villalta cerró su aplaudida intervención justificando sentido último de las representaciones de Jesús y María y la importancia de su iconografía: un modo de ver a Cristo dentro de nosotros, al contemplar con los ojos las figuras de Cristo.